"Hacer cine cuesta menos que tener talento"
Contratado por una multinacional, Robert Rodr¨ªguez, un nombre americano de origen mexicano, se pase¨® la semana pasada por el Festival de Cine Americano de Deauville (Francia) recibiendo tratamiento de estrella. Y se cans¨® de repetir que si hay talento, creatividad y una buena historia hacer una pel¨ªcula cuesta muy poco dinero. El mariachi, que se estrenar¨¢ en Espa?a el 24 de septiembre, se presenta la semana pr¨®xima en el Festival de San Sebasti¨¢n.Como tiene una vena c¨®mica importante, Rodr¨ªguez imita a una madre mexicana afligida que ve a su hijo partir camino del laboratorio f¨¢rmac¨¦utico: "Ay, mi hijito, no. ?Qu¨¦ est¨¢s haciendo, cabr¨®n?". Luego se pone m¨¢s serio y cuenta la historia: "Carlos Gallardo, el protagonista de El mariachi, y yo quer¨ªamos ser los due?os de la pel¨ªcula. ?l vendi¨® una finca que le dej¨® su padre y yo gan¨¦ parte del dinero intern¨¢ndome como un rat¨®n en una cl¨ªnica donde prueban el efecto de las medicinas. No es peligroso; atraen a estudiantes universitarios que necesitan dinero r¨¢pido para pagarse la matr¨ªcula. Me dieron 3.000 d¨®lares en un mes sin tener ning¨²n otro gasto, porque all¨ª comes y duermes. Como es un lugar silencioso pude concentrarme y escribir el gui¨®n",
Tambi¨¦n convenci¨® al ocupante de la cama vecina para que trabajase como actor. En una peque?a ciudad mexicana, en 15 d¨ªas de 1991, cuando ten¨ªa 23 a?os, rod¨® en espa?ol por 900.000 pesetas la historia del joven e inocente mariachi, vestido de negro y con la funda de su guitarra en la mano, que llega a un pueblo en plena guerra de narcotraficantes y es confundido con uno de ellos.
Tras su contrato con la Columbia para hacer dos pel¨ªculas, Rodr¨ªguez es hoy la mascota de las multinacionales a la busca de j¨®venes creadores. Tambi¨¦n es reivindicado por los cineastas independientes que se defienden de los delirantes presupuestos de las superproducciones con lo que se ha denominado "el chic de la miseria". Los ¨²ltimos ejemplos: frente a los 9.000 millones de pesetas de Parque Jur¨¢sico, los menos de cinco millones de pesetas de Las leyes de la gravedad, de Nick G¨®mez, o Matti Rich dirigiendo Straight out of Brooklyn con lo recolectado por los oyentes de una emisora de radio negra. Frente a las 14 versiones del gui¨®n de El fugitivo, Robert Rodr¨ªguez escribiendo El mariachi entre an¨¢lisis y an¨¢lisis. "El caso es que el medicamento funcionaba, porque me baj¨® el colesterol", dice riendo.
Rodr¨ªguez ironiza sobre su propia aventura y cuenta c¨®mo un equipo de televisi¨®n lleg¨® hace poco a su casa de Tejas y grab¨® a sus padres, a ¨¦l y a sus nueve hermanos durante cuatro d¨ªas. En 10 minutos de programa retrataron la vida cotidiana del joven prodigio de Hollywood. Los 10 minutos costaron el triple que El mariachi.
"Quer¨ªa aprender c¨®mo se hace una pel¨ªcula haci¨¦ndola", dice, "sin equipo de filmaci¨®n. Yo mismo grab¨¦ el sonido, arregl¨¦ las luces, edit¨¦, y a veces Carlos Gallardo me empujaba en una silla de ruedas para las tomas con movimiento. Mi ¨²nica intenci¨®n era aprender y practicar. Luego fui a Los Angeles y dej¨¦ en una agencia una copia en v¨ªdeo de mis anteriores cortos m¨¢s unos fragmentos de El mariachi. La agencia movi¨® la copia por los estudios, y a partir de ah¨ª las cosas sucedieron muy deprisa. De pronto, los estudios me estaban buscando, y yo, en casa, arruinado. Y de pronto me llevaban en coches lujosos y me daban bien de comer".
"Lo ¨²nico que he pedido en mi contrato con la Columbia es que me dejen estar fuera de Hollywood", a?ade Rodr¨ªguez. "Toda la gente, en Los ?ngeles, se pasa el d¨ªa discutiendo de negocios en vez de hablar de la creatividad, y es imposible crear en ese ambiente. Prefiero Austin, Tejas, cerca de mi familia, mi inspiraci¨®n y mis ra¨ªces. Me gustar¨ªa decirle a mucha gente, especialmente a los j¨®venes, que si quieren hacer una pel¨ªcula y no tienen mucho dinero pueden hacerla, y buena, si la historia es buena".
Y en una pel¨ªcula de amigos, como El mariachi, la historia tambi¨¦n parti¨® de una broma entre amigos, Rodr¨ªguez y Carlos Gallardo: "Yo le dije a Carlos: '?Por qu¨¦ no hacemos una pel¨ªcula de acci¨®n, pero no con ex polic¨ªas ni gente en el l¨ªmite de lo posible, sino con un pobre mariachi?" Hicimos la pel¨ªcula por pura diversi¨®n, para el mercado mexicano de v¨ªdeo dom¨¦stico".
