Hace cuatro a?os...
EN LA noche de hoy se cumplen cuatro a?os de la desaparici¨®n del muro de Berl¨ªn. Nunca un conjunto de hormig¨®n, ladrillos y alambre ha significado tanto para un fin de siglo convulso, apasionado, denso y fascinante. La medianoche de aquel jueves 9 de noviembre abr¨ªa un nuevo periodo hist¨®rico. Con el muro ca¨ªa tambi¨¦n la divisi¨®n de Alemania y la partici¨®n del continente europeo acordadas en las conferencias de Yalta (1943) y Potsdam (1945), garant¨ªa entonces de la estabilidad de los bloques militares.Desde entonces hasta hoy, aquel nuevo mundo que se intu¨ªa esplendoroso y vital devino en un final de siglo complejo en el que la econom¨ªa condicion¨®, y a¨²n condiciona, los sue?os de quienes intuyeron al Viejo Continente como un solo bloque econ¨®mico, pol¨ªtico, cultural y militar. Los sucesivos derrumbes de los pa¨ªses del llamado socialismo real dejaron al descubierto la imposibilidad de dicho sistema.
El proceso facilit¨® la unificaci¨®n alemana, aunque lastrando a medio plazo su econom¨ªa. Los cinco millones de parados en la extinta RDA, las sustantivas migraciones al Oeste y el ensimismamiento de la pol¨ªtica monetaria del Bundesbank en los problemas internos del pa¨ªs constituyen otros tantos s¨ªntomas de la complejidad de la nueva situaci¨®n: para Alemania y para Europa en su conjunto, hu¨¦rfana en estos a?os de recesi¨®n de una locomotora econ¨®mica como otrora, habida cuenta de la paridad que se estableci¨® por criterios pol¨ªtico-sociales. En 1992, las dos terceras partes de las transferencias de la antigua RFA a los l?nder orientales -unos:20 billones de pesetas- se utilizaron para pagar la desmesurada, y seguramente precipitada, factura de un desequilibrio cr¨®nico.
Junto a la unificaci¨®n de Alemania y la apertura de un nuevo escenario europeo, la ca¨ªda del muro abri¨® paso tambi¨¦n al renacimiento del nacionalismo m¨¢s violento y xen¨®fobo. J¨®venes neonazis siembran el terror entre los inmigrantes, sobre todo turcos. La conjunci¨®n de la factura de la unificaci¨®n con la recesi¨®n de los pa¨ªses desarrollados ha convertido el escenario sociopol¨ªtico en un drama. Es preciso no simplificar ni apuntarse fr¨ªvolamente al recelo hist¨®rico antialem¨¢n. Su ciudadan¨ªa ha realizado un esfuerzo global de solidaridad, computable en la recepci¨®n de un mayor porcentaje de inmigrantes en relaci¨®n con otras naciones comunitarias y en la superior ayuda financiera a los pa¨ªses de su ¨¢rea econ¨®mico-cultural. La xenofobia y el racismo rebrotan tambi¨¦n en otros pa¨ªses europeos. Pero lo cierto es que la ca¨ªda del muro y la rapidez de la unificaci¨®n, pese a que la primera era ocasi¨®n propicia para la segunda -dada la persistencia de la influencia sovi¨¦tica en la zona-, constituyeron plataforma para ese rebrote.
La ca¨ªda del muro y el derrumbamiento del sistema comunista han supuesto asimismo un terremoto para la econom¨ªa mundial. Ha aflorado a los mercados mundiales una serie de pa¨ªses hasta esa fecha inexistentes en t¨¦rminos de competencia. Con el fin del sistema de subvenci¨®n, autarqu¨ªa e ignorancia del mercado vigente en el ¨¢rea comunista, pa¨ªses con cultura industrial, preparaci¨®n cient¨ªfica de sus ¨¦lites y esquemas salariales de supervivencia han irrumpido en la relativamente pl¨¢cida divisi¨®n internacional del trabajo practicada hasta el momento. Es el fen¨®meno de checos, h¨²ngaros o polacos dispuestos a asumir todas las bondades del capitalismo sin las cautelas que el poso hist¨®rico de una experiencia m¨¢s larga suscit¨® entre sus vecinos occidentales. Eso, unido a la vigorosa emergencia de una docena de pa¨ªses del sureste asi¨¢tico, ha coadyuvado por la v¨ªa del dumping social a poner en cuesti¨®n la viabilidad econ¨®mica y los sistemas de cohesi¨®n social del capitalismo maduro, es decir, tanto del tejido industrial europeo (el conflicto de Seat es emblem¨¢tico) como del Estado del bienestar. Para este nuevo problema, a?adido a los end¨®genos de los pa¨ªses desarrollados, no existen soluciones f¨¢ciles ni indiscutibles. Aumenta as¨ª la perplejidad de pol¨ªticos, intelectuales y empresarios occidentales. Ello viene agravado adem¨¢s porque ocurre tras una d¨¦cada en la que los c¨ªrculos de opini¨®n europeos y norteamericanos hab¨ªan acompasado su reflexi¨®n a las pautas binarias suscitadas por el recetario neoliberal: completamente a favor, dram¨¢ticamente en contra.
Last, but not least, la ca¨ªda del muro y la ruptura del equilibrio bipolar inauguran una nueva era de victoria de la democracia, pero tambi¨¦n de incertidumbres. Tras el breve espejismo de un nuevo orden internacional, que algunos creyeron Regado de la mano de la victoria de Occidente en la guerra del Golfo, Yugoslavia, Somalia y, a¨²n m¨¢s recientemente, Hait¨ª han mostrado los l¨ªmites de la capacidad de un solo poder, EE UU, por ejercer de polic¨ªa mundial. El mundo se abre a un futuro desconocido en lo que probablemente ser¨¢ una recomposici¨®n del equilibrio internacional. Un muro de menos supone hoy una gran esperanza, pero tambi¨¦n algunas inquietudes de m¨¢s.
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