Jerusal¨¦n espera un nuevo milagro
El futuro de la ciudad santa es el gran escollo para la culminaci¨®n del proceso de paz
Hace un par de noches, el fil¨®sofo palestino Sari Nusseibi y el historiador israel¨ª Eli Barnavi conversaron por primera vez en sus vidas. Lo hicieron en casa de la madre de Nusseibi, en el Jerusal¨¦n ¨¢rabe conquistado en 1967 por Israel.Nusseibi y Barnabi, hombres inteligentes y moderados, estuvieron de acuerdo en muchas cosas, como en el hecho de que una paz estable en Tierra Santa s¨®lo es posible si Jerusal¨¦n hace un nuevo milagro, el en¨¦simo en sus 4.000 a?os de historia.
Entre 1948 y 1967, una l¨ªnea verde de alambradas de espino y torretas erizadas de ametralladoras dividi¨® la ciudad santa en dos partes: la jud¨ªa, al oeste; la ¨¢rabe, al este. Tras su victoria en la Guerra de los Seis D¨ªas, Israel la unific¨®, se la anexion¨® y la proclam¨® "capital eterna" de su Estado. El pasado viernes, el mismo d¨ªa que reconoci¨® a la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) como representante del pueblo palestino, Isaac Rabin, el primer ministro israel¨ª, reiter¨® que esa decisi¨®n es "irrevocable". "Jerusal¨¦n", dijo, "seguir¨¢ unida y bajo soberan¨ªa israel¨ª".
Sin embargo, los palestinos insisten en que Jerusal¨¦n debe terminar siendo la capital del Estado que van a empezar a construir a partir de la autonom¨ªa de Gaza y Jeric¨®. La otra noche, Nusseibi le dijo a Barnavi: "Ustedes no pueden pedirnos que renunciemos a nuestros derechos sobre esta ciudad". El historiador israel¨ª replic¨®: "Comprendo su punto de vista, pero no va a ser nada f¨¢cil encontrar la f¨®rmula m¨¢gica. Nosotros tampoco podemos renunciar a Jerusal¨¦n".
Barnavi le cont¨® al fil¨®sofo palestino que, aunque ¨¦l sea laico, vote a la izquierda y viva en la muy liberal ciudad de Tel Aviv, llor¨® "a moco tendido" cuando, como soldado, vio por primera vez el Muro de las Lamentaciones, en 1967.
As¨ª que va a hacer falta un milagro. ?C¨®mo conseguir que Jerusal¨¦n sea la capital de dos Estados, el israel¨ª y el palestino? ?C¨®mo puede funcionar la ciudad con dos Ayuntamientos? ?C¨®mo garantizar los derechos de las tres religiones monote¨ªstas que la consideran sagrada? ?C¨®mo hacer todo esto sin levantar una nueva l¨ªnea verde?
S¨®lo Jerusal¨¦n puede conseguirlo. En esta ciudad empedrada del desierto de Judea ocurre algo especial desde hace varios milenios. Hasta el m¨¢s descre¨ªdo siente c¨®mo en Jerusal¨¦n se le despiertan inevitablemente sentimientos religiosos. "Si Dios existe, cosa que dudo, no debe andar muy lejos", dijo el otro d¨ªa un curtido periodista que cumpl¨ªa el rito de la peregrinaci¨®n a los tres principales lugares sagrados de la ciudad: el Santo Sepulcro, el Muro de las Lamentaciones y la mezquita El Aqsa.
Seg¨²n los libros sagrados, Jerusal¨¦n fue consecutivamente capital de los reyes jud¨ªos David y Salom¨®n, escenario de la pasi¨®n de Jesucristo y punto de despegue para el viaje de Mahoma a los cielos. Aqu¨ª existen poderosas corrientes energ¨¦ticas que provocan en los seres humanos extra?as reacciones.
Cada a?o, unos 250 turistas norteamericanos y de otras nacionalidades sufren lo que los psiquiatras israel¨ªes llaman "el s¨ªndrome de Jerusal¨¦n". Al llegar a la ciudad santa descubren una vocaci¨®n espiritual. Se proclaman Cristo, el Mes¨ªas, Dios, Sat¨¢n, san Juan Bautista, Sans¨®n, Mois¨¦s, la Virgen, Mar¨ªa Magdalena cualquier otro personaje b¨ªblico.
"Pecadores, imp¨ªos, ciegos, Jes¨²s ha vuelto, y vosotros, por segunda vez, lo ignor¨¢is. Escuchad la palabra santa del Hijo de Dios, escuchadme", gritaba hace unos d¨ªas en la calle de Ben Yehuda un tipo barbudo y desastrado. Ingresado en el hospital Kfar Shaul, result¨® ser un brit¨¢nico llamado David. All¨ª ya estaba Catherine, una francesa detenida cuando deambulaba desnuda por un hotel de Jerusal¨¦n. Catherine dec¨ªa haber recibido "un mensaje celestial capaz de alterar el curso de la humanidad".,
"Para los cristianos", dice Carlos Bar-El, director del hospital de Kfar Shaul, "el segundo regreso de Cristo a la tierra para establecer el reino de Dios desempe?a un papel central en el s¨ªndrome de Jerusal¨¦n. Para los jud¨ªos, se trata de la llegada del Mes¨ªas seguida de la reconstrucci¨®n del templo de Salom¨®n".
"El Gobierno israel¨ª y la OLP han hecho muy bien en dejar el tema de Jerusal¨¦n para la fase final del proceso de paz", dice Sari Nusseibi. "Si hubieran empezado por la ciudad santa, las negociaciones habr¨ªan durado cinco minutos". Elie Barnavi asiente, y desde su militancia en el laicismo de Tel Aviv a?ade: "Esta maldita ciudad santa puede echarlo todo a perder".
Yossi Beilin, viceministro de Exteriores, ha abierto una primera grieta en el berroque?o consenso oficial israel¨ª sobre Jerusal¨¦n. Beilin propone que la parte ¨¢rabe de Jerusal¨¦n funcione como "un barrio aut¨®nomo, cuyos habitantes est¨¦n pol¨ªticamente vinculados a la entidad Palestina en gestaci¨®n".
Elecciones municipales
Esta primera concesi¨®n queda muy lejos de las aspiraciones palestinas. "Jerusal¨¦n tiene que ser nuestra capital y la sede de nuestras instituciones pol¨ªticas y administrativas", dice Nusseibi. ?Tambi¨¦n de las israel¨ªes? "Tambi¨¦n", responde. ?C¨®mo regir la ciudad desde el punto de vista municipal? "Con dos Ayuntamientos confederados para abordar asuntos comunes como agua, transportes, impuestos o basuras".
Una primera gran batalla por el futuro de Jerusal¨¦n va a ser librada en las elecciones municipales del pr¨®ximo noviembre. Teddy Kollek, el israel¨ª de 82 a?os que ejerce de alcalde de la ciudad santa desde hace cinco lustros, piensa presentarse de nuevo. Su campa?a estar¨¢ basada en la idea de que Jerusal¨¦n "seguir¨¢ siendo una ciudad ¨²nica bajo soberan¨ªa israel¨ª". "No hay lugar para dos capitales y dos municipios", dice Kollek.
Los israel¨ªes han aprovechado muy bien su dominio sobre la ciudad santa. En la actualidad Jerusal¨¦n cuenta con 150.000 habitantes palestinos, concentrados casi todos en el Jerusal¨¦n oriental. Los vecinos jud¨ªos son 400.000 y no est¨¢n arrinconados en el Jerusal¨¦n occidental. Los israel¨ªes han colonizado masivamente el tradicional lado ¨¢rabe.
Una iniciativa concreta por la paz en la ciudad santa es la de los militantes israel¨ªes del movimiento Shalom Yerushalaim. Invitan estos pacifistas a los palestinos a romper su tradici¨®n de boicoteo de las elecciones municipales y proponen crear una lista ¨²nica de ¨¢rabes e israel¨ªes opuestos a Kollek y su intransigencia.. En gesto de buena voluntad, sugieren que la lista sea encabezada por un destacado palestino como Faisal al Husseini. ?Est¨¢n locos estos pacifistas israel¨ªes o son unos profetas? En la ciudad santa, la respuesta es obvia: s¨®lo Dios lo sabe.
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