FP, manual de uso

Diferentes disposiciones y acuerdos recientes (LOGSE, Acuerdo sobre Formaci¨®n Continua) han permitido completar en nuestro pa¨ªs el nuevo sistema de Formaci¨®n Profesional (FP), en consonancia con otros pa¨ªses europeos. Como todo nuevo producto, es dif¨ªcil hacer una valoraci¨®n total , si bien es posible ya evaluar lo que aporta, aventurar algunas recomendaciones de uso y sugerir rectificaciones.Carrocer¨ªa y motor. Tal vez lo m¨¢s positivo del nuevo sistema es que por fin se plantea como un aut¨¦ntico sistema integrado, modular y adaptado al medio. La doble v¨ªa de la educaci¨®n profesional reglada y del binomio de la formaci¨®n profesional ocupacional (continua o de inserci¨®n profesional) se interconectar¨¢ a trav¨¦s de un sistema nacional de cualificaciones profesionales, lo que supondr¨¢ una homologaci¨®n com¨²n, elemento interesante m¨¢s all¨¢ del aparente formalismo del t¨ªtulo, puesto que obligar¨¢ a analizar cuidadosamente ocupaciones, m¨®dulos ocupacionales y m¨®dulos formativos. Lo deseable ser¨¢ que se afine y regle muy cuidadosamente.

Direcci¨®n y piloto autom¨¢tico. Todo el nuevo sistema de formaci¨®n profesional nacional descansa en un eje fundamental: la adaptaci¨®n a los mercados de trabajo presentes y prospectiva de los futuros. La formaci¨®n que se imparta deber¨¢ estar ajustada a la br¨²jula que los datos m¨¢s fidedignos que logremos indiquen de las tendencias y necesidades actuales y futurizables. Las herramientas para ello son los estudios p¨²blicos sobre necesidades de formaci¨®n, los repertorios y clasificaciones ocupacionales y, a escala de empresa o sector, los an¨¢lisis concretos de necesidades. Y en este apartado fundamental del sistema parece que los controles realizados no son del todo satisfactorios: los estudios sectoriales se han hecho tarde y r¨¢pidamente. De los mismos, en la actualidad, es dif¨ªcil poder definir el perfil de necesidades nacional, porque los perfiles demandados en peque?as o medianas empresas, que subcontratan con las mayores o dependen de las mismas, suelen ser claramente distintos de los de las grandes, y los resultados obtenidos son un promedio enga?oso. Con sus defectos, no obstante, es de esperar que permita revisar un conjunto de especialidades que sirven sobre todo para trampol¨ªn forzoso a otros estudios: quienes las cursan no pueden encontrar puestos de trabajo en especialidades cada vez menos necesarias. Ejemplo: la rama de jard¨ªn de infancia en un pa¨ªs con un acusado descenso demogr¨¢fico.

Combustible. No cabe duda de que en la formaci¨®n profesional ocupacional hay que pensar en reducir los gastos en la distribuci¨®n de combustible del sistema. Gran parte de los cursos organizados (subcontratados) ha supuesto gastos en cadena (de tramitaci¨®n) cuando las diferentes agencias p¨²blicas o privadas implicadas iban restando costes del presupuesto de formaci¨®n (el que llegaba finalmente a financiar la hora real de formaci¨®n de los alumnos ha llegado a ser hasta un 60% del inicial). O mejoramos los costes de distribuci¨®n o se seguir¨¢ derrochando combustible y, por tanto, permitiendo llegar a m¨¢s cortas distancias. Claro que tampoco ser¨¢ de recibo, porque el combustible sea escaso, transigir y hacer siempre el mismo viaje (se han dado tantos cursos s¨®lo porque eran baratos que, por ejemplo, es dif¨ªcil encontrar otro pa¨ªs con tantos jardineros y jardineras formados).

Que nos vaya bien con nuestro seiscientos.