Serpiente isl¨¢mica (7)
El pasado mes de junio, el primado de la Iglesia ortodoxa hel¨¦nica, monse?or Serafim, ofici¨® en Atenas una gran misa con homil¨ªas y pr¨¦dicas pol¨ªtico-religiosas en favor de los ultranacionalistas serbios de Radovan Karadzic. Todos los partidos de derecha e izquierda y el conjunto de las organizaciones sindicales griegas estaban, en la tribuna*. Los oradores zaher¨ªan en inflamados discursos el "expansionismo musulm¨¢n en los Balcanes": ?Qu¨¦ hacer frente a ¨¦l? "Forjar un arco ortodoxo contra la serpiente isl¨¢mica", clamaba un prelado. En otras palabras: imitar a los chetniks, avanzadilla de la cristiandad.
Desde el comienzo mismo de su agresi¨®n a Bosnia, los radicales serbios han agitado dentro y fuera de su pa¨ªs el espectro de la amenaza fundamentalista dirigida en la sombra desde Teher¨¢n. Su guerra adopt¨® en consecuencia. una coloraci¨®n religiosa destinada a te?ir sus proyectos irredentistas y homogeneizadores con los tintes de la lucha secular de Europa contra los muslimes y su intento de crear un "califato balc¨¢nico"** con el apoyo de la "quinta columna turca" infiltrada en Alemania -los casi dos millones de trabajadores inmigrados- Estas lucubraciones fant¨¢sticas, repetidas d¨ªa y noche durante a?os por la televisi¨®n de Milosevic, han calado en gran parte de la poblaci¨®n serbia -como hoy en la griega- hasta convencerlos de que act¨²an en leg¨ªtima defensa ante el supuesto genocidio planeado por los muyahidin:
"Por cinco siglos, los serbios han soportado la esclavitud glorificando el nombre de San Sava
San Sava ama a los serbios e intercede por ellos con Dios.
?Cantad serbios y repetid tres veces esta canci¨®n!".
La propaganda de la televisi¨®n de Belgrado y Pale, captada por antena parab¨®lica en la costa d¨¢lmata, incluye im¨¢genes de un candor l¨ªrico inolvidable: una muchacha sana y rubia, ataviada del traje tradicional serbio y con un sorprendente parecido al de las j¨®venes walkirias de las grandes cabalgatas hitlerianas, se inclina graciosamente para besar el mortero que descarga sus granadas contra los turcos de Sarajevo. En un tr¨ªptico de advertencia a los amigos de Europa, la primera l¨¢mina muestra la bandera ondeante de la Comunidad; en la segunda, aqu¨¦lla aparece salpicada de gotas verdes y escurridizas; la tercera es totalmente verde, y una leyenda reza: "?ste es el futuro".
El verde, naturalmente, representa el islam y el mensaje de Milosevic y Karadzic -repetido como siempre, con retraso y torpeza, por Franjo Tudjman- es m¨¢s que transparente: sus soldados est¨¢n combatiendo para defender a los europeos de la marea que les invade. La mitolog¨ªa serbia ha resucitado el tiempo glorioso de las Cruzadas: como dijo el mismo d¨ªa de mi partida el general Radko MIadic, jefe de los chetniks de Karadzic, al comentar la ofensiva lanzada contra las ¨²ltimas defensas de los leales a la presidencia en los montes de Bielasnika e Igman: "Mi ej¨¦rcito controla desde ahora el camino de Al¨¢".
La victoria final de los paladines de la pureza racial, ratificada mientras escribo estas l¨ªneas con el desmembramiento de Bosnia-Herzegovina y su sustituci¨®n con una quim¨¦rica Federaci¨®n de Rep¨²blicas Bosnias establecida sobre bases ¨¦tnicas, deben haber colmado de satisfacci¨®n a Jean-Marie Le Pen -cuyos ac¨®litos, seg¨²n testimonio director del corresponsal del National Geographic, mantienen contactos regulares en Pale con Karadzic-, reconfort¨¢ndole en su visi¨®n de una Francia sin inmigrados, de una Francia francesa de acuerdo al modelo de la Gran Serbia Pura.
"Para muchos europeos, aun los musulmanes m¨¢s abiertos, liberales y laicos son fundamentalistas". El hombre que pronuncia estas palabras en su despacho del primer piso de la Medersa Gazi Husrev es Mustaf¨¢ Ceric, rais o presidente de los imames de Bosnia. Su t¨²nica negra, barba levemente gris¨¢cea, toca de un blanco inmaculado, con una delgada franja roja a la altura de la frente, le confieren un aire de gran dignidad y nobleza, de personaje de un cuadro otomano que acaba de salir del lienzo y s¨²bitamente haya cobrado vida. Hace casi media hora que me habla sin int¨¦rprete, en un ingl¨¦s excelente, que matiza con t¨¦rminos ¨¢rabes. Sin que yo se lo pidiera, ha trazado a grandes pinceladas su biograf¨ªa: estudios de teolog¨ªa y ciencias religiosas en la Universidad cairota de Al Azhar, imam durante la pasada d¨¦cada de la mezquita principal de Chicago.
"Soy el ¨²nico miembro de la comunidad religiosa musulmana de Bosnia educado a la vez en Oriente Pr¨®ximo y Occidente. Hasta el a?o pasado cre¨ªa firmemente en los valores humanistas de Europa: sus ideales democr¨¢ticos, la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos, la libertad de creencias en el seno de sus Estados laicos, esto es, en los nobles preceptos inscritos en sus Constituciones. El pueblo bosnio ¡ªlos musulmanes y tambi¨¦n muchos croatas y serbios¡ª cre¨ªa, asimismo, en ellos: quer¨ªa vivir en el marco de un Estado pluri¨¦tnico y plurirreligioso. Desde mayo de 1992 estamos sacrificando nuestras vidas por los principios de la Carta de las Naciones Unidas. Y, ?qu¨¦ ha ocurrido? En vez de ayudarnos, los?
Gobiernos europeos, con Reino Unido y Francia a la cabeza, se han cruzado de brazos: permiten que nos exterminen y nos niegan el derecho a defendernos, imponiendo un embargo que nos deja indefensos frente al enorme arsenal del Ej¨¦rcito yugoslavo confiscado por Milosevic para su uso personal"."Despu¨¦s de este trago amargo, no puedo creer ya en el humanismo europeo. Las ideas dignas de respeto de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos han muerto en Bosnia. Decenas de millares de hombres y mujeres que tambi¨¦n las sustentaron yacen apretujados por falta de espacio en los cementerios de Sarajevo o en fosas comunes por todo el territorio bosnio. D¨ªgalo bien alto: murieron por defenderlas en medio de la indiferencia o compasi¨®n hip¨®crita de los estadistas y diplom¨¢ticos europeos".
"Occidente no podr¨¢ en lo futuro darnos lecciones de ¨¦tica: ha consentido que los ejecutores de la purificaci¨®n ¨¦tnica, calcada del modelo nazi, violen y asesinen sistem¨¢ticamente a mujeres y ni?os, creen campos de concentraci¨®n y reduzcan a cenizas nuestro pasado con impunidad absoluta. Ustedes, que se muestran orgullosos de haber vencido al fascismo, ?no se dan cuenta de que ha surgido de nuevo y est¨¢ incendiando el interior de su propia casa? ?Se han vuelto ciegos y sordos a la barbarie que destruye la ciudad de Sarajevo?".
"Por un lado, hablan de castigar a los culpables de cr¨ªmenes contra la humanidad, y, por otro, dialogan amistosamente con ellos y avalan sus conquistas. Los castigados con la indefensi¨®n, bombardeos, hambre, bloqueo de la ayuda m¨¦dica, somos nosotros, las v¨ªctimas. La responsabilidad inicial de esta tragedia incumbe a Milosevic, Karadzic y los fan¨¢ticos de la Gran Serbia, pero la de la Comunidad Europea no es menor. Sus Gobiernos no han querido poner sus principios en pr¨¢ctica, han actuado con cinismo y desprecio hacia el d¨¦bil".
"La ayuda humanitaria...".
"?De qu¨¦ sirve alimentarnos con cuentagotas si dejan que nos deg¨¹ellen?".
"La invocaci¨®n a la amenaza fundamentalista no es exclusivamente serbia. M¨¢s de un pol¨ªtico occidental elabora su estrategia frente a ella".
"Ah¨ª est¨¢ la ra¨ªz del problema. Muchos europeos siguen anclados en los esquemas del enfrentamiento hist¨®rico entre la cristiandad y el islam. Los fantasmas del pasado act¨²an como una pesadilla en su subconsciente. Los chetniks se aprovechan de ello, azuzan los terrores at¨¢vicos, perpet¨²an el esp¨ªritu de cruzada y se proclaman los campeones de Europa frente a los turcos. Todo eso ser¨ªa risible si no fuera para nosotros una cuesti¨®n de vida o muerte".
"Occidente cree poseer el monopolio de la verdad, de la moral y conducta rectas, pero su pol¨ªtica desmiente a diario estas pretensiones. En realidad, quiere mantener su dominio pol¨ªtico y econ¨®mico sobre los pueblos musulmanes y, en general, de los que llaman 'del Tercer Mundo'; trata de impedir por todos los medios que nos unamos; pretende hacernos creer que somos incapaces de resolver nuestros problemas sin su consejo y ayuda. Conoce perfectamente su superioridad tecnol¨®gica, econ¨®mica y militar, pero teme nuestra fuerza espiritual, porque carece de ella y lo sabe".
Le pregunto por el plan de partici¨®n ¨¦tnica, de federaci¨®n o confederaci¨®n de Estados, discutido por los negociadores de la ONU y la Comunidad.
"Lord Owen no tiene palabra ni verg¨¹enza. Su proceder con nosotros ha sido una sarta de enga?os y promesas incumplidas seguidas de amenazas y chantajes para obligarnos a ceder a la fuerza y aceptar lo que llama 'nuevas realidades'. Nunca ha considerado a Bosnia como un Estado soberano. Es el ejemplo mismo del hombre sin principios, incapaz de distinguir entre el criminal y la v¨ªctima y, a la postre, c¨®mplice activo de aqu¨¦l".
La conversaci¨®n deriva a terrenos m¨¢s personales: las consecuencias psiquicas del terror y el asedio. ?Se cree personalmente capaz de conservar el humanismo que invoca, de resistir al v¨¦rtigo del odio ¨¦tnico?
"La situaci¨®n es dif¨ªcil, concede Mustaf¨¢ Ceric. Los chetniks propagan sistem¨¢ticamente el enfrentamiento racial, quieren apagar todo rescoldo de merhimet (misericordia y piedad) en nuestros corazones. Para ellos, ese sentimiento nuestro, la repugnancia a seguir sus m¨¦todos, es una prueba de mansedumbre, de inferioridad. Por eso, -sin renunciar para siempre a ¨¦l, debemos aguerrirnos, ser fuertes, impedir que nos aniquilen o dispersen como a los palestinos. Quieren extirpar el islam de los Balcanes. Para nosotros ha llegado la hora de abandonar unos ideales muertos y preservar la existencia y la fe de nuestra comunidad".
A media tarde, mientras traslado la minuta de la entrevista a las p¨¢ginas de mi cuaderno, el tiroteo de los francotiradores arrecia. Susan Sontag ha llegado horas antes y ceno con ella, David Rieff y la fot¨®grafa Annie Lelbovitz, en el comedor del hotel. Aunque sea lunes y no disfrutemos, por tanto, del modesto bufete de autoservicio, un pianista ameniza la velada con melod¨ªas ramplonas, vagamente conocidas.
El Holiday Inn est¨¢ a oscuras: charlamos a la luz de las velas. Hay un fondo sonoro de obuses y ametralladoras, el ambiente es surrealista. Alguien me pasa el bolet¨ªn del Instituto de Salud P¨²blica: ?en las ¨²ltimas 36 horas la artiller¨ªa y balazos han causado 8 muertos y 35 heridos!
La velada se prolonga m¨¢s de lo ordinario, y cuando me levanto de la mesa, provisto, de la l¨¢mpara de bolsillo, advierto que el amenizador de la fiesta se ha eclipsado sano y salvo.
?Nadie ha disparado sobre el pianista!
* Les cantiques de l'Eglise ortodoxe grecque ¨¢ la grande Serbie,Elie Rayanno, Lib¨¦ration, 27 de julio de 1993.
**V¨¦ase mi art¨ªculo Sarajevo 93, publicado en la edici¨®n de EL PA?S del 19 de mayo de 1993.
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