La CE convoca una cumbre extraordinaria el d¨ªa 29 para preparar la entrada en vigor del tratado
La Uni¨®n Europea ser¨¢ una realidad el pr¨®ximo 1 de noviembre, casi 23 meses despu¨¦s de que los jefes de Estado y de Gobierno de los Doce adoptaran el texto del nuevo tratado en la ciudad holandesa de Maastricht. La presidencia semestral del Consejo de Ministros de la Comunidad Europea (CE), que desempe?a B¨¦lgica hasta diciembre, convoc¨® ayer una cumbre extraordinaria para el pr¨®ximo d¨ªa 29, con el fin de preparar la entrada en vigor del tratado y designar la sede del Instituto Monetario Europeo, imprescindible para seguir el camino hacia la moneda ¨²nica
La luz verde a la entrada en vigor del tratado fue recibida ayer con satisfacci¨®n, pero sin triunfalismos, por la Comisi¨®n Europea. "Esta ratificaci¨®n deber¨¢ permitir a la CE salir de un per¨ªodo de espera y marasmo y dar un nuevo impulso a la lucha contra la recesi¨®n econ¨®mica y contra el paro", asegura un comunicado de la Comisi¨®n. Su presidente, Jacques Delors, asegur¨® que se alegraba personalmente de una sentencia que considera inspirada en principios pr¨®ximos a los ideales del federalismo europeo.El Gobierno belga, que preside el Consejo de Ministros de la CE hasta diciembre, emiti¨® tambi¨¦n un comunicado en el que anuncia la cumbre extraordinaria para el pr¨®ximo d¨ªa 29 y expresa su alegr¨ªa por el punto final "a un largo periodo de interrogantes y dudas sobre el Tratado de Maastricht". "Esto deber¨ªa abrir el camino al relanzamiento europeo, situado ¨ªntegramente bajo el signo del est¨ªmulo al crecimiento econ¨®mico, la salvaguarda de la competitividad y la promoci¨®n del empleo", dice.
El Tratado de Maastricht empez¨® a fraguarse en 1990 como resultado de la conmoci¨®n pol¨ªtica creada por la reunificaci¨®n alemana. Se discuti¨® en ¨¦poca todav¨ªa de bonanza y de estabilidad monetaria y se ha ratificado, en cambio, durante los dos peores a?os atravesados por las econom¨ªas europeas desde los tiempos dif¨ªciles de la posguerra.
Las enormes tensiones pol¨ªticas que condicionaron su redacci¨®n, principalmente entre federalistas y euroesc¨¦pticos, se han ido proyectando y ampliando en un proceso de ratificaci¨®n plagado de obst¨¢culos: Un refer¨¦ndum negativo en Dinamarca seguido de otro positivo un a?o despu¨¦s, una tormentosa ratificaci¨®n tambi¨¦n por el voto popular en Francia, una cansina y a veces tragic¨®mica discusi¨®n en la C¨¢mara de los Comunes brit¨¢nica, y ahora la decisi¨®n del Tribunal Constitucional alem¨¢n, en una sentencia considerada como la m¨¢s importante de su historia.
En el inter¨ªn, el pilar m¨¢s importante de la Uni¨®n Europea, el econ¨®mico y monetario, ha quedado pr¨¢cticamente hecho trizas con un a?o de devaluaciones en cascada, la salida de la lira y de la libra del SME (Sistema Monetario Europeo) y la instalaci¨®n el 2 de agosto de un aut¨¦ntico bulevar de fluctuaci¨®n de las monedas europeas, que refleja la progresiva divergencia econ¨®mica entre los Doce producida por la recesi¨®n.
La sentencia es especialmente trascendente para el objetivo final de la moneda ¨²nica. Los magistrados de Karlsruhe consideran que la construcci¨®n europea no es "irreversible", sino que el Bundestag o Parlamento alem¨¢n y el Gobierno tienen en cada momento el derecho a rectificar el camino. Esto vale especialmente para el marco, la moneda alemana, cuya desaparici¨®n no ser¨¢ autom¨¢tica y requerir¨¢ la existencia de consenso democr¨¢tico.
El derecho del Parlamento brit¨¢nico a decidir sobre el futuro de su moneda, reconocido en Maastricht, queda as¨ª extendido a los ¨®rganos de representaci¨®n alemanes y, en buena l¨®gica, a los de todos los componentes de la Uni¨®n. Nadie estar¨¢ obligado a formar parte del ecu si no lo desea. Fuentes jur¨ªdicas de la CE se?alaron ayer que con esta sentencia la propia fecha del 1 de enero de 1999, o segunda ocasi¨®n para la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria, pierde su valor de plazo obligatorio para la moneda ¨²nica.
En aquel momento "los tipos de conversi¨®n [de las monedas] quedar¨¢n irrevocablemente fijados", pero el propio tratado asegura que "el Consejo adoptar¨¢ (...) las restantes medidas necesarias para la r¨¢pida introducci¨®n del ecu como moneda ¨²nica". Se refuerza as¨ª la posibilidad de que cualquier Estado tome una nueva decisi¨®n respecto a la moneda ¨²nica en 1999 o prefiera incluso posponerla para m¨¢s tarde.
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