Las elecciones en Canad¨¢ amenazan el tradicional esquema bipartidista
Las elecciones legislativas del 25 de octubre marcar¨¢n, seg¨²n todas las previsiones, el final de una era en Canad¨¢: la del bipartidismo y las mayor¨ªas s¨®lidas. Los liberales, aunque favoritos, est¨¢n lejos de llenar, a la vista de los sondeos, el espacio que deja libre la ca¨ªda estrepitosa de los conservadores, en el poder desde 1984. Y dos partidos con implantaci¨®n regional aspiran a trastornar el mapa pol¨ªtico tradicional con su irrupci¨®n espectacular en Ottawa: el Partido Reformista (derechista) y el Bloque Quebequ¨¦s (nacionalista franc¨®fono)
El paisaje electoral cambia r¨¢pidamente en Canad¨¢, y el sistema electoral mayoritario, de tipo brit¨¢nico, acent¨²a todav¨ªa m¨¢s las fluctuaciones de los votantes. Tras dos mandatos y nueve a?os seguidos en el poder, los conservadores se juegan esta vez verdaderamente su futuro en esta consulta, en la que los sondeos les auguran apenas un 20% de los sufragios.Lejos est¨¢ la ¨¦poca en la que Brian Mulroney result¨® elegido con una mayor¨ªa sin precedentes, en 1984. V¨ªctima del desgaste del poder y de una espectacular ca¨ªda de popularidad, tuvo que renunciar para ceder el puesto, en junio pasado, a Kim Campbell. Cambi¨® el candidato, pero no la tendencia. Y es que los problemas se amontonan en el debe de la gesti¨®n conservadora.
Pa¨ªs tradicionalmente pr¨®spero, Canad¨¢ se encuentra hoy confrontado a las ansias de la recesi¨®n, con una tasa de paro del 11% de la poblaci¨®n activa, sin precedente en la historia del pa¨ªs. Adem¨¢s, la severa pol¨ªtica de austeridad del Gobierno saliente no fue suficiente para reducir el d¨¦ficit p¨²blico, cr¨®nico en este pa¨ªs donde las distancias y las dificultades clim¨¢ticas encarecen las infraestructuras. En el otro frente conflictivo, el problema de Quebec y de las relaciones entre angl¨®fonos y franc¨®fonos, el balance tampoco es alentador. Un compromiso constitucional alcanzado por todas las fuerzas pol¨ªticas fue rechazado de manera espectacular en un refer¨¦ndum nacional en el oto?o pasado.
Frente al descalabro conservador, los liberales aparecen como la futura primera fuerza. Los sondeos les auguran alrededor del 35% de los sufragios, pero pocos creen que obtendr¨¢n la mayor¨ªa absoluta que les permitir¨ªa gobernar sin apoyos exteriores. Su candidato, Jean Chr¨¦tien, promete un "nuevo amanecer" y encuentra acentos clintonianos para presentarse como el candidato de la renovaci¨®n. Una tarea dif¨ªcil, sin embargo, para un hombre que, a sus casi 60 a?os, tiene tras de s¨ª una carrera pol¨ªtica de tres decenios. Chr¨¦tien ha centrado su campana sobre el gran tal¨®n de Aquiles de los conservadores, el desempleo, sin grandes precisiones sobre sus propios planes al respecto.
Nuevos protagonistas
Pero el principal adversario de Chr¨¦tien ya no es un partido conservador en pleno declive, sino dos partidos de nuevo cu?o decididos a aprovecharse de la actual fluidez del panorama pol¨ªtico. El primero es el Bloque Quebequ¨¦s, formado por los nacionalistas de la provincia franc¨®fona, que se presentan por primera vez en una consulta federal. Tras haber limitado su acci¨®n a la esfera provincial, consideran ahora que la tribuna del Parlamento de Ottawa puede serles ¨²til tras su victoria en el refer¨¦ndum del a?o pasado, en el que apoyaron el no.
M¨¢s inesperado es el avance del Partido Reformista, de Preston Manning, de 51 a?os, con un lenguaje populista a mitad de camino entre el de Ross Perot en EE UU y de la Liga Norte en Italia. Aparte de criticar lo que considera como privilegios indebidos otorgados a los franc¨®fonos de Quebec, Manning fustiga al Gobierno federal de Ottawa, a quien acusa de excesiva voracidad fiscal. Propone recortar el gasto p¨²blico, aunque sea cuestionando los servicios sociales que constituyen tradicionalmente el orgullo de Canad¨¢. Su discurso encuentra un gran eco en las ricas provincias del oeste del pa¨ªs, cuyos habitantes tienen la impresi¨®n de entregar a las arcas federales mucho m¨¢s de lo que reciben. El ¨¦xito de Manning, que espera aventajar a los conservadores en la consulta, simboliza las dificultades que esperan a un nuevo Parlamento en el que los particularismos tendr¨¢n, seg¨²n todos los indicios, mucho m¨¢s peso que en el anterior.
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