"Los 'indios', siempre llorando"
Chistes, apuestas y c¨¢nticos llenan de color el 'derby'
No iba a ser una excepci¨®n. El encuentro vecinal entre el Atl¨¦tico y el Madrid levant¨® como todos los a?os el ambiente de la ciudad. Este cl¨¢sico genera su propio ritual. Una aventura que nace una semana antes y que obliga a despertar el ingenio de los verdaderos protagonistas: las respectivas aficiones. Chistes, apuestas, canciones y atuendos variopintos llenan de colorido estas citas, s¨®lo te?idas a veces de suciedad por algunos comportamientos violentos de una minor¨ªa. Ayer, pese al empate, salieron m¨¢s exultantes los madridistas. Y al grito de "los indios, siempre llorando", el Calder¨®n se apag¨®.La liturgia del derby se inici¨® con los atl¨¦ticos felices y los madridistas tristes. Un torrente de chistes inund¨® los bares y las oficinas. "?C¨®mo se dice Prosinecki en griego? Es-torbas". Y segu¨ªan los atl¨¦ticos: "?V¨¢is al concierto del Calder¨®n? Pero si se juega el derby. No, tocan Los del R¨ªo y El ¨²ltimo de la fila" E insist¨ªan: "Al Bernab¨¦u lo llaman La Paz. ?Por qu¨¦? Porque cada equipo que va se lleva dos puntos". Alg¨²n madridista tragaba saliva y respond¨ªa: "?Qu¨¦ original! Eso se ha dicho siempre del Calder¨®n". El atletista sentenci¨® con una adivinanza: "Blanco, blanco como la tiza y cada domingo le dan una paliza". El merengue dec¨ªa para s¨ª: "Anda que, como ganemos...".
Para los due?os de cafeter¨ªas y restaurantes, el derby fue un motivo para la esperanza. Las tertulias acababan siempre con una apuesta cruzada: copas, raciones o comidas. El empate, para los madridistas. Cu¨¢ndo concluy¨® el partido, media ciudad deb¨ªa algo a la otra media.
Mientras tanto, los aficionados m¨¢s j¨®venes, los que componen las hinchadas ultras de uno y otro conjunto, fueron preparando los c¨¢nticos con los que colorear el lance. Cada grupo tiene su repertorio cargado y, adem¨¢s, el propio curso del partido colaborar¨ªa para improvisar alguna leyenda.
As¨ª, los del Atl¨¦tico ya sab¨ªan que le recordar¨ªan a Michel su tocamiento de los cataplines al colombiano Valderrama; a Prosinecki, sus continuas lesiones ("?y Lesionecki?, ?d¨®nde est¨¢ Lesionecki?"), y a Ram¨®n Mendoza, la marcha de Ricardo Rocha. Y ten¨ªan preparados alientos hacia los suyos. Sobre todo, para su nuevo ¨ªdolo: Caminero (con la m¨²sica del Soy minero de Antonio Molina). Con la esperan za de contar con un resultado favorable, tambi¨¦n hab¨ªan ideado una frase de consuelo hacia los madridistas: "Ay, vikingo, no llores m¨¢s; lo importante es participar". Por su parte, los aficionados del Madrid, pese a su inferioridad num¨¦rica por aquello de visitar el estadio del vecino, iban con las respuestas aprendidas. L¨®pez y Tom¨¢s, tildados de asesinos por sus entradas, eran su blanco predilecto en los d¨ªas previos. Y Pizo G¨®mez, al que le recordar¨ªan sus incidentes con el Clan de Las Rozas (Michel, Hierro, Ruggeri y Gordillo). Habr¨ªa alguna menci¨®n para el Barcelona, su otro gran enemigo: "Indios y cul¨¦s, la misma mierda es".
Llegado el gran d¨ªa, ayer, cada bando se disfrazar¨ªa con sus atuendos cl¨¢sicos (bufandas, gorras, banderas, pintura en la cara ... ) y acudir¨ªa al campo. Sonaron m¨¢s los gritos atl¨¦ticos, por abrumadora mayor¨ªa. Sobre todo, los que se profer¨ªan contra el ¨¢rbitro: "Ur¨ªo, vas a ir al r¨ªo". Al final del choque, con el empate a cero en el marcador, los que m¨¢s se escucharon fueron los madridistas: "Siempre llorando, los indios siempre llorando".
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