Persiste el riesgo de guerra en Nicaragua pese al final f¨¦liz de la crisis de los rehenes
Aquello parec¨ªa la celebraci¨®n de una gran victoria nacional. Los sandinistas se abrazaban felices como si acabaran de derrotar a la tiran¨ªa somocista, los miembros del comando de Donald Mendoza daban vivas a Sandino y a la Revoluci¨®n, absolutamente convencidos de que hab¨ªan salvado la dignidad nacional. La crisis de los rehenes en Nicaragua se ha saldado de forma pac¨ªfica pero ha puesto en evidencia la fragilidad del Gobierno y la ca¨®tica situaci¨®n del pa¨ªs. Al borde de la media noche, los secuestrados abandonaban su lugar de reclusi¨®n formando un improvisado desfile tras la ense?a patria.
Quien no conociera este pa¨ªs pensar¨ªa que la peque?a familia nicarag¨¹ense volv¨ªa a estar reconciliada. Pero inmediatamente el vicepresidente, Virgilio Godoy, uno de los rehenes, vino a poner las cosas en su sitio: "Aqu¨ª hay dos grandes perdedores, los que perdieron las elecciones de 1990 (los sandinistas), y el Gobierno, que no dio en ning¨²n momento muestras de saber imponer su propia autoridad".El doble secuestro se sald¨® de forma pac¨ªfica despu¨¦s de una semana de gran tensi¨®n, pero el resultado final tampoco es para que el Gobierno tire las campanas al vuelo. Al comando de Quilal¨ª, que fue el primero en soltar a sus rehenes, se le permite quedarse en las monta?as con sus armas, e incluso se le garantiza que el Ej¨¦rcito se mantendr¨¢ a varios kil¨®metros de distancia de las posiciones que los recontras tienen en el ¨¢rea de El Z¨²ngano, en el norte. Las autoridades incluso se comprometieron con el jefe de este comando, Jos¨¦ ?ngel Talavera, El Chacal, a que el pr¨®ximo mes de septiembre se reanudar¨¢n conversaciones para estudiar sus exigencias.
Respecto al comando de Managua, integrado por antiguos miembros del Ej¨¦rcito Popular Sandinista, el Gobierno ha accedido tambi¨¦n a garantizarles a todos su seguridad o su salida del pa¨ªs. "Aqu¨ª no se tiene amarrado a nadie. Si se quiere ir donde quiera, que lo diga y con mucho gusto buscamos el pa¨ªs para ver si lo quiere recibir", dijo la presidenta Violeta Chamorro, que regres¨® al pa¨ªs cuando la crisis ya hab¨ªa sido resuelta, refiri¨¦ndose a la posible salida al extranjero de Mendoza. El problema fue que ning¨²n pa¨ªs quiso recibirlo y, por ello, Mendoza opt¨® por refugiarse tambi¨¦n en las monta?as y sumarse a las fuerzas insurgentes que manda el cabecilla pro sandinista, Pedrito el Hondure?o, responsable del levantamiento de Estel¨ª, a finales de julio, que se sald¨® con casi 50 muertos. Anoche se esperaba en el aeropuerto de Managua el helic¨®ptero en el que Mendoza y sus hombres ser¨ªan trasladados a las monta?as.
Acuerdo nacional
Resuelto chapuceramente este episodio, todos los pol¨ªticos, sobre todo desde el Gobierno y sus aliados sandinistas, se precipitaron a reclamar un gran acuerdo nacional que permita sacar al pa¨ªs del caos pol¨ªtico y econ¨®mico en que se encuentra, y que ayude a evitar una nueva guerra civil.La presidenta Chamorro asegur¨® que "nunca es tarde" para iniciar un di¨¢logo, y expuso la disposici¨®n de su Gobierno a "encontrar soluciones en unidad de todos". Estas declaraciones ratifican la oferta hecha por el ministro de la presidencia, Antonio Lacayo, de integrar a la UNO -los vencedores de las elecciones, pero excluidos despu¨¦s del Gobierno-, en un gran acuerdo nacional.
