Impunidad y bajos fondos
UNA ACUSACI?N no es una prueba, pero alg¨²n fundamento ten¨ªa la del entonces diputado Ram¨®n Tamames cuando, hace unos seis a?os, acus¨® a los servicios de seguridad espa?oles de estar protegiendo a un delincuente internacional enriquecido con el tr¨¢fico ilegal de armas y sospechoso de otros delitos. Es lo que se deduce de la investigaci¨®n que actualmente realiza la propia polic¨ªa espa?ola en tomo a los ilegales favores prestados por varios polic¨ªas al famoso traficante sirio Al Kassar, detenido en 1992 por orden del juez Garz¨®n y en libertad desde hace un mes, tras haber pagado la fianza que le impuso el magistrado que sustituy¨® en el caso al hoy diputado por Madrid.La de Monzer al Kassar es una biograf¨ªa intensa en la que se cruzan negocios y aventura, relaciones con bandas terroristas y con los servicios secretos encargados de combatirlas, periodos de estancia en la c¨¢rcel y vida de lujo en Marbella. Buscado en varios pa¨ªses, lo que se ignora de sus movimientos en los ¨²ltimos a?os es m¨¢s que lo que se sabe, pero entre lo segundo figura que tras su expulsi¨®n de Espa?a en 198T sigui¨® entrando y saliendo de nuestro pa¨ªs. merced a complicidades policiales que ahora se investigan.Lo hace la brigada anticorrupci¨®n de la polic¨ªa, que tiene identificados a seis agentes y un n¨²mero indeterminado de miembros de otros cuerpos de seguridad sospechosos de haber facilitado los movimientos del millonario traficante. El hecho de que algunos de esos polic¨ªas tuvieran acceso a informaci¨®n confidencial sobre las investigaciones realizadas en torno a Al Kassar y sus colaboradores abona la sospecha de que el traficante y su entorno recibieron soplos que les permitieron eludir la acci¨®n de la justicia durante a?os. De hecho, se sabe que al menos un colaborador directo de Al Kassar consigui¨® salir de Espa?a, donde exist¨ªa una orden de detenci¨®n contra ¨¦l, tras haber sido alertado de que era reclamado por el departamento antidroga de Estados Unidos (DEA),
Un senador de dicho pa¨ªs, miembro del Comit¨¦ de Asuntos Exteriores, se dirigi¨® en mayo de 1992 al fiscal general estadounidense solicitando informaci¨®n sobre las relaciones "entre el narcoterrorista sirio Al Kassar y el servicio de espionaje espa?ol Cesid". La referencia a complicidades terroristas tiene que ver con las acusaciones de un activista palestino actualmente detenido en Italia y que, en una declaraci¨®n ante el entonces juez Baltasar Garz¨®n, reconoci¨® a Al Kassar como la persona, que entreg¨® al jefe de la operaci¨®n las armas que utilizar¨ªa el comando que secuestr¨®, en 1985, el buque italiano Achille Lauro.
Puede que su fama como pr¨®spero traficante de armas, profesi¨®n siempre en el l¨ªmite de la legalidad, haya influido en esa denuncia, pero tambi¨¦n estuvo buscado por un motivo similar por la polic¨ªa francesa -en relaci¨®n a un atentado antijud¨ªo-, y un agente liban¨¦s que result¨® gravemente herido en otro atentado producido en Espa?a le se?al¨® como probable informador del comando palestino que intent¨® acabar con su vida. Con orden de b¨²squeda y captura en Dinamarca, un proceso abierto en Austria por tr¨¢fico de drogas y armas, expulsado de Espa?a, perseguido por la DEA norteamericana, Al Kassar consigui¨®, sin embargo, eludir la c¨¢rcel hasta 1992, con excepci¨®n de una condena que cumpli¨® en el Reino Unido cuando ten¨ªa 23 a?os. A ra¨ªz de su detenci¨®n, fuentes del Ministerio del Interior indicaron que Al Kassar "facilit¨® en el pasado informaciones sobre el terrorismo ¨¢rabe", pero negaron que hubiera disfrutado de impunidad. Un a?o despu¨¦s, es la propia polic¨ªa la que investiga a los agentes que, por ejemplo, le esperaban a pie de avi¨®n en el aeropuerto de M¨¢laga para sacarlo del lugar, con gran aparato de coches, sin pasar por el control de pasaportes ni la aduana.
Entre los miembros de una banda de atracadores detenidos esta misma semana en M¨¢laga figuraba un cubano que simultaneaba esa ocupaci¨®n con la de confidente del Cesid. Ojal¨¢ que las investigaciones en tomo a Al Kassar culminen antes de ver a ese colaborador de los servicios secretos buscado por las polic¨ªas de medio mundo y protegido por la nuestra.
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