Italia censura a Falcone
Los cortes retrasan el estreno del filme sobre el juez siciliano
"?ste es un pa¨ªs en el que se censuran las obras pol¨ªticas. Hay un l¨ªmite que no se puede sobrepasar, porque la P-2 (la logia mas¨®nica Propaganda 2) est¨¢ todav¨ªa en el Gobierno; porque el Ministerio de Gracia y Justicia que dej¨® Martelli (Claudio, ex ministro socialista) trabaja todav¨ªa para ¨¦l. En este pa¨ªs se ofende la libertad".Giuseppe Ferrara, toscano de 60 a?os, con una decena de t¨ªtulos cinematogr¨¢ficos a su espalda, frecuentemente pol¨¦micos y volcados en la reconstrucci¨®n casi inmediata de episodios tensos de la historia italiana m¨¢s reciente, clama as¨ª su indignaci¨®n al t¨¦rmino de un pase especial para la prensa extranjera de su ¨²ltima pel¨ªcula: Falcone.
Ferrara explica su indignaci¨®n porque, dice, acaba de ver por primera vez con los corresponsales la ultim¨ªsima versi¨®n de su filme. La cinta duraba en la noche del lunes tres minutos menos que un d¨ªa antes. "Por presiones intolerables del Ministerio de Justicia", afirma el cineasta, "nuestro productor ha decidido cortar la escena de la entrevista de Falcone con Buscetta [Tominaso, el c¨¦lebre arrepentido] en Nueva York, tras el asesinato de Salvo Lima. Buscetta preguntaba all¨ª: '?Por qu¨¦ Andreotti dice que el asesinato de Lima ha sido una, advertencia para ¨¦l?. Y esto no lo pueden ver los italianos", comenta Ferrara encogi¨¦ndose de hombros. "As¨ª, pedazo a pedazo, va cayendo una pel¨ªcula de la que a¨²n respondemos" concluye.
El estreno en Italia de Falcone estaba programado para el pasado viernes, pero los abogados de Bruno Contrada, ex dirigente de los servicios secretos italianos en Sicilia, detenido hace un a?o por asociaci¨®n con la Mafia, consiguieron aplazar una semana el lanzamiento. La pel¨ªcula, que concluye con los asesinatos de Falcone y su amigo Paolo Borsellino, tendr¨¢ que salir, adem¨¢s, sin los r¨®tulos finales, en los que se daba cuenta, precisamente, de la detenci¨®n de Contrada -un personaje que en el filme aparece, pero sin nombre-, de la ca¨ªda pol¨ªtica de Martelli, implicado en las cuentas suizas de la P-2", y de la detenci¨®n del capo Toto Riina, entre otros acontecimientos recientes. El calendario de la distribuci¨®n internacional del filme parece en suspenso por estos cambios.
El director defiende con vehemencia su Falcone, trepidante y extravertido, volcado en las conexiones entre Mafia y pol¨ªtica con unas maneras que no corresponden mucho a la imagen que el c¨¦lebre magistrado dio de s¨ª mismo. Ferrara se defiende tambi¨¦n de los familiares y amigos de Falcone, que, dice, le han llamado "chacal" "estos del cine, que s¨®lo piensan en hacer negocio"-, cuando su pel¨ªcula es un "compromiso civil que narra, por primera vez, con pruebas, la profunda corrupci¨®n del Estado italiano".
Lo m¨¢s alabado, la interpretaci¨®n de Michele Placido. A ratos se llega a crear la ilusi¨®n de que en la pantalla se mueven personajes actuales y bien conocidos. Lo m¨¢s discutido, la libre reconstrucci¨®n de los hechos. Y la sospecha de que a un espectador extranjero le puede resultar dif¨ªcil seguir este Falcone.
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