Rey de ases
Los coleccionistas de naipes tienen una asociaci¨®n con sede en Alcorc¨®n
La asociaci¨®n que agrupa a los coleccionistas de naipes de Espa?a tiene su sede en un laboratorio de an¨¢lisis cl¨ªnicos de Alcorc¨®n. All¨ª trabaja su presidente, Antonio Garc¨ªa R¨²a, que ha conseguido agrupar a un centenar de aficionados con los que empez¨® a contactar en el Rastro. "All¨ª me fui un domingo con algunas barajas y una mesa plegable. De las 70.000 personas que pasaron por delante 69.000 ni siquiera me miraron, 990 echaron un vistazo y se fueron y 10 me preguntaron por los naipes que exhib¨ªa. Cog¨ª las direcciones de todos y as¨ª naci¨® Asescoin (Asociaci¨®n Espa?ola de Colecci¨®n e Investigaci¨®n del Naipe)".Al presidente de los coleccionistas espa?oles le ha fascinado siempre el mundo de los naipes, del que se ha convertido en un erudito. En hojas de pl¨¢stico transparentes guarda algunas de las 3.000 barajas de naipes de su colecci¨®n. Y a¨²n tiene m¨¢s, que almacena en cajas de cart¨®n. "Va a llegar un momento en que me voy a tener que ir de casa", dice. Garc¨ªa R¨²a acudir¨¢ hoy a la apertura de la exposici¨®n sobre naipes brit¨¢nicos que se inaugura en la Fundaci¨®n del Banco Natwest. "Somos pocos los que nos sentimos atra¨ªdos por los naipes, y siempre que hay alg¨²n acontecimiento relacionado con lo nuestro no nos lo perdemos".
Son 92 socios en toda Espa?a, que pagan una cuota anual de 4.000 pesetas. Ese presupuesto lo estiran para hacer dos revistas semestrales con 1.300 ejemplares. Una vez al a?o se re¨²nen en una convenci¨®n sobre expertos en naipes.
El precio de una baraja oscila entre las 300 y las 1.000 pesetas, aunque tambi¨¦n se pueden encontrar por 20 duros en las tiendas de Todo a 100, dice Garc¨ªa R¨²a. En 1904 la ley estableci¨® que en el as de oros y en el cinco de espadas debe figurar el sello de la f¨¢brica y el timbre. Este impuesto fue absorbido por el IVA en 1979.
Cuanto m¨¢s antiguos, raros, y mejor conservados est¨¦n los naipes, m¨¢s caros ser¨¢n. "Se puede llegar a pagar,50.000 pesetas por una baraja". Para Antonio Garc¨ªa R¨²a, una de las colecciones que puede resultar m¨¢s valiosa por lo dif¨ªcil de su adquisici¨®n es la que se vend¨ªa con los botes de cacao y chocolate en el primer tercio del siglo XX. "En cada recipiente se inclu¨ªa una carta distinta de un palo determinado, y para lograr toda la baraja pod¨ªas pasarte toda la vida", recuerda.
"Lo curioso de aquellas cartas es que en su reverso aparecen actores y gente famosa de la ¨¦poca, como Shirley Temple y Bing Crosby, es decir, que no se dieron cuenta de que las estaban marcando y que no son aptas para el juego".
Trozos de pasado
La evoluci¨®n de las barajas de naipes ha ido unida a las ¨¦pocas en las que les ha tocado vivir. Cada carta es el reflejo de un trozo de pasado. A trav¨¦s; de ellas se pueden conocer otras civilizaciones. As¨ª, los palos de la baraja representan a las distintas clases sociales: los bastos, a los labradores; las espadas, a los guerreros; las copas, al clero, y los oros, a la nobleza. "Se puede ver la historia y conocer un pa¨ªs a trav¨¦s de sus naipes", dice convencido Enrique Garc¨ªa. "Por ejemplo, en Portugal las cartas son inglesas, debido a la larga colonizaci¨®n brit¨¢nica".
Los naipes aparecen en Occidente en el siglo XIII, de la mano de los persas, aunque hay sesudos estudiosos que centran su origen en China, al ser ¨¦sta la inventora del papel. A finales del siglo XIV aparecen los primeros palos latinos en Espa?a e Italia. "Lo primordial en una baraja de naipes es la cartulina, que no debe ser transparente; el barniz, para que resbalen bien, y el corte, que tiene que ser igual para todas", concluye el coleccionista.
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