Justicia de calidad
Los PROBLEMAS de la justicia espa?ola han dejado de ser preferentemente, o no s¨®lo, cuantitativos para serlo cada vez m¨¢s de calidad. Ya no puede hablarse de penuria presupuestaria ni de agravio comparativo con otras ¨¢reas administrativas (el porcentaje de la justicia en los Presupuestos Generales del Estado admite la comparaci¨®n con el de otros ministerios; tambi¨¦n en cuanto a medios materiales y personales puestos a su disposici¨®n), ni de falta de jueces en relaci¨®n con los baremos europeos.Hay que hablar, en cambio, de inadecuaci¨®n de la oficina judicial al n¨²mero y tipo de litigios de la sociedad actual, de vetustez de procedimientos y de jueces que no se ponen al d¨ªa ni en cuanto a conocimientos jur¨ªdicos ni en cuanto a aquellos otros sin los que impartir justicia hoy es como dar palos de ciego, o, lo que es peor, propiciar la impunidad (sobre todo en asuntos propios de la delincuencia organizada, de cuello blanco y de ingenier¨ªa financiera) o la arbitrariedad.
El esfuerzo realizado en la ¨²ltima d¨¦cada para acabar con el atraso hist¨®rico de la justicia y con su discriminaci¨®n en las prioridades pol¨ªticas que se plasman en los Presupuestos Generales del Estado ha tenido un reflejo estad¨ªstico dif¨ªcil de desconocer. Se ha quintuplicado el dinero p¨²blico destinado a la justicia, se han creado centenares de nuevos juzgados, ha aumentado de forma sustancial el n¨²mero de jueces (de 1.800 a los 3.056 actuales) y el del personal de los cuerpos auxiliares... Todo ello era una condici¨®n necesaria, pero no suficiente, para que la justicia espa?ola se convierta en el servicio p¨²blico eficiente que todos deseamos en una sociedad democr¨¢tica. Sus problemas son hoy, pues, esencialmente de. organizaci¨®n y calidad. De modo que si no se resuelven se corre el riesgo de que los juzgados y tribunales se conviertan en un pozo sin fondo que trague sin provecho alguno para el ciudadano cuantos esfuerzos personales y presupuestarios se les eche, dentro.
Cuando el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Pascual Sala, se refer¨ªa ayer, durante el acto de apertura del a?o judicial, a la necesidad de abordar con urgencia la reforma de los variopintos y engorrosos procedimientos judiciales pon¨ªa el dedo en uno de los problemas esenciales: el parcheo reformista, a veces err¨¢tico, de las leyes procesales -v¨¦anse si no los problemas dejados tras de s¨ª por la llamada reforma M¨²gica-; un m¨¦todo que tiene que dar paso cuanto antes a una reforma global, de modo que el tiempo de la justicia no se eternice o se aleje demasiado del que rige en la mayor parte de las actividades sociales. El atasco, la espera interminable y, en definitiva, la par¨¢lisis de la justicia, especialmente perceptible en aquellos casos que tienen resonancia p¨²blica, son la expresi¨®n m¨¢s palmaria de su deterioro y el factor que m¨¢s coadyuva a su descr¨¦dito social.
Es en esta reforma global donde pueden tener cabida los mecanismos que eviten la avalancha de querellas contra los cargos p¨²blicos, que tanto parece preocupar al actual fiscal general del Estado, Eligio Hern¨¢ndez. La protecci¨®n frente a las denuncias falsas o temerarias es un derecho de todos los ciudadanos, no s¨®lo de quienes integran el estamento pol¨ªtico. De ah¨ª que cualquier reforma en este terreno s¨®lo est¨¦ justificada si busca reforzar este derecho de todos sin tratos discriminatorios para nadie. De otro lado, la actualizaci¨®n de los procedimientos judiciales vigentes, sustancialmente decimon¨®nicos, redundar¨ªa tambi¨¦n en una mejora de la calidad de la producci¨®n judicial. Sin duda, resoluciones judiciales que a veces causan asombro, bien porque est¨¢n mal o escasamente motivadas, se deben fundamentalmente a la endeble formaci¨®n de sus autores. Pero tambi¨¦n tiene su parte de culpa la dificultad que plantea estar al d¨ªa en un estado permanente de cambio procesal que no arregla nada y enmara?a todo. Adem¨¢s de jueces suficientes hacen falta jueces competentes. Es quiz¨¢ el reto de m¨¢s alcance con que se enfrenta la justicia de los a?os noventa.
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