La decepci¨®n por la falta de nuevos talentos caracteriza el cambio cultural en Rusia
Intelectuales rusos dicen en Madrid que las expectativas creadas no se han cumplido
El momento cultural ruso es inquieto y efervescente, pero la desorientaci¨®n ha impedido que cristalizaran todos los proyectos larvados durante la dictadura. La euforia ha sido sustituida por la decepci¨®n. Mar¨ªa S¨¢nchez Puig, profesora de ruso en la Universidad Complutense de Madrid, apunta que, "despu¨¦s de una avalancha de publicaciones de obras prohibidas, parece que ahora faltan temas y figuras nuevas. La creatividad es menor de la esperada". Yevgueni Chel¨ªshev, de la Academia de Ciencias de Rusia, va a¨²n m¨¢s lejos, y habla de "vac¨ªo cultural", idea compartida por otros participantes en las jornadas sobre relaciones culturales entre Rusia y Espa?a cerradas el s¨¢bado en Madrid.
Las expectativas de una nueva etapa de libertades no se han cumplido: la producci¨®n cultural es menor de la esperada. Al desaparecer la presi¨®n que el sistema pol¨ªtico ejerc¨ªa sobre la cultura, se ha dado paso a una carencia de puntos de apoyo. En palabras de Yevgueni Chel¨ªshev, falta la "idea que inspire al hombre y a la naci¨®n" de que hablaba Fi¨®dor Dostoi¨¦vski. "Hemos rechazado el monopolio marxista-leninista sin encontrar recambio, y nos hallamos en una situaci¨®n de vac¨ªo cultural".Entre el jueves y el s¨¢bado, pasados, la Fundaci¨®n Encuentro propici¨® una reuni¨®n de intelectuales rusos y espa?oles para analizar las relaciones culturales entre los dos Estados y realizar una radiograf¨ªa de la situaci¨®n en Rusia. "La filosof¨ªa de este encuentro es sencilla: hablamos mucho de los problemas pol¨ªticos y nos parece que antes tenemos que reconstruir una historia cultural", se?al¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Patino, presidente de esta Fundaci¨®n.
La cultura en Rusia sufre las consecuencias de un periodo de transici¨®n, complicado por turbulencias econ¨®micas y pol¨ªticas. Para Irina Jal¨¦yeva, rectora de la Universidad de Ling¨¹¨ªstica de Mosc¨², "los intelectuales son la vanguardia del cambio, pero son los primeros en ser olvidados desde el punto de vista econ¨®mico".
Uno de los principales agujeros negros que han quedado tras 70 a?os de dictadura es el de la historia. Durante d¨¦cadas los rusos han tenido que sufrir un pasado cambiante y constantemente falseado. Sergu¨¦i Goncharenko, de la Universidad Estatal de Mosc¨², cree que "no hay que tener mucha prisa en reescribir la historia. No existe una verdad absoluta. Debemos coleccionar todos los hechos y tratar de organizarlos sin una censura interior".
La destrucci¨®n de s¨ªmbolos, que puede llegar hasta el traslado de la tumba de Lenin de la plaza Roja de Mosc¨², y la obsesi¨®n por romper con el pasado socialista es otro problema que preocupa a los intelectuales. "Creo que nos hemos precipitado", afirma Jal¨¦yeva. "La historia hay que asumirla, no destruirla. Tenemos que reescribir el pasado, pero no tacharlo".
El paso del socialismo a la econom¨ªa de mercado ha tenido una consecuencia rotunda sobre el mundo cultural y acad¨¦mico en Rusia: los fondos que proporciona el Estado son insuficientes, y las instituciones culturales tienen que sacarse las casta?as del fuego por su cuenta. Desde su universidad, Jal¨¦yeva ha llevado cabo varias iniciativas que pueden resultar emblem¨¢ticas: alquilar edificios del campus a empresas extranjeras -como la espa?ola Campofr¨ªo- para financiar el conjunto de las carreras y poder pagar regularmente a los profesores (incluso una vez cada tres meses en divisas).
Estudios financieros
La otra consecuencia sobre la Universidad del proceso que vive Rusia es la pasi¨®n desatada de los j¨®venes por los estudios financieros. Jal¨¦yeva lo resumi¨® con estas palabras: "Todo el mundo habla de econom¨ªa". Muchos de los profesores que asistieron al encuentro se quejaron de que las carreras de humanidades est¨¢n cada vez m¨¢s abandonadas frente a estudios cuyas aplicaciones pr¨¢cticas inmediatas son mucho m¨¢s lucrativas.La despreocupaci¨®n del Estado hacia la Universidad tiene otra consecuencia que a largo plazo puede resultar tr¨¢gica: la falta de atenci¨®n por las 130 lenguas que conviven en Rusia. Jal¨¦yeva est¨¢ de acuerdo en que el ruso es uno de los elementos de cohesi¨®n de la federaci¨®n: "Los pol¨ªticos no entienden que puede ser el arma m¨¢s peligrosa de desintegraci¨®n o un factor fundamental de uni¨®n".
En medio de todo queda sin definir la pol¨ªtica cultural de Rusia. ?gor Ivanov, embajador de Rusia en Espa?a, no cree que el poder pol¨ªtico, para dar cohesi¨®n al nuevo Estado, vaya a propiciar una identidad cultural de lo ruso frente a las nuevas nacionalidades de la ex URSS: "La identidad cultural que siempre existi¨® con Ucrania y Bielorrusia no se ha roto. El proceso centr¨ªfugo se est¨¢ invirtiendo y hay una vuelta a la realidad", dice Ivanov.
Babelia
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