Paul Simon vuelve con Garfunkel por dinero
El m¨²sico, de 50 a?os, dice que la edad no deber¨ªa ser un factor negativo en el rock
Paul Simon lleva m¨¢s de dos d¨¦cadas respondiendo a preguntas sobre su relaci¨®n de amor-odio con Art GarfunkeI. A punto de reunirse con su ex compa?ero, en la que ser¨¢ la primera actuaci¨®n que realiza "por dinero" en los ¨²ltimos dos a?os, Simon afirma que prefiere evitar en lo posible las colaboraciones co el chico que conoci¨® en la adolescencia. En un encuentro con periodistas en Nueva York, Simon, de 50 a?os, analiz¨® en voz alta los problemas a los que se enfrenta una estrella de mediana edad que quiere seguir trabajando: "Ya va siendo hora de que los a?os dejen de ser un factor en el mundo rock. Los aficionados al jazz y al blues nunca preguntaron la edad de Miles Davies o Dizzie Gillespie".
Su oficina, ubicada en pleno Times Square, est¨¢ decorada con instrumentos musicales antiguos, muebles de la ¨¦poca colonial inglesa y flores naturales. Es un ambiente exquisito en el que Simon se mueve con lentitud. El bajito pero fornido cantante lleva calcetines blancos de angora, a pesar del calor pegajoso que resbala del otro lado de los siete ventanales. Su cara, un poco descolorida, tiene cierta expresi¨®n pat¨¦tica, de payaso que acaba de quitarse el maquillaje. Paul Simon parece tener todo el tiempo del mundo y se dedica a desmenuzar cada pregunta en frases circulares, como si su prurito de creador de met¨¢foras le impidiera pararhasta dar con la expresi¨®n espec¨ªfica."Cuanto m¨¢s mayor me hago, m¨¢s dificil me parece el trabajo del artista. Cada vez intentas ser m¨¢s honesto. Esa misma honestidad te obliga a rechazar muchas ideas", afirma el autor de la banda sonora de la pel¨ªcula El graduado y compositor, cuando ten¨ªa 20 a?os, del tema El sonido del silencio La creaci¨®n es cada vez m¨¢s compleja para un hombre que antes de llegar a la treintena ya era historia en la m¨²sica pop norteamericana: su elep¨¦ Puente sobre aguas turbulentas bati¨® todos los r¨¦cords, cosech¨® seis Grammy y vendi¨® siete millones de copias.
Frustraciones
En la pared cuelga el bajo de su padre, un m¨²sico de orquesta de baile. En la vitrina, una foto antigua en blanco y negro de Art Garfunkel, la sombra que le persigue desde que se separaron, en 1971. Desde entonces han ofrecido varios recitales ben¨¦ficos juntos, pero cada encuentro ha acabado con una nueva frustraci¨®n. Paul Simon considera que trabajar con Garfunkel tiene grandes desventajas, porque las discusiones profesionales referidas a la elecci¨®n del repertorio o la adjudicaci¨®n de los d¨²os quedan contaminadas por la presunta pol¨¦mica."Es una de esas historias que gustan a la gente", dice. "Dos chicos que se conocen desde ni?os y que se separan cuando est¨¢n en la c¨²spide. Se mezcla todo, la idea de reuni¨®n de dos personas que daban una relaci¨®n por perdida, la idea del deterioro de las relaciones personales. Nosotros no tenemos mucho que ver con ello, somos, simplemente, la excusa".
Su pr¨®ximo disco es una colecci¨®n de antiguas melod¨ªas y s¨®lo una nueva. Paul Simon 1964-1993 no tiene la excusa de un aniversario ni de acontecimiento alguno. Es la historia musical de Simon & Garfunkel y luego de Simon a solas. Algo expresamente encargado por su compa?¨ªa de discos. El autor de Puente sobre aguas turbulentas no tiene planeado lanzar novedades y se alegra de que se est¨¦ rompiendo el molde que expulsa a los artistas de mediana edad de las listas de ¨¦xitos. "Cuando hice Graceland, la gente se mostr¨® sorprendida de que alguien en sus cuarenta y tantos tuviera ¨¦xito. Era algo poco usual. Ahora Eric Clapton lo ha conseguido; Neil Young, tambi¨¦n, incluso Greatful Dead. Mi generaci¨®n m¨²sical est¨¢ siendo capaz de recuperarse y hacerse m¨¢s profunda, m¨¢s simple y m¨¢s honesta", explica.
Sabe, sin embargo, que la vuelta de los monstruos dorados tiene ciertos riegos. "Por supuesto que nadie te asegura la entrada en la lista de ¨¦xitos, pero eso no tiene mucha importancia", explica con cierto resquemor. Y agrega: "No conozco a nadie que admire esa lista y que no la considere como la colecci¨®n m¨¢s aburrida del mercado".De hecho, reconoce que tiene su propia manera de medir el gusto del p¨²blico: a trav¨¦s de sus paseos de domingo por el Central Park de Nueva York, el lugar que llen¨® con m¨¢s de medio mill¨®n de personas en agosto de 1991 y la zona donde reside con su mujer y su peque?o hijo. "Los m¨²sicos callejeros tocan jazz, blues, rythm and blues, m¨²sica suramericana, el tipo de m¨²sica que le gusta a la gente, nada de actualidad", dice.
Es partidario de que se controlen las letras violentas de los cantantes de rap norteamericanos y se queja, como un viejo m¨²sico, de que a este paso se va a dejar de cantar: "En los discos ya s¨®lo se habla". Incluso parece tener un d¨ªa nost¨¢lgico: "Si fuera a hacer un ¨¢lbum, algo que no voy a hacer, lo har¨ªa de baladas. Todo entero con bellas baladas", dice, "y si fuera muy bueno resultar¨ªa fresco".
Actuaciones ben¨¦ficas
Componer se ha convertido en una dificil tarea para ¨¦l. Lejos quedan los d¨ªas en los que cre¨® Slip slidin'away en una hora. 0 en los que Still crazy after all these years se le ocurri¨® al salir de la ducha. En los ¨²ltimos a?os Simon se ha centrado en los conciertos ben¨¦ficos, desde proyectos globales como We Are the World hasta la recogida de fondos para iniciativas tan de la calle como la creaci¨®n de unidades m¨®viles de atenci¨®n m¨¦dica en Nueva York.La curiosidad que le llev¨® en 1957 a descubrir el rockabilly, cuando no era m¨¢s que un adolescente de Queens, le traslad¨® en su madurez a sumergirse en los ritmos de Sur¨¢frica y Brasil. Paul Simon sigue teniendo toques de chico de Queens. Sobre todo al describir la manera de expresarse de los neoyorquinos "de fuera de Manhattan", cuando asisten a un partido de b¨¦isbol de los Yankees.
Sin embargo, la misma inquietud art¨ªstica que le llev¨® a Londres en los sesenta y al folclor latinoamericano en Par¨ªs y a Sur¨¢frica en los ochenta sigue impuls¨¢ndole a la b¨²squeda de nuevos descubrimientos musicales. Por eso, el compositor de Cincuenta maneras de dejar a tu amante, Kodakrome y The boxer sigue sosteniendo que "descubrir es m¨¢s importante que inventar" y que las posibilidades son ilimitadas. Al fin y al cabo, seg¨²n ¨¦l mismo reconoce con franqueza, le debe mucho a su inquietud musical: "Si no fuera por Graceland, ahora mismo yo no despertar¨ªa ning¨²n inter¨¦s".
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