Continuidad necesaria
Mientras el pobre Clint Eastwood sufr¨ªa el acoso del mal¨¦fico John Malkovich en la entretenida En la l¨ªnea de fuego, y Daniel Day Lewis lloraba en silencio el perdido amor de Michelle Pfeiffer en el suntuoso melodrama La edad de la inocencia, de Martin Scorsese, los dos filmes que clausuraron, respectivamente, la secci¨®n oficial y Zabaltegi, Manuel P¨¦rez Estremera, el director del festival, se aprestaba a establecer ya las l¨ªneas de trabajo para la edici¨®n de 1994 -¨¦l y su equipo tienen contrato por tres a?os m¨¢s para evitar, seg¨²n sus palabras, "las precipitaciones que hemos sufrido este a?o y que nos hicieron perder a ¨²ltima hora hasta cuatro de las pel¨ªculas que reserv¨¢bamos para la selecci¨®n oficial".Para el director, ha sido ¨¦sta una edici¨®n con balance positivo. "Hay tres puntos en los cuales se ha mejorado sensiblemente. Uno, en la asistencia a las salas. Dos, en la creaci¨®n de un mejor clima de trabajo entre todos, entre la organizaci¨®n y los medios de comunicaci¨®n, pero tambi¨¦n internamente entre nosotros. Tres, el Festival de San Sebasti¨¢n ha vuelto a ser el lugar de encuentro de los profesionales cinematogr¨¢ficos espa?oles, algo que se hab¨ªa perdido en estos ¨²ltimos a?os", afirma.Cosas por mejorar
Con todo, no se le escapa a P¨¦rez Estremera que hay a¨²n muchas cosas por mejorar. Por ejemplo, disfunciones organizativas, la m¨¢s1lamativa de las cuales afect¨® al largo filme de Arturo Ripstein, Principio y fin, que fue proyectado en su primer pase con. los rollos cambiados; o la imprevisi¨®n en la llegada de copias de algunas de las retrospectivas, en especial del ciclo Los 100 mejores a?os, que se subsanaron con el expeditivo uso del v¨ªdeo, algo poco coherente con un ciclo que se propon¨ªa dar a conocer a los j¨®venes espectadores obras maestras del cine rara vez vistas por estos en pantalla grande.
No cuesta trabajo coincidir con el director en lo que se refiere a su valoraci¨®n. En efecto, el clima general que se respiraba este a?o en Donostia, de transparencia y rigor, ayud¨® bastante a restaurar las maltrechas relaciones entre el certamen y los medios de comunicaci¨®n y el p¨²blico. Ciertamente, P¨¦rez Estremera, un profesional experimentado, dialogante y sensato que ha sabido ganarse a la ciudad en s¨®lo ocho meses, tiene por delante todav¨ªa un ingente trabajo: restaurar la confianza de los productores, racionalizar las relaciones entre el festival y los poderes pol¨ªticos locales, mejorar la pesada y tal vez anticuada organizaci¨®n interna. Tiene un excelente equipo de colaboradores, empezando por su asesor general, Diego Gal¨¢n, y tres a?os m¨¢s para hacerlo.
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