Guillermo P¨¦rez Villalta rinde homenaje a los pintores metaf¨ªsicos italianos
El artista exhibe en Madrid 18 cuadros pintados entre 1992 y 1993
Con el temple vin¨ªlico, una t¨¦cnica cl¨¢sica actualizada que produce una impresi¨®n como de esgrafiado, Gu¨ªllermo P¨¦rez Villalta (Tarifa, 1948) ha logrado intensificar algunos de sus efectos pict¨®ricos m¨¢s buscados y caracter¨ªsticos, como la plasmaci¨®n pl¨¢stica del silencio, la intemporalidad y el aislamiento de la figura, cuyo perfil n¨ªtidamente diferenciado del fondo aclara mejor su valor enunciativo, sin por eso restar en exceso su dramaticidad. Con todo ello, la exposici¨®n que ahora presenta -una docena de cuadros de tama?o considerable, m¨¢s media de reducidos, todos pintados entre 1992 y 1993- adquiere un aire de serena rotundidad, como bien asentada.
Lo antedicho tambi¨¦n sirve para que, desde un punto de vista estil¨ªstico, y en la medida de esta creciente claridad ahora practicada por el pintor, los aficionados al genealogismo formal se entretengan en el desciframiento historicista de las fuentes usadas por este enamorado del clasicismo, que, como siempre, aunque quiz¨¢ actualmente con mayor desinhibici¨®n, rinde homenajes a los pintores metaf¨ªsicos italianos de los a?os veinte y, en consecuencia, a los grandes primitivos, como Fra Ang¨¦lico, Uccello, Masaccio o Piero.En todo caso, Guillermo P¨¦rez Villalta es todo menos un pintor de esos que alguna moda de anteayer denomin¨® como "anacronista", lo que significa inclinaciones personales por determinados maestros al margen, que su obra es esencialmente autobiogr¨¢fica y que su vida est¨¢ llena de reflexiones sobre y a trav¨¦s del arte, su particular linterna para explicar lo que (le) acontece. En este sentido, puestos a sacar provecho a estas claridades sobrevenidas, creo m¨¢s importante fijarse en el ¨¦nfasis primitivista en s¨ª que en el juego de adivinar en qu¨¦ o en qui¨¦nes hace citas concretas, entre otras cosas porque ¨¦l mismo se encarga de explicitarias en los comentarios a pie de obra que se adjuntan en el cat¨¢logo.
Los verdaderos modernos
El primitivismo, de Ingres en adelante, ha sido una actitud frecuentada por los modernos cr¨ªticos, que, a diferencia de los modernos rampantes o satisfechos, no se dejan llevar simplemente por el v¨¦rtigo de la novedad, sino que la utilizan reflexivamente como una forma de permanente autocuestionamiento. En propiedad, los primeros son los verdaderos modernos, puesto que son los ¨²nicos que piensan la modernidad y, l¨®gicamente, no se someten indiscriminadamente a ella, como hacen la gran mayor¨ªa de sus s¨²bditos.De "chino extraviado entre las ruinas de Atenas" calific¨® el cr¨ªtico de arte Silvestre al autor del cuadro Edipo ante la Esfinge, que era precisamente Ingres. Creo que a P¨¦rez Villalta no le importar¨ªa que alguien se hubiera pronunciado as¨ª al juzgar su obra, que tambi¨¦n retrocede en el tiempo buscando remover los problemas que la actualidad obvia, aun al precio de que parezca descentrada e, incluso, extravagante.
En definitiva, este exotismo, el de un clasicismo a lo chino, s¨®lo es posible si uno cree en la eternidad de la vida y en la brevedad, la aleatoriedad del arte, que, como habr¨¢n adivinado, no es s¨®lo la inversi¨®n de un t¨®pico cl¨¢sico, sino, sobre todo, la vivencia invertida de lo moderno. Ya adverti de qu¨¦ manera influ¨ªa el uso de la t¨¦cnica del temple vin¨ªlico en la plasmaci¨®n m¨¢s rotunda de algunas de las obsesiones art¨ªsticas m¨¢s recurrentes de su autor, pues los fondos se quedan, con toda su luminosidad versicolor y su rica materia de muro engastado por el tiempo, como tales fondos, liber¨¢ndose as¨ª las figuras que flotan con m¨¢gica autonom¨ªa, como medallones her¨¢ldicos, que portan s¨ªmbolos cifrados con graves mensajes.
Y es en el mensaje y no en las formas donde P¨¦rez Villalta se muestra m¨¢s cl¨¢sico, pues alude a la voz del creador que clama en el desierto; a la confrontaci¨®n b¨¢sica entre la creaci¨®n natural -biol¨®gica- y la artificial como par¨¢bola de los principios de lo femenino y lo masculino; o, en fin, a los temas del juego, la trampa, la disciplina y la ofrenda sacrificial, consustanciales al acto creador, de suyo pat¨¦tico. En todo caso, comparando lo actual con etapas anteriores del pintor s¨ª se aprecia, adem¨¢s de la ya glosada mayor nitidez, un rebajamiento de compulsividad melodram¨¢tica y la correspondiente reducci¨®n de barroquismos culteranos. En cierta manera, esto puede ser el resultado de la madurez, como tambi¨¦n lo es el del aumento del pesimismo, cuando deja entrever el fondo de est¨¦ril ensimismamiento que asedia a la poes¨ªa natural de la sagrada familia -hecha de afectos reflejos- como a la poes¨ªa artificial del arte, el abrazo est¨¦ril de Narciso frente al muro vacante.
La muestra de Guillermo P¨¦rez Villalta se exhibir¨¢ en la Galer¨ªa Soledad Lorenzo (Orfila, 5) hasta el pr¨®ximo 13 de octubre.
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