Un corrid¨®n sin pitones
La novillada era un corrid¨®n pero no ten¨ªa pitones. Un corrid¨®n sin pitones: ioh, que contrasentido, que inexplicable contrariedad! Los aficionados se hac¨ªan lenguas del trap¨ªo, del cuajo, de la cara guapa, de la casta, de la bravura, de la nobleza que sacaban los Buend¨ªa-Santa Coloma, y luego hab¨ªa m¨¢s que palabras por sus cornamentas escasas, incluso cornamentas inexistentes, pitones perdidos qui¨¦n sabe d¨®nde.Los pitones no son cosa que se pierda f¨¢cilmente. Cualquiera se puede dejar olvidado el el mechero en la barra del bar, el bol¨ªgrafo en la ventanilla del banco, la cartera por cima del reverbero, pero nadie deja los pitones en cualquier parte. Toros y novillos lo saben bien. A un toro o a un novillo, para que vaya por la vida sin pitones, hay que quit¨¢rselos, y adem¨¢s no a la rebati?a, no dici¨¦ndole "Mire, Getafe", y mientras mira Getafe, tom¨¢rselos al dos. Antes al contrario, es preciso conducirlo enga?ado a donde hay caj¨®n que llaman de curas (cuando en realidad es de alevos¨ªas), adormecerlo, cort¨¢rle las astas, lim¨¢rselas y embadurn¨¢rselas luego, para disimular el estropicio.
Buend¨ªa / Madrile?o, Garc¨ªa, Carri¨®n
Novillos de Joaqu¨ªn Buend¨ªa, con trap¨ªo, aunque pobr¨ªsimos y sospechosos de pitones; encastados, bravos y nobles; 5o, premiado con vuelta al ruedo.El Madrile?o: media (oreja); cinco pinchazos bajos -aviso- pinchazo, media y descabello (silencio). Juan Carlos Garc¨ªa: estocada (oreja); pinchazo atravesado y estocada ca¨ªda, ambos perdiendo la muleta (dos orejas); sali¨® a hombros. Manolo Carri¨®n: metisaca baj¨ªsimo, bajonazo y rueda de peones (oreja); estocada tendida (ovaci¨®n). Plaza de Arganda del Rey, 13 de septiembre. Sexto y ¨²ltimo festejo de feria. Lleno.
Un dolor y una salvajada, naturalmente. Pero un dolor y una salvajada que se acent¨²an si estas manipulaciones se les hacen a toros de casta, a toros bravos, a toros nobles, a toros de bella estampa. Y as¨ª eran los santacolomas: novillos-toros con trap¨ªo y encastada nobleza, mutilados de pit¨®n. Nadie dice que se los cortaran, limaran y embadurnaran, aunque lo parec¨ªa, y a la afici¨®n conspicua se la llevaban los demonios. Por lo visto nunca hay alegr¨ªa completa, y el sino de la afici¨®n conspicua es sufrir. Por unas razones u otras, siempre est¨¢ sufriendo.
Boyant¨ªa infinita
Para los toreros, sin embargo, la novillada ofrec¨ªa halag¨¹e?as perspectivas. Toros nobles y mochos vuelven golosos a los toreros, pues estas son condiciones ¨®ptimas para desplegar sin excesivas inquietudes el arte que atesoran. Y all¨¢ que salieron los tres espadas -cada cual en su turno- a desgranar el muestrario de sus respectivas tauromaquias.Mas no era tan f¨¢cil, en realidad. Se dice tambi¨¦n en los tratados taur¨®macos que los toros bravos descubren a los toreros; y eso acaeci¨®. Se except¨²a a Juan Carlos Garc¨ªa en el quinto de la tarde, de boyant¨ªa infinita, y algunos detallitos de los otros espadas, y result¨® que la casta brava de los novillos les desboredaba. Unas ver¨®nicas de El Madrile?o y los compases iniciales de su primera faena, varios redondos y naturales de Manolo Carri¨®n al tercer novillo, constituyeron el toreo de ambos espadas. El resto consisti¨® en ir pegando pases, embarcar pocos con temple, rectificar terrenos, y todo ello sin ritmo, ni unidad, ni sentido dominador.
De parecido corte la primera faena de Juan Carlos Garc¨ªa, rectific¨® ¨¦ste espada en la segunda, y parec¨ªa otro. Lig¨® de rodillas media docena de redondos, y en esos valientes muletazos dej¨® al novillo encelado para los restos. Es lo que tienen los toros de casta: si no se les domina, se recrecen inciertos, mientras un toreo ejecutado con decisi¨®n y mando centra su codicia en el enga?o y lo persiguen incansables como si estuvieran embrujados. Garc¨ªa, que apenas emple¨® la izquierda, cuaj¨® con la derecha tandas de irreprochable ajuste y acabada ligaz¨®n, hasta alcanzar un triunfo clamoroso.
Al novillo se le dio la vuelta al ruedo. Curiosamente fue el menos bravo, pero todo el mundo lo celebr¨®, pues premiaba simb¨®licamente la novillada entera, una de las mejores que se hayan visto a lo largo de la temporada. Llega a salir con sus pitones propios, y marca un hito en la historia reciente de la fiesta.
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