Solchaga en Galicia
Carlos Solchaga ha venido con ¨ªmpetu navarro a pedir el voto gallego para Antol¨ªn S¨¢nchez Presedo. Se le ve animoso, suelto y libre predicando al aire de la calle ahora que ha dejado la varita de Peridis al padre Solbes, que tiene una cara m¨¢s sufrida para tiempos d¨¦ ayuno. Le viene bien el entusiasmo de Solchaga al joven candidato socialista, entre otras cosas porque hay compa?eros dom¨¦sticos, nominadamente el alcalde de La Coru?a, Francisco V¨¢zquez, Paco para los vecinos, que no se sabe con claridad en qu¨¦ equipo juegan esta temporada.Por una parte, Paco tiene raz¨®n. Es el alcalde m¨¢s votado de Espa?a y se queja de que su gente ha quedado marginada de las listas. Los votos para quienes los trabajan. Apadrinaba a Fernando Gonz¨¢lez Laxe, que fue presidente en el discutido Gobierno tripartito que liber¨® al popular Albor de la pesada tarea de desayunar sapos en Raxoi. Fraga, en lugar de estar agradecido porque le abri¨® el camino, sataniza al dichoso tripartito. Si la oposici¨®n a don Manuel consigue votos para formar un Gobierno alternativo, lo primero que deber¨ªa hacer es convocar un concurso p¨²blico de ideas para llamar a la cosa.
Es de suponer, por otra parte, que al potencial elector le gustar¨ªa saber si Paco est¨¢ con el Deportivo o con el Aston Villa. Hablando de f¨²tbol, el que seguramente disfruta con el episodio es C¨¦sar Augusto Lendoiro, que comparte la presidencia del club coru?¨¦s con la dirigencia local del Partido Popular. El sue?o de Lendoiro es ser alcalde en lugar de Paco. La pol¨ªtica en La Coru?a es un curioso escenario en el que ya quisiera ver de analista a Maurice Duverger. Creo que ni lo entiende Arsenio Iglesias, el sabio zorro plateado que adiestra al Deportivo. Paco, que es guerrista, lleva los votos de la gente bien y de la mayoritaria clase media. Lendoiro, que es de Alfons¨ªn, lleva los votos de los descamisados. No s¨¦ si me explico.
Solchaga no ha estado duro con V¨¢zquez, el hombre que present¨® a Mart¨ªn Toval y forz¨® la votaci¨®n para portavoz del grupo socialista en el Congreso. Antol¨ªn minimiz¨® el asunto y ha tendido una mano amiga a Paco. La morbosa curiosidad de la pol¨ªtica rosa aguarda ahora al gran mitin socialista en La Coru?a en el que Felipe Gonz¨¢lez encabezar¨¢ cartel con Antol¨ªn y con el alcalde V¨¢zquez, que preside tambi¨¦n la influyente Federaci¨®n Espa?ola de Municipios.
No se sabe si lo de liberal en Carlos Solchaga llega a delirio, pero se ve que lo lleva en el alma. Dice lo que piensa. Por lo que se nota en el ambiente, gusta a la gente como habla. No robotiza. Qu¨¦ bonita es la palabra liberal cuando no la sectarizan. Cuanto m¨¢s decimon¨®nica, m¨¢s bonita. Siempre se dice que Galicia es conservadora y se olvida su tradici¨®n liberal. Con C¨¢diz era precisamente La Coru?a la ciudad m¨¢s liberal de Espa?a. Aqu¨ª bordaba las banderas de la libertad Juana de Vega. Aqu¨ª llegaban los barcos con la literatura prohibida en el Siglo de las Luces y hab¨ªa tantas logias como ahora pe?as deportivistas. Adem¨¢s, y dispensen el desvar¨ªo, el gallego es gen¨¦ticamente liberal, busc¨¢ndose siempre la vida como aut¨®nomo, sin depender de amo, aunque sea en el humilde minifundio de su vaca y sus verduras. El liberalismo es atl¨¢ntico.
Lo del individualismo tiene alguna manifestaci¨®n menos sugestiva. Se le atribuy¨® a Carlos Solchaga la propuesta de encaminarse a la anomia en materia urban¨ªstica. Liberarse del cors¨¦ de planes y ordenanzas. Esa utop¨ªa ya rige en gran parte de Galicia, donde el 70% de los municipios no tienen normas de urbanismo. Cada uno construye como le peta. Los resultados son espectaculares. Espectacularmente desastrosos.
As¨ª que Carlos Solchaga est¨¢ muy a gusto en Galicia. El navarro podr¨ªa ejercer de conselleiro. Mejor de Cultura que de Urbanismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.