El jerogl¨ªflico por escudo
Tortugas, botas, ollas con serpientes y escuadrillas de aviones surcan la curiosa her¨¢ldica de los pueblos madrile?os
Una escuadrilla de aviones, 12 tortugas, un zapato o un par de ollas repletas de serpientes pueden ilustrar la inc¨®gnita de un jerogl¨ªfico. Pero tambi¨¦n sirven como s¨ªmbolo her¨¢ldico de un municipio.
Nada m¨¢s l¨®gico que Getafe haya repartido su blas¨®n entre el Sagrado Coraz¨®n de Jes¨²s y 12 aviones: en su t¨¦rmino municipal se levantan una base a¨¦rea militar y el monumento del Cerro de los ?ngeles.
Igual de sencillo resulta encontrar la relaci¨®n entre Galapagar y los 12 gal¨¢pagos de oro que ocupan el centro de su escudo. O de la bota, sobre campo de gules (rojos), que cubre la mitad del broquel de Chapiner¨ªa: responde a la existencia, en sus or¨ªgenes, de un grupo de fabricantes de chapines (zapatos) en la misma zona.
?Y las serpientes? En el escudo de Batres, cuatro ofidios surgen de dos calderos, fajados en gules, para recordar los blasones de antiguas familias feudales de la comarca.
Para gustos se hicieron los escudos. Sin embargo, ponerse de acuerdo para encontrar los blasones representativos de todas las poblaciones no resulta. tarea f¨¢cil. De los 179 municipios que componen la Comunidad de Madrid, por el momento, s¨®lo 74 han llegado a legalizar sus broqueles, y 22, sus banderas.
Armas y acueductos
La historia marca su impronta en los blasones con las armas de los se?ores que tuvieron jurisdicci¨®n sobre los territorios madrile?os. La geograf¨ªa, por el curso de los r¨ªos, los cerros o los valles. Tambi¨¦n la arquitectura ha dejado huella en los castillos, torres, acueductos, puentes o palacios. Y hasta los santos tienen un recuerdo en los blasones.
Por ejemplo, en los escudos de La Cabrera, Zarzalejo y Pozuelo del Rey, est¨¢n -por el mismo orden- la cabra, la zarza y el pozo. Obvio. Los ¨¢rboles tambi¨¦n cuentan con su hueco en la her¨¢ldica madrile?a. En Fresnedillas, cinco fresnos sobre oro son representados en el escudo municipal, mientras que en Villar del Olmo un solitario olmo ocupa la mitad izquierda del blas¨®n de la localidad.
Los animales campan a sus anchas igualmente por los escudos. En el de la villa de Parla, una de las ¨²ltimas avutardas madrile?as se mantiene solitaria.
La osa y el madro?o
Y en Madrid, contrariamente a lo que com¨²nmente se cree, una osa -y no un oso- ocupa el centro del broquel de la capital. El concejo de la villa eligi¨® un animal femenino para diferenciar sus posesiones de las pertenecientes a la poderosa Iglesia madrile?a, que hab¨ªa utilizado un oso macho.
Claro que siempre hubo municipios con una her¨¢ldica mucho m¨¢s modesta. En Colmenar Viejo, 11 colmenas orlan, en bordura, el blas¨®n local, mientras que en Alcorc¨®n tres ollas vac¨ªas -en clara referencia al origen alfarero del municipio sure?o- ocupan la mayor parte del escudo municipal.
Mientras tanto, algunos ayuntamientos usan escudos o banderas sin la correspondiente documentaci¨®n hist¨®rica que acredite su rigor hist¨®rico. O est¨¢n pendientes del dictamen de las reales academias para que la Comunidad de Madrid, que ostenta la competencia para autorizar las novedades her¨¢ldicas, proceda a su aprobaci¨®n. La mayor¨ªa de los ayuntamientos, sin embargo, parece que prefiere no recurrir a los s¨ªmbolos para dejar la marca de su pedigr¨ª.
El libro Banderas y escudos de la Comunidad de Madrid, cuyo segundo tomo ser¨¢ editado el a?o que viene por la Consejer¨ªa de Cooperaci¨®n del Gobierno regional, da fe de la curiosa her¨¢ldica madrile?a.
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