Togores, revisitado
En ocasi¨®n del centenario del pintor, la Sala Par¨¦s le ha rendido este homenaje que, por su ¨¢mbito cronol¨®gico, se convierte en una peque?a retrospectiva. La exposici¨®n se complementa con una serie de cuadros mostrados en el Palau Moja, aunque aqu¨ª tan s¨®lo podr¨¢n ser vistos hasta el 6 de octubre.Togores, hijo de una familia burguesa y con un padre tan emprendedor que adem¨¢s de impulsar la carrera de su hijo tambi¨¦n fue cineasta, sufri¨® una meningitis a los ocho a?os tras lo cual se qued¨® compeltamente sordo. Viaj¨® a Par¨ªs en 1919 y es curioso comprobar c¨®mo conecta con los mismos intelectuales con los que, un a?o despu¨¦s, conectar¨ªa Mir¨®: Picasso, Reverdy y Max Jacob. El gran marchante Khnweiler le ofrece un contrato en 1921 y m¨¢s tarde conseguir¨¢ exponer tambi¨¦n en la prestigiosa galer¨ªa Flecliteini de Berl¨ªn.
Josep de Togores
Sala Par¨¦s. Petr?txol, 5. Barcelona. Hasta el 13 de octubre.
Togores es un ejemplo curioso de versatilidad estil¨ªstica, no tanto como porpuesta est¨¦tica -a la manera de Picabia- como, tal vez, influido por los vaivenes de su ¨¦xito comercial o por avatares biogr¨¢ficos. As¨ª. alternar¨¢ maneras distintas, por ejemplo el realismo de corte rom¨¢ntico del magn¨ªfico retrato del m¨²sico Tolr¨¢ (que no aparece en cat¨¢logo y que debe de ser anterior a 1920), el decorativismo simb¨®lico y un poco a lo Foujita de unas Flores de 1926 o el realismo de pieles irisadas y cuerpos sensuales.
Estilo pesonal
Esta ¨²ltima modalidad, la m¨¢s t¨ªpica de Togores, es, en su gusto por las figuras de formas turgentes, de anchos cuellos, rostros redondos y rasgos afilados, muy comparable (no estrictamente en calidad, pero s¨ª en cuanto a proyecto est¨¦tico) al coet¨¢neo Picasso neocl¨¢sico y a un artista de gran fama en el Par¨ªs de entonces, M. Kisling, en cuyo estudio Togores pint¨®. E incluso al Braque de las Can¨¦foras -1922). El gran Desnudo de mujer de 1922, que combina unas piernas casi atl¨¦ticas con un difuminado torso es dif¨ªcilmente olvidable. Este es el que podr¨ªamos llamar el "estilo" Togores, y en ¨¦l conseguir¨ªa su mayor ¨¦xito de cr¨ªtica y comercial.Pero el contacto con el surrealismo hizo mella en ¨¦l. De Masson adoptar¨¢ el dibujo autom¨¢tico. Pero m¨¢s interesantes son otros cuadros (de 1928-29) en las que las formas abstractas, en grises, rosas, sienas y negros, asemejan ramas, huesos, elementos tubulares, p¨¢jaros. Aun, en 1930, atravesar¨¢ otra fase abstracta (m¨¢s modesta, a mi entender, en sus resultados), con figuras biom¨®rficas que asemejan rocas, influidas por Picasso y Magnelli.
En 1930, asustado porque no hab¨ªa vendido apenas sus obras surrealistas, Togores volver¨¢ a un realismo con rasgos de una cierta ingenuidad y un tratamiento muy plano. Son obras curiosos, originales, pero que caen en un cierto clich¨¦ en los rostros.
Babelia
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