La Casa Blanca se cierra al exterior
Diplom¨¢ticos acreditados en Washington lamentan el desinter¨¦s de Clinton por los asuntos mundiales
![Antonio Ca?o](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fbeac12ba-699c-4d3e-89c6-e30be1d9a86c.png?auth=74fed457e58f28ed1f5682cefdc437f0ffd7a482e0124e2212ab78e056c83af2&width=100&height=100&smart=true)
Que Bill Clinton tiene escaso inter¨¦s en la pol¨ªtica exterior es algo que el propio presidente confes¨® durante su campa?a electoral, pero ahora esa resistencia a ocuparse de los problemas del mundo ha convertido la Casa Blanca en una fortaleza inexpugnable para los jefes de Estado y de Gobierno extranjeros que intentan entrar. Los diplom¨¢ticos acreditados en Washington se confiesan desesperados ante la inaccesibilidad de esta Administraci¨®n y, aunque no quieren ser identificados por nombre o pa¨ªs, muchos de ellos se manifiestan incapaces de satisfacer los deseos de sus mandatarios de visitar oficialmente EE UU. "Los j¨®venes que llevan la agenda del presidente dicen tener ¨®rdenes de no planificar m¨¢s de 10 d¨ªas de su trabajo. De esa manera es imposible concertar una visita oficial a este pa¨ªs", afirma uno de los diplom¨¢ticos afectados.
Clinton, un pol¨ªtico de estilo desordenado y amante de las actividades sin planificaci¨®n, no quiere comprometer su agenda con asuntos que le impidan aparecer repentinamente en una asamblea de peque?os empresarios o en una reuni¨®n sobre mujeres afectadas por c¨¢ncer de pecho. ?sos son el tipo de actos que el presidente prefiere, y donde cree que se ganan los votos para la reelecci¨®n. Entre una reuni¨®n con emisoras de radio de Idaho y una conferencia con los 10 mejores peri¨®dicos europeos, prefiere lo primero. En esa l¨ªnea, entre otras medidas restrictivas, Clinton ha ordenado a sus asesores que, a excepci¨®n de emergencias impostergables, no le organicen m¨¢s de dos entrevistas con dignatarios extranjeros al mes.
Ello ha obligado, por ejemplo, al presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, a posponer sin plazo una visita a EE UU que quer¨ªa hacer el pasado mes de septiembre.
No es un caso ¨²nico. El presidente argentino, Carlos Menem, visit¨® Washington finalmente en julio despu¨¦s de que le hubieran cambiado 12 veces la fecha de su reuni¨®n con Clinton. La hora exacta de la entrevista que el rey Juan Carlos sostuvo con Clinton en abril fue conocida por la delegaci¨®n espa?ola dos horas antes de que se produjera la cita. Aun as¨ª, Clinton hizo esperar unos minutos m¨¢s al monarca espa?ol en una sala de la Casa Blanca.
Salidas ineludibles
M¨¢s dif¨ªcil a¨²n resulta conseguir que el presidente norteamericano se comprometa en un viaje al extranjero. Pr¨¢cticamente todos los gobernantes que han pasado por Washington han invitado oficialmente a Clinton, quien, a punto de cumplir un a?o en la presidencia, s¨®lo ha salido varios d¨ªas al exterior una vez: para asistir en julio, en Tokio, a la cumbre del Grupo de los Siete y, en esa misma gira, para visitar a las tropas de EE UU en Corea. En abril hizo una brev¨ªsima escapada a las puertas de casa, a la fronteriza Vancouver, en Canad¨¢, para reunirse con Bor¨ªs Yeltsin. Para los pr¨®ximos meses, Clinton s¨®lo tiene previsto un viaje largo, en enero, que incluye Bruselas, para participar en una cumbre de la OTAN, y Mosc¨², donde volver¨¢ a ver a Yeltsin. Es decir, s¨®lo citas ineludibles.
Las ¨²nicas actividades de pol¨ªtica exterior que le interesan al presidente son aquellas que afectan a la econom¨ªa y el futuro norteamericanos. Por eso su viaje a Asia, y por eso tambi¨¦n su participaci¨®n en la cumbre de pa¨ªses del Pac¨ªfico, que se celebrar¨¢ el mes pr¨®ximo en Seattle.
En unas recientes declaraciones al diario The Washington Post, Clinton afirm¨®, con escandalosa franqueza, que la pol¨ªtica internacional de su Gobierno tiene como meta la defensa de los intereses estadounidenses, y que los norteamericanos nunca volver¨¢n a mirar hacia el exterior con el mismo inter¨¦s que antes de la guerra fr¨ªa.
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