El talento visual de Rodr¨ªguez no se basa en el estudio -se jacta de sus malas notas en el colegio, y sus lagunas culturales son amplias-, sino en lo que ¨¦l llama "seguir una pasi¨®n". Su anterior cortometraje, Bedhead, de ocho minutos, le cost¨® 100.000 pesetas, obtuvo m¨²ltiples premios y estaba interpretado por cuatro de sus hermanos peque?os. En el peri¨®dico de la Universidad de Austin, Rodr¨ªguez dibuj¨® durante casi tres a?os una tira c¨®mica diaria basada en su hermana peque?a, "al estilo de Mafalda", dice, "pero no supe que exist¨ªa hasta mucho despu¨¦s". Su confianza en la inmediatez del juego de las ideas se corresponde con su juventud. "En el cine actual hay grandes presupuestos y muy poca creatividad", afirma. "Cuando no tienes mucho dinero est¨¢s forzado a estimular la inventiva, y eso, y no otra cosa, es la magia y el arte de hacer pel¨ªculas".
El proceso artesanal de El mariachi lleg¨® a extremos peligrosos, con Rodr¨ªguez y Gallardo preocupados con que la c¨¢mara alquilada no filmar¨ªa de puro vieja. La pel¨ªcula de 16 mil¨ªmetros fue traspasada a cinta de v¨ªdeo, y Rodr¨ªguez emprendi¨® as¨ª la edici¨®n (le hubieran hecho falta 2,7 millones de pesetas, que no ten¨ªa, para montar el filme en 16 mil¨ªmetros). Columbia se gast¨® m¨¢s de 13 millones de pesetas en inflar la pel¨ªcula de 16 a 35 mil¨ªmetros y afinar el proceso. S¨®lo en la publicidad se han invertido 135 millones de pesetas. "La gente me pregunta: "?D¨®nde aprendi¨® a hacer pel¨ªculas? ?En la escuela?", dice R¨®dr¨ªguez. "Y yo respondo: 'No, esto no me lo ense?aron en la escuela, ni esto ni nada pr¨¢ctico. Mi escuela fue la necesidad".
?Necesidad de actores, por ejemplo? "No hay actores en El mariachi, afirma Rodr¨ªguez, "ni uno solo; son amigos y gente de la calle. No ten¨ªan ni que leer el gui¨®n. En la escena del bar, con esos tipos que son asesinados, ?pues trabajan all¨ª!, les ped¨ª su colaboraci¨®n por una tarde y los mand¨¦ a casa antes de la cena para no tener que darles yo de comer. Es muy f¨¢cil".
A Rodr¨ªguez le gusta todo tipo de pel¨ªculas, desde los musicales de la Metro-Goldwin-Mayer hasta Hitchcock. Su madre lo llevaba a ver los viejos t¨ªtulos de los hermanos Marx y de Buster Keaton. El mariachi fue filmada sin sonido; luego se repet¨ªan las escenas, pero s¨®lo para grabar las voces y el ambiente. Despu¨¦s vendr¨ªa la mezcla. Trabajos manuales. "Quer¨ªa hacer una pel¨ªcula como si fuera muda", dice Rodr¨ªguez. "Carlos y yo hab¨ªamos visto, poco antes de empezarla, Our hospitality, de Buster Keaton. Y le dije a Carlos, acerca de Keaton: "Mira su cara de inocente. Est¨¢ en ese pueblo, le est¨¢ pasando de todo y ?mira su cara!, y eso es lo que pasa con nuestro mariachi, que llega a un pueblo, le ocurre todo lo peor y su inocencia permanece intacta". Hicimos una pel¨ªcula como las de Buster Keaton, tan visual que puedes bajar el sonido y saber qu¨¦ est¨¢ pasando, al igual que en las pel¨ªculas del cine mudo".
En marzo, Rodr¨ªguez comenzar¨¢ el rodaje de El mariachi 2, en doble versi¨®n en ingl¨¦s y en espa?ol, con un presupuesto de casi 700 millones de pesetas. "No tengo ning¨²n miedo", dice. "Lo tuve con El mariachi porque era mi propio dinero. Ahora lo ponen ellos; as¨ª que me da igual".
Rodr¨ªguez es americano-mexicano de cuarta generaci¨®n -"mi pap¨¢ vende ollas de cocina y mi mam¨¢ es enfermera"- y ha tenido que casarse con una venezolana para completar su aprendizaje del castellano. "Lo mismo le pas¨® a mi madre cuando era joven", dice. "Hab¨ªa mucha discriminaci¨®n contra los que hablaban ingl¨¦s con acento o espa?ol; as¨ª que ella no aprendi¨® espa?ol hasta los 29 a?os".
Sus hermanos peque?os tampoco lo hablan, y esa complej¨ªsima mezcla de ra¨ªces (lo hispano desterrado, pero inconsciente, y lo americano superficial) lo quiere reflejar Robert Rodr¨ªguez en una futura pel¨ªcula sobre una familia latina de 10 hijos. "Las representaciones de los latinos son casi siempre negativas en Estados Unidos", dice. "Yo har¨¦ una pel¨ªcula entretenida, no pol¨ªtica; cr¨ªtica, pero sin echarle la culpa a nadie, y poniendo el acento en la educaci¨®n, en el hecho de que s¨®lo a trav¨¦s del acceso y el fomento de la educaci¨®n y la cultura se podr¨¢ equilibrar el sistema de oportunidades".
Y Rodr¨ªguez, que no tiene la menor intenci¨®n en regresar a la escuela de cine, concluye riendo: "?Quiero regresar a la escuela!, pero s¨®lo porque ¨¦ste es un mensaje muy importante para mis hermanitos".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.