Sanidad reconoce cuatro muertos en Espa?a por injertos cerebrales infectados
Los cinco casos detectados fueron intervenidos antes de 1985
El Ministerio de Sanidad confirm¨® ayer la existencia de cinco casos en Espa?a -cuatro ya han fallecido- de un tipo de encefalopat¨ªa conocida como s¨ªndrome de Creutzfeldt-Jakob (CJ), en pacientes que recibieron injertos de Lyodura contaminados (placas de duramadre procedentes de cad¨¢veres). Tres personas han fallecido en el Reino Unido a causa de esta enfermedad tras ser sometidas a la misma intervenci¨®n. El producto es de uso habitual en ciertas operaciones de cerebro. El laboratorio alem¨¢n que lo fabrica reforz¨® desde 1987 la seguridad en el proceso de elaboraci¨®n.
Todos los contagios se han producido en pacientes sometidos a injertos cerebrales antes de 1985. Sanidad no ha revelado d¨®nde se produjeron los casos. Cuatro de los cinco afectados ya han fallecido. Los neurocirujanos consultados ayer no creen que en Espa?a se pueda hablar de cientos de posibles afectados por el s¨ªndrome de Creutzfeldt-Jakob a consecuencia de injertos de Lyodura, como se baraja en el caso brit¨¢nico. Francisco Jim¨¦nez Villarejo, neurocirujano del Hospital del Ni?o Jes¨²s, en Madrid, indic¨® ayer que viene utilizando Lyodura desde los a?os setenta "sin ning¨²n tipo de problemas" y sin haber detectado un solo caso de contagio en todos sus pacientes.El producto, que consiste en placas de duramadre (una de las membranas de las meninges) extra¨ªdas de cad¨¢veres, ha sido usado en todo el mundo como el sistema m¨¢s id¨®neo para reparar los tejidos da?ados en una intervenci¨®n cerebral, generalmente por procesos tumorales. Los servicios de neurocirug¨ªa de los grandes hospitales espa?oles vienen a practicar entre uno y dos injertos mensuales de Lyodura, seg¨²n varias fuentes consultadas. Al ser de origen humano, el injerto es bien tolerado por el paciente.
Garant¨ªas de fabricaci¨®n
Aun con las garant¨ªas que ofrecen los nuevos procesos de fabricaci¨®n, los cirujanos procuran utilizar la menor cantidad posible en cada operaci¨®n o bien intentan suturar la propia duramadre del paciente, seg¨²n explic¨® el jefe del servicio de Neurocirug¨ªa del hospital La Paz, Juan Bl¨¢zquez. Este cirujano no ten¨ªa ayer noticia de ning¨²n caso de contagio a trav¨¦s de injertos en el departamento que dirige.A mediados de los a?os ochenta los fabricantes alertaron a los m¨¦dicos y autoridades sanitarias sobre el posible riesgo de contaminaci¨®n, dada la dificultad para detectar y neutralizar el agente responsable de la infecci¨®n. En 1987 iniciaron un nuevo proceso de fabricaci¨®n que introdujo un tratamiento de inactivaci¨®n de posibles contaminantes a partir de hidr¨®xido s¨®dico I-N. Esto dio lugar a una nueva Lyodura, m¨¢s segura, que obtuvo el permiso de comercializaci¨®n en Espa?a en 1992.
El s¨ªndrome de CJ es una encefalopat¨ªa cuyos primeros s¨ªntomas pueden tardar hasta 35 a?os en aparecer. Se manifiesta por demencia, p¨¦rdida de equilibrio, ceguera, sordera y una progresi¨®n muy r¨¢pida que termina con la vida de los afectados en el plazo de pocos meses. Por sus semejanzas, la enfermedad de CJ ha sido comparada con el s¨ªndrome de las vacas locas, que provoc¨® hace tres a?os la muerte de 13.000 reses en el Reino Unido y el sacrificio de otras 40.000.
El agente infeccioso est¨¢ a¨²n por determinar. Una de las teor¨ªas cient¨ªficas lo identifica con un virus de acci¨®n lenta y otra con un agente pat¨®geno desconocido compuesto por prote¨ªnas mutadas denominadas priones. Esta dificultad en la identificaci¨®n explica el riesgo que ha supuesto hasta ahora la utilizaci¨®n de compuestos farmacol¨®gicos y terap¨¦uticos obtenidos a partir de cad¨¢veres humanos afectados a su vez por el s¨ªndrome de CJ.
As¨ª ha sucedido con las hormonas de crecimiento elaboradas en el Instituto Pasteur de Par¨ªs con hip¨®fisis de cad¨¢veres, que transmitieron la enfermedad de CJ a una veintena de ni?os; o en el caso de los tratamientos hormonales de fertilidad aplicados en hospitales brit¨¢nicos a partir de gl¨¢ndulas pituitarias tambi¨¦n extra¨ªdas de cad¨¢veres.
El retraso de Espa?a en la introducci¨®n de estas ¨²ltimas terapias, de fertilidad motiv¨® que ya se usaran hormonas obtenidas de la orina de mujeres embarazadas y no de cad¨¢veres. La fabricaci¨®n de hormonas de crecimiento sint¨¦ticas tambi¨¦n elimin¨® el riesgo de contagio en estos casos.
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