Guerras sin fin

Desde las monta?as salvajes de Anatolia a las bulliciosas calles de El Cairo, pasando por las accidentadas planicies del sur de L¨ªbano, Oriente Pr¨®ximo y su entorno son escenario de todo tipo de violencia. Como si unos se empe?asen en hacer olvidar y otros en arruinar las t¨ªmidas esperanzas que alimentan la laboriosa b¨²squeda de la paz entre Israel y sus vecinos ¨¢rabes.Una paz tan desesperadamente anhelada que perturba los planes y c¨¢lculos de los que han utilizado la guerra como medio de alcanzar sus fines. Tanto si luchan por una identidad rechazada, como los kurdos, como si lo hacen por fundamentalismo religioso, como los islamistas, todos justifican la violencia que los obnubila. Una lucha implacable que suele tener su r¨¦plica en la re presi¨®n de Estados que se debilitan ejerci¨¦ndola. (...)

Los odios son tan tenaces y la violencia tan programada que algunos quieren ver en ello la mano de una especie de gran demiurgo que alentar¨ªa y financiar¨ªa al actual partido de los beligerantes. Por alardear de su activismo religioso se ha acusado a Ir¨¢n, sin que por ello sea f¨¢cil saber con exactitud si los ayatol¨¢s han acompa?ado la palabra con la acci¨®n. Al incorporar Sud¨¢n a la lista de pa¨ªses acusados de apoyar el terrorismo, EE UU acaba de designar oficialmente a un nuevo culpable. ( ... ) En cualquier caso, la demonizaci¨®n del adversario no podr¨ªa reemplazar a la pol¨ªtica: m¨¢s que mitigar la violencia, la alienta.

, 20 de agosto