La pel¨ªcula iran¨ª 'Sara' y el filme mexicano 'Principio y fin' comparten la Concha de Oro
Juan Echanove recibe el premio a la mejor interpretaci¨®n por 'Madregilda'
La entrega de premios y la proyecci¨®n, fuera concurso, de En la l¨ªnea de fuego, de Wolfgang Petersen, clausuraron ayer la 41? edici¨®n del Festival de San Sebasti¨¢n. En unadecisi¨®n ins¨®lita, el jurado concedi¨® la Concha de Oro a la pel¨ªcula iran¨ª Sara, de Dariush Mehrjui, as¨ª como el premio a la mejor actriz a la protagonista de este filme. El palmar¨¦s perjudic¨® tanto a Arturo Ripstein, cuya espl¨¦ndida Principio y fin se tuvo que conformar con compartir el m¨¢ximo galard¨®n, como a Paco Regueiro, cuya Madregilda s¨®lo se vio recompensada con el premio a Juan Echanove como mejor actor.
El desaguisado lo redonde¨® la inaudita Concha de Plata a la mejor direcci¨®n, que fue para el franc¨¦s Philippe Lioret por Ca¨ªdos del cielo, un trabajo rutinario, alejado por igual del rigor de Ripstein que de la imaginaci¨®n y la voluntad de riesgo de Regueiro.Para compensar un poco el desatino del palmar¨¦s oficial, el jurado que dilucid¨® el premio Euskal Media, dotado con 50 millones de pesetas destinadas a la producci¨®n de un pr¨®ximo filme del director premiado, se inclin¨® por Zhao Le (Por diversi¨®n), la impecable ¨®pera prima de la china Ning Ying, cuya pr¨ªstina met¨¢fora sobre la gerontocracia que gobierna su pa¨ªs es uno de los ejercicios m¨¢s inteligentes vistos en este festival. Por su parte, el prestigioso premio de la cr¨ªtica internacional fue a parar, ¨¦ste s¨ª, a Madregilda.
El jurado de la secci¨®n oficial, compuesto por los espa?oles Vicente Aranda y Jos¨¦ Mar¨ªa Otero, la mexicana Silvia Pinal, el brasile?o Fabiano Canosa, los estadounidenses Edward D¨ªmytryk y Gregory Nava, y el alem¨¢n Dieter Kosslick, redonde¨® su faena concediendo una incre¨ªble menci¨®n al dise?o de producci¨®n de la espa?ola El aliento del diablo -lo que margin¨®, una vez m¨¢s, al mejor trabajo en la materia, el de Madregilda- y un pol¨¦mico y protestado premio especial a Huevos de oro, de Bigas Luna, en una decisi¨®n que vino a confirmar algo ya tradicional en Donostia: que las pel¨ªculas espa?olas a concurso nunca se van de aqu¨ª sin ninguna recompensa. Aunque hay que convenir que este a?o se les ha ido la mano, puesto que han premiado tambi¨¦n, en Ca¨ªdos del cielo, a una coproducci¨®n entre Espa?a y Francia.Descontento
De esta forma, y actuando antes con un rasero compensatorio que con el criterio justo que se les supone a expertos cinematogr¨¢ficos que deben valorar seg¨²n estrictas categor¨ªas profesionales, el jurado tom¨® decisiones que dejaron descontento a casi todo el mundo. Porque con excepci¨®n de los premios a Ripstein y a Echanove, todo su palmar¨¦s es objetable. Ciertamente, no es Sara una pel¨ªcula desde?able. Su retrato de la vida de una mujer iran¨ª de hoy mismo est¨¢ trazado con br¨ªo y con valiosos apuntes documentales; pero en todo caso, est¨¢ muy por debajo de otros filmes aqu¨ª vistos, y lo mejor que tiene no lo ha puesto Mehrjui, sino lbsen, cuya Casa de mu?ecas adapta la pel¨ªcula.
Es m¨¢s, si hay en ella algo discutible es justamente el trabajo del director, cuyas opciones de puesta en escena bordean en ocasiones lo grotesco, con redundancias y pleonasmos m¨¢s propios de un estudiante de realizaci¨®n que de un avezado cineasta activo desde 1969. Por si fuera poco, el trabajo de Niki Karimi, premiado con una Concha de Plata, es poco m¨¢s que voluntarioso, incapaz de eclipsar la espl¨¦ndida caracterizaci¨®n de Julieta Egurrolo, la tir¨¢nica madre de Principio y fin, el ¨²nico papel femenino de lucimiento de toda la se- lecci¨®n oficial. Aunque donde s¨ª acert¨® el jurado fue en el premio al mejor actor para Juan Echanove, quien en Madregilda compone un Francisco Franco que pasar¨¢ sin duda a los anales del cine espa?ol.
El palmar¨¦s del jurado vino a clausurar as¨ª de forma lamentable una selecci¨®n oficial cuya calidad, hay que reconocerlo, no fue mucho mejor que la de otros a?os, sin ir m¨¢s lejos, la de 1991, a?o en que el pol¨¦mico y denostado Rudi Barnet se hizo cargo de los destinos del festival. Ya qued¨® apuntado en la primera de estas cr¨®nicas: los responsables del certamen donostiarra tardar¨¢n tiempo en recuperar la confianza de los productores internacionales, escaldados por los fuertes vaivenes que ha sufrido la l¨ªnea program¨¢tica del festival desde hace cuatro a?os, y todav¨ªa renuentes a dejar que sea San Sebasti¨¢n y no Venecia, Montreal o Locarno -los festivales que le anteceden inmediatamente- la plataforma de lanzamiento para sus productos, lo que pesa como una losa sobre una selecci¨®n a concurso que debe incluir, por su propio reglamento, filmes que no hayan competido antes en ning¨²n festival internacional.
Pero, en todo caso, la apuesta de Manuel P¨¦rez Estremera y su equipo por la continuidad de una gran secci¨®n dedicada a pel¨ªculas de riesgo, la popular Zabaltegi, y retrospectivas que ayuden a arropar la floja selecci¨®n oficial se ha revelado mucho m¨¢s s¨®lida que en anteriores ocasiones. En este sentido, tanto el espl¨¦ndido ciclo dedicado al apasionante William Wellman -con algunos filmes magn¨ªficos no vistos desde hace m¨¢s de 50 a?os-, as¨ª como el que repas¨® la producci¨®n en cine y v¨ªdeo de los chicanos estadounidenses, con libros a a?os luz de las impresentables publicaciones de a?os anteriores, se han convertido en imprescindibles pilares en la programaci¨®n de esta edici¨®n.
Estos dos ciclos, junto con Zabaltegi y el espectacular Cin¨¦dromo instalado en Anoeta y su programaci¨®n infantil, han contribuido poderosamente al reencuentro del festival con un p¨²blico que en los ¨²ltimos a?os se le hab¨ªa vuelto esquivo.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.