Fumar en los hospitales
El tabaco es perjudicial para la salud. Esta idea, aunque universalmente aceptada, parece no ser tenida en cuenta por algunos responsables sanitarios de este pa¨ªs. Sirva como ejemplo lo que ocurre en el hospital general Miguel Servet, de Zaragoza.Tanto en la puerta principal como en la de urgencias existen carteles que rezan: "Zona sanitaria. Prohibido fumar". Sin embargo, los adictos a la nicotina no tienen ning¨²n problema en encontrar dentro del hospital donde aliviar su mono. En la secci¨®n de cirug¨ªa cardiovascular, en la sala de espera o en los pasillos de acceso a las habitaciones, cualquier persona puede encender un cigarrillo, dos, tres o incluso una cajetilla, sin ser interrumpido por ning¨²n miembro del personal, incluso si alg¨²n visitante o enfermo se queja.
Estas cosas no s¨®lo ocurren porque las personas que fuman en estos lugares no se preocupan por la salud de las dem¨¢s personas, incluidas, las de los enfermos por los que est¨¢n all¨ª.
Los que se dedican a fumar en la sala de espera afirman que tienen derecho a hacerlo, puesto que el hospital no lo proh¨ªbe, e incluso, mire usted, proporciona ceniceros.
Es cierto que el hospital no es responsable de los actos de los visitantes, pero s¨ª lo es de negligencia por no hacer expl¨ªcita en los lugares p¨²blicos la prohibici¨®n de fumar y por facilitar mobiliario espec¨ªfico para los fumadores. Por otra parte, no es de extra?ar que muchas personas ignoren la prohibici¨®n de fumar cuando en la entrada alg¨²n celador lleva un cigarrillo entre los dedos, algunos m¨¦dicos fuman en las escaleras, y al presentar una queja porque no se puede respirar en las salas de espera le atienden a uno con un cigarrillo en la mano.-
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