"No construyo s¨®lo edificios; construyo ideas"
VICENTE VERD?, ?Es concebible que uno de los 10 o 12 m¨¢s famosos arquitectos del mundo, siendo norteamericano -y deconstructivista-, se encuentre al tanto respecto a la clasificaci¨®n del Sampdoria, los Chicago Bulls y el Rayo Vallecano, vea pel¨ªculas como Jam¨®n, Jam¨®n y lea a Foucault con parecido entusiasmo? ?ste es el caso de Peter Eisenman (61 a?os, padre de un ni?o de dos a?os y medio), con quien la conversaci¨®n pasa desde el ¨¢rea de penalti a la pantalla, desde la ¨®pera a la astrof¨ªsica. No puede ponerse en duda, seg¨²n ¨¦l mismo confiesa, que construir es una de las diferentes cosas que le interesan en esta vida. Y s¨®lo, adem¨¢s, si el oficio de construir se entiende como el oficio de construir ideas. Locuaz, ac¨¦rrimo proeuropeo, desinhibido, la obra de Eisenman es una de las muestras m¨¢s f¨¦rreas del deconstructivismo, que, si en la ling¨¹¨ªstica ha tenido su patriarca en Jacques Derrida -gran amigo del arquitecto-, en la arquitectura se expresa a trav¨¦s de las obras de Eisenman, Gehry o Koolhaas, entre otros.
Pregunta. La deconstrucci¨®n en arquitectura sigue pareciendo a muchos un fen¨®meno m¨¢s bien provocador, espectacular y pasajero. ?C¨®mo ha llegado, en todo caso, a interesarse por esta forma de construcci¨®n de tan dif¨ªcil aceptaci¨®n p¨²blica?
Respuesta. Le dir¨¦ c¨®mo he llegado a la deconstrucci¨®n, pero antes d¨¦jeme expresarle mi pensamiento fundamental: para m¨ª, la ¨²nica construcci¨®n interesante es la construcci¨®n de las ideas. A mi entender, la arquitectura es siempre reflejo de la cultura de un determinado periodo de la historia en un pa¨ªs concreto. Para m¨ª, por tanto, lo interesante no es s¨®lo construir edificios -eso ser¨ªa por s¨ª solo demasiado aburrido, en mi opini¨®n-, sino construir ideas correspondientes a nuestro tiempo. Por eso no s¨®lo me interesa la actualidad en la arquitectura, sino todo aquello que est¨¦ ocurriendo en la filosof¨ªa, en la ciencia, en las artes o en el deporte. La deconstrucci¨®n es una forma de arquitectura, pero es sobre todo una manera de entender el mundo, la p¨¦rdida del sentido de la totalidad que padecemos, la fragmentaci¨®n del conocimiento, el cambio en las relaciones entre los sexos.
La casa tradicional, por ejemplo, ha respetado hasta el momento una morfolog¨ªa falocentrista. La chimenea representa al padre en el centro del hogar. Por mi parte, yo he proyectado un edificio en Berl¨ªn (Max Reinhardt Haus, 1992) cuya iconograf¨ªa evoca la genialidad femenina.
Mi proyecto, respetando las leyes inexcusables de la construcci¨®n, es llevar los planteamientos filos¨®ficos hasta su extremo. Esto hizo Miguel ?ngel y esto trat¨¦ de expresar en el Convention Center de Columbus, en Ohio, entre otros ejemplos.
P. Y esta pretensi¨®n en la que usted distorsiona las formas, quiebra, inclina y desliza los planos, ?cree usted que es comprensible ideol¨®gicamente para el p¨²blico?
R. El p¨²blico lo entiende perfectamente. M¨¢s de una vez han reaccionado agresivamente contra mis edificios porque han entendido muy bien los mensajes pol¨ªticos que transmit¨ªan. Pero mi planteamiento no es pol¨ªtico, marxista o nada por el estilo. Simplemente trato de reflejar c¨®mo es la sociedad en la que vivimos.
P. Y se trata