Alberto
La pel¨ªcula va de un grupo de atracadores que dan un golpe y se produce un tiroteo, de modo que todo parece acabar en un desastre. Los canallas van llegando, por goteo, a un garaje. Dos de ellos traen un polic¨ªa al que han tomado como reh¨¦n. El m¨¢s ase sino de todos aprovecha la ausencia de los compas y se dedica a torturar al polic¨ªa. En el patio de butacas hay si lencio estremecido. El malvado le pega un tajo lento al polic¨ªa y le rebana la oreja mientras se r¨ªe a carcajadas. De una de las filas traseras de la sala surgen las primeras risitas festivas. El asesino contin¨²a con su tarea, se regodea en el dolor del agente, que est¨¢ atado a una silla. El ¨²nico testigo de los de dentro de la peli vomita de horror. Los espectadores no vomitan porque saben que es una peli, pero se percibe en el aire una terrible ten si¨®n que vuelven a romper las dos voces de las filas traseras, que exclaman cosas tales como "que se te va a caer el pelo" o "que se mueve la oreja". Algunos espectadores chistan para acallar a los bronquistas. Los bronquistas no montan mucha m¨¢s bronca. Se ve que no quieren moles tar a los dem¨¢s, que s¨®lo festejan lo que ven, lo que les hace carcajearse.El realismo de la pel¨ªcula es atroz. Est¨¢ filmada en una calidad fotogr¨¢fica que acent¨²a la brutalidad de la escena, en la que los actores no se lucen amanerados, sino que hacen un ejercicio de contenci¨®n espeluznante. Los espectadores siguen la historia en medio de una tensi¨®n creciente. Menos los dos de las ¨²ltimas filas, que dejan escapar alg¨²n que otro comentario y risa de espectador de telecomedia. El final es sangriento. Un contenido ejercicio de sangre lleno de credibilidad. Se oscurece la pantalla y se enciende la luz de la sala. La gente desfila en silencio hacia la salida. Una voz aguardentosa que procede de una joven garganta de las ¨²ltimas filas exclama sin ning¨²n cinismo: "Qu¨¦ peli m¨¢s bonita, Alberto".
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