Dentro del sandinismo hay dos posiciones al respecto. Por un lado, la del ministro de Defensa, general Humberto Ortega, que teme que un acuerdo de ese tipo exiga que ruede su propia cabeza. Por otro lado, est¨¢n los sandinistas moderados, representados por el ex vicepresidente, Sergio Ram¨ªrez, quien ayer ped¨ªa que todos los pol¨ªticos del pa¨ªs se sienten de inmediato alrededor de una mesa "para trabajar sin descanso hasta alcanzar un acuerdo nacional". Advirti¨® que si no se hace esto, toda la clase pol¨ªtica del pa¨ªs ser¨¢ responsable de "la cat¨¢strofe que se cierne" sobre las cabezas de los nicarag¨¹enses. Ram¨ªrez quiso romper abiertamente con sus compa?eros de partido que simpatizan con los secuestradores de Managua -cuya vinculaci¨®n al ej¨¦rcito es dificil de esconder-, y asegur¨® que "poner manos arriba a personas de buena voluntad en la propia mesa de negociaciones, es un caso de terrorismo sin excusas, una traici¨®n desalmada, y no ninguna muchachada".
Dos de los principales actores de la situaci¨®n pol¨ªtica en estos momentos, Virgilio Godoy y Alfredo C¨¦sar, grandes vencedores de esta crisis, fueron muy prudentes en sus primeras declaraciones sobre las posibilidades de este acuerdo nacional.
H¨¦roes en calzoncillos
La crisis de los secuestros ha dejado, al menos temporalmente, dos nuevos h¨¦roes en Nicaragua: el vicepresidente, Virgilio Godoy, y el l¨ªder parlamentario Alfredo C¨¦sar, cuya, foto, en calzoncillos, ante la ventana de la sede de la Uni¨®n Nacional Opositora, quedar¨¢ grabada en la historia.Tanto Godoy como C¨¦sar son dos antiguos aliados de la presidenta Violeta Chamorro, que se pasaron a la oposici¨®n al profundizarse la alianza del Gobierno con los sandinistas. La trayectoria de ambos es, sin embargo, muy diferente. Godoy, de 59 a?os de edad, es un pol¨ªtico de mucha mayor
coherencia y con menos ostensible ambici¨®n de poder. Colabor¨® con los sandinistas tras la revoluci¨®n y lleg¨® a ser ministro de Trabajo, cargo que dej¨® en 1984, cuando el Gobierno de entonces organiz¨® unas elecciones de las que se vieron excluidos los partidos de la oposici¨®n. Desde entonces permaneci¨® en Managua al frente de su Partido Liberal Independiente.
Alfredo C¨¦sar, de 42 a?os, tambi¨¦n colabor¨® con los sandinistas al principio, pero al abandonar esa fuerza se pas¨® al grupo donde parec¨ªa decidirse el poder en aquellos momentos, la contra financiada por Estados Unidos. Vivi¨® exiliado y lleg¨® a formar parte del directorio de la Resistencia Nicarag¨¹ense, una organizaci¨®n con m¨¢s de 20.000 hombres armados.
Virgilio Godoy tuvo una intensa participaci¨®n en la ¨²ltima campa?a electoral. C¨¦sar se sum¨® a ese tren cuando ya estaba en marcha y obtuvo el importante puesto de presidente de la Asamblea Nacional.
Virgilio Godoy fue el primer pol¨ªtico del pa¨ªs que asegur¨® que la alianza entre el ministro de la Presidencia, Antonio Lacayo, y el ministro de Defensa, Humberto Ortega, supon¨ªa una violaci¨®n de la voluntad popular.. Enseguida denunci¨® la influencia sandinista sobre Violeta Chamorro y empez¨® a actuar como portavoz de la oposici¨®n.
Alfredo C¨¦sar, que lleg¨® al Gobierno de la mano de su cu?ado Lacayo, rompi¨® con ¨¦l cuando comprendi¨® que nunca llegar¨ªa a ser candidato presidencial porque ese puesto se lo ten¨ªa reservado para s¨ª el propio hombre fuerte del actual Gobierno.
Ideol¨®gicamente, Godoy est¨¢ situado m¨¢s a la derecha que C¨¦sar. El sector liberal que dirige est¨¢ emparentado, aunque varias d¨¦cadas atr¨¢s, con el partido tradicional de los Somoza. Actualmente, Godoy es uno de los m¨¢s agresivos pol¨ªticos antisandinistas y uno de los m¨¢s reacios a la hora de aceptar a Humberto Ortega y olvidar los pecados sandinistas de los ¨²ltimos a?os.
Alfredo C¨¦sar siempre ha preferido considerarse en la esfera de la socialdemocracia. Incluso ha tenido contactos en varias ocasiones con representantes del PSOE. Nunca ha sido, sin embargo, capaz de crear una fuerza pol¨ªtica de peso. Sus posibilidades de ser candidato presidencial dependen fundamentalmente de la suerte. Las opciones de Virgilio Godoy de ser el pr¨®ximo presidente nicarag¨¹ense est¨¢n bastante m¨¢s fundamentadas.
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