El bloqueo de la izquierda
El resultado electoral del 6 de junio suscit¨® expectativas en una mayor¨ªa social progresista que deseaba una nueva direcci¨®n pol¨ªtica. Por primera vez en democracia era posible una colaboraci¨®n en la izquierda que garantizase una salida justa de la crisis y un nuevo impulso democr¨¢tico. Todas las encuestas realizadas, antes y despu¨¦s de las elecciones, eran contundentes: tanto los electores del PSOE como los de IU-IC deseaban un pacto entre estas fuerzas que garantizase la estabilidad gubernamental en beneficio del conjunto de Espa?a. Y el resultado electoral lo hac¨ªa posible. El PSOE gana las elecciones con mayor¨ªa relativa y tiene que decidir con qui¨¦n pactar: o con el nacionalismo conservador catal¨¢n o con IU-IC. El argumento de que s¨®lo la primera es una f¨®rmula real, pues es la ¨²nica que garantiza la mayor¨ªa en el Senado, es obst¨¢culo m¨¢s formal que real, dado que la ¨²ltima palabra la tiene el Congreso, y en la C¨¢mara alta se pueden obtener otros apoyos.No nos enga?emos, el impedimento para un pacto PSOE-IU-IC es estrictamente pol¨ªtico. Mientras IU-IC, por un lado, y el PSOE, por el otro, mantengan sus actuales posiciones pol¨ªticas un giro progresista es inviable, pues la izquierda espa?ola est¨¢ y seguir¨¢ estando bloqueada. Para el sector mayoritario de IU el PSOE en su versi¨®n felipista -expresi¨®n que se utiliza para descalificar al contrario- hace desde el Gobierno una pol¨ªtica de derechas que s¨®lo si gira 180 grados ser¨ªa asumible. Desde las instancias del PSOE y del Gobierno se considera inviable un acuerdo con IU ante las posiciones radicalizadas y fuera de contexto de esta ¨²ltima.
El resultado de este desencuentro no puede ser m¨¢s perverso y contraproducente. Se olvida que el sistema de partidos en Espa?a ha llegado a tener una configuraci¨®n in¨¦dita en el resto de Europa. Dos fuerzas de ¨¢mbito nacional -PSOE, PP-, ninguna de las cuales con mayor¨ªa absoluta; una sola minoritaria de izquierda, tambi¨¦n de alcance nacional -IU-IC-, y varias nacionalistas de orientaci¨®n conservadora -sobre todo CiU- En este contexto, o el PSOE e IU encuentran un camino de di¨¢logo y entendimiento o Espa?a siempre ser¨¢ gobernada desde la derecha, en sus diferentes versiones. Porque la realidad es que si se mantiene la situaci¨®n actual, el nacionalismo conservador catal¨¢n -CiU- se transforma en el partido bisagra de Espa?a, el que hace y deshace mayor¨ªas parlamentarias, gobierne el PSOE o gobierne el PP, salvo que obtengan mayor¨ªa absoluta, cosa dificil e indeseable. Y lo preocupante de la naturaleza bisagra de CiU no viene de su nacionalismo, sino de su car¨¢cter conservador.
Soy de los que piensa que es importante hacer part¨ªcipe a los nacionalismos de la gobernalidad de Espa?a. Pero no es lo mismo abordar esta cuesti¨®n desde la debilidad de la actual mayor¨ªa relativa que desde una s¨®lida mayor¨ªa de progreso. En una palabra, no creo que la mejor estrategia de la izquierda sea convertir el nacionalismo conservador catal¨¢n en el ¨¢rbitro de la pol¨ªtica espa?ola, lo que no quiere decir que no haya que llegar a acuerdos con ¨¦ste en las cuestiones b¨¢sicas de la configuraci¨®n del Estado o de la integraci¨®n europea.
Pero ?c¨®mo desbloquear la situaci¨®n de la izquierda? Ser¨ªa un entrometimiento por mi parte se?alar los cambios que necesitar¨ªa la pol¨ªtica del PSOE para contribuir a ello. Una pol¨ªtica econ¨®mica menos neoliberal y m¨¢s socialdem¨®crata o una concreci¨®n del impulso democr¨¢tico facilitar¨ªa, desde luego, el entendimiento.
A las puertas est¨¢ el congreso del partido socialista, tan decisivo para el conjunto de la izquierda y del pa¨ªs. S¨®lo aciertos deseo a ese congreso por el bien de, todos.
Mas tambi¨¦n IU necesita de una reconducci¨®n de su pol¨ªtica si no quiere seguir siendo un obst¨¢culo a ese necesario desbloqueo de la izquierda. De no cambiar de pol¨ªtica, adem¨¢s, no s¨®lo no contribuir¨¢ a dar el giro hacia la izquierda que pregona, sino que seguir¨¢ siendo la permanente coartada del sector dominante del Gobierno para, no pactar hacia su izquierda y, por el contrario, justificar los acuerdos con los nacionalistas como ¨²nica alternativa viable.
