El Valencia debilita el mito alem¨¢n
Un gol postrero del Karlsruhe recorta de forma inmerecida el triunfo local

El Valencia debilit¨® el mito alem¨¢n, que tanto da?o ha hecho a los equipos espa?oles. Hizo valer la superior condici¨®n de sus futbolistas y pint¨® la cara a un equipo de ideas cortas y f¨ªsico robusta. Sin embargo, un remate de cabeza de Schmitt acab¨® de forma inmerecida con la fiesta. Fue lo ¨²nico real de la leyenda alemana: su capacidad para hecer da?o incluso en las peores circunstacias y con el peor f¨²tbol posible.
Fue un partido de contacto. El Karlsruhe utiliz¨® sus kilos para intimidar a los jugadores del Valencia, m¨¢s ligeros y menos preparados para la guerra de trincheras. Los alemanes no vendieron nada especial. Marcaron al hombre, hicieron uso de sus potencia y estuvieron muy metidos en el encuentro. Hab¨ªa en su juego un lado primitivo, de equipo sin pulir. Un tal Reich -dos metros de le?a dor vestido de corto- sigui¨® a Penev hasta la ducha. Y esto daba al duelo un contenido emotivo, pero dejaba al Valen cia la posibilidad de abrir v¨ªas de agua cuando Penev llevaba al armario fuera del ¨¢rea. No aprovech¨® esta concesi¨®n el Valencia por la predisposici¨®n de Penev a aceptar el combate cuerpo a cuerpo -no par¨® hasta humillar al alem¨¢n en el segundo gol- y por el sentido monocorde del juego. La ban a derecha, por ejemplo, qued¨® virgen durante la mayor parte del encuentro y los centrocampistas apenas llegaron al ¨¢rea de Kahn.
El f¨²tbol se volvi¨® muy trabado desde el comienzo. La gente se iba al suelo con frecuencia y los tacos brillaban bajo los focos. Eso no conven¨ªa al Valencia, que tard¨® en interpretar su juego. Cuando lo consigui¨®, la noche fue suya. El viraje del partido a favor del Valencia se hizo evidente en el ¨²ltimo cuarto de hora del primer tiempo. Se concret¨® de manera sorprendente con el gol de Mijatovic. Desde ese momento, el Valencia mand¨® en el partido. Una acci¨®n llena de talento de Penev, el due?o de la noche, aliment¨® todav¨ªa m¨¢s la m¨¢quina valencianista.
El Valencia tuvo la oportunidad de cerrar la eliminatoria en varias ocasiones y Penev termin¨® como un h¨¦roe. Su segundo gol fue otro prodigio, esta vez lleno de dulzura, en contraste con la violencia de su primer tanto. Contra eso, el Karlsruhe s¨®lo ofreci¨® un cabezazo miserable en una jugada a pelota parada, una oferta muy pobre pero suficiente para complicar la eliminatoria a un equipo que le dej¨® en evidencia.
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