Se caza todo lo que pasa

El pasado d¨ªa 17 de octubre, estando en el puerto de Angulo (Burgos), donde pretend¨ªa observar el tradicional paso de la paloma y otras aves migratorias, me encontr¨¦ con demasiados cazadores. Cazadores algunos de estos que s¨®lo merecen el nombre de simples escopeteros, de vulgares tiradores de todo lo que vuele sobre ellos.Me explico: hacia las nueve, despu¨¦s de observar durante un buen rato c¨®mo abat¨ªan palomas, zorzales y otras aves, pregunt¨¦ a un cazador qu¨¦ era lo que estaba cazando. Su respuesta, de lo m¨¢s asombrosa: "?Todo lo que pase! ?Hasta monta?eros!". Sin salir de mi asombro, pude comprobar que era cierto.

A las doce, mientras observaba un aguilucho lagunero que volaba bajo, sobre m¨ª, en su ruta migratoria, un desaprensivo no pudo soportar la tentaci¨®n de apretar el gatillo. Por suerte, el aguilucho logr¨® huir, pero yo no, y uno de los perdigones fue a parar en mi cara, a dos o tres cent¨ªmetros de mi ojo. Cuando fui a recriminarle, ni siquiera se disculp¨®, s¨®lo se le ocurri¨® decirme que me largase.

Por si alguno no se ha enterado, el aguilucho lagunero no es una especie cineg¨¦tica, sino que es una de las aves rapaces ib¨¦ricas m¨¢s amenazadas de extinci¨®n y, como tal, queda totalmente prohibida su caza. Al menos, seg¨²n el Real Decreto 3.181, del 30 de diciembre de 1980, que reza as¨ª: "Todas las aves de presa quedan protegidas por la ley en el territorio espa?ol".

Por cierto, al cabo de unos minutos fui amenazado por un energ¨²meno por el mero hecho de portar una c¨¢mara de fotos. Se puso muy nervioso, sus motivos tendr¨ªa.

Despu¨¦s de todo esto, creo que nadie puede considerar injustificado el examen que se hace a los cazadores, cuando ciertos desequilibrados no saben distinguir entre una paloma, un aguilucho y un monta?ero. ?0 ser¨¢ que les resulta totalmente indiferente?-