De entrada, IU deber¨ªa retomar su tradicional discurso europe¨ªsta, sin ambig¨¹edades ni reticencias. No se puede gobernar en Espa?a si no se tiene este tema claro. Por tanto, una vez que el Tratado de la Uni¨®n entre en vigor -cuando resuelva el Tribunal Constitucional alem¨¢n- y al margen de la posici¨®n que cada cual haya mantenido sobre el mismo, debe asumirse expl¨ªcitamente su contenido, como marco legal de Europa, apostando decididamente por la profundizaci¨®n en la construcci¨®n de una uni¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica. Es inviable, por el contrario, pretender gobernar en Espa?a y sostener que el Tratado de la Uni¨®n es la antiEuropa. Esa postura europe¨ªsta tendr¨ªa que explicitarse ante las pr¨®ximas elecciones. europeas de 1994, en su programa y en los acuerdos para la formaci¨®n del futuro grupo parlamentario, coherente con el proyecto europeo y la renovaci¨®n de la izquierda.
Otra gran cuesti¨®n es la salida de la crisis econ¨®mica. Izquierda Unida no se puede colocar en el terreno de los que, en el fondo, no desean un acuerdo con las fuerzas sociales o de los que opinan que cualquier pacto social es negativo para los trabajadores.
Hay que apostar, por el contrario, porque salga adelante un acuerdo social por el empleo; apoyar a los sindicatos en el proceso negociador y criticar rigurosamente al Gobierno cuando pone encima de la mesa ofertas antisociales sin contrapartida alguna que mitigue sus efectos. Pero de la crisis o se sale con un acuerdo, en el que se tendr¨¢n que asumir sacrificios, o se impondr¨¢n de hecho medidas a¨²n m¨¢s duras, sin alternativa clara en el inmediato futuro. La predisposici¨®n de los sindicatos para llegar a acuerdos es ¨®ptima, pero el Gobierno lo est¨¢ poniendo muy dif¨ªcil; tan dif¨ªcil que a veces pienso si realmente desea llegar a un entendimiento. En todo caso, una fuerza pol¨ªtica responsable debe apostar por el acuerdo social y asumir la grav¨ªsima situaci¨®n econ¨®mica por la que atraviesa Espa?a.
Ahora bien, si se desea realmente que se cree una nueva situaci¨®n desde la izquierda, las relaciones en el campo de ¨¦sta, es decir, entre. el PSOE e IU-IC, deben cambiar profundamente. Deben cesar, en las declaraciones p¨²blicas, toda deslegitimaci¨®n y descalificaci¨®n entre ambas formaciones y tiene que manifestarse, por el contrario, una clara voluntad de di¨¢logo y colaboraci¨®n. Hay que inaugurar, en suma, unas nuevas relaciones entre los dos partidos de la izquierda. Hay que ser conscientes, de una vez, que cualquier giro progresista, en cualquier ¨¢mbito territorial de que se trate -ayuntamientos, CC AA o Gobierno de Espa?a-, exigir¨ªa acuerdos entre estas dos fuerzas. As¨ª lo demuestra la experiencia, cada vez que se presenta la ocasi¨®n. No tiene ning¨²n sentido deslegitimar y descalificar al PSOE para a continuaci¨®n pactar con ¨¦l o apoyarle cada vez que la aritm¨¦tica parlamentaria en el ¨¢mbito que sea, lo exige. La ¨²ltima, en la Comunidad Aut¨®noma de Arag¨®n; antes, en Asturias o en Madrid; siempre, en todos los Ayuntamientos de Espa?a en que ha sido necesario.
Por ¨²ltimo, nadie desea y no ser¨ªa deseable que el PSOE dejase de ser un partido socialdem¨®crata, de la izquierda, para transformarse en otra cosa. Pero tampoco es deseable que IU sea un proyecto comunista con el aditamento de otras ideolog¨ªas revolucionarias -anarquistas, trotskista, etc¨¦tera-, pues en ese caso cualquier entendimiento es inviable y el proyecto de crear una nueva izquierda habr¨ªa muerto. En mi opini¨®n, el futuro de la izquierda en Espa?a y en Europa pasa por la colaboraci¨®n entre partidos socialistas o socialdem¨®cratas renovados y partidos que sean expresi¨®n de la nueva izquierda reformadora. No creo que haya espacio significativo para proyectos comunistas, aunque se presenten con otro nombre. ?sta quiz¨¢ sea la cuesti¨®n m¨¢s importante que tiene que clarificar la necesaria reconducci¨®n de IU si desea ser ¨²til para que se abra camino una pol¨ªtica de izquierda.
Por tanto, si no queremos que la direcci¨®n pol¨ªtica de Espa?a dependa siempre de sucesivas combinaciones, unas veces del PSOE con los nacionalismos, otras del PP con estos mismos, las fuerzas de izquierda tenemos que reconducir nuestro discurso y nuestro proyecto en cuestiones b¨¢sicas que permitan un di¨¢logo y unos acuerdos sin los cuales un giro progresista es mera ilusi¨®n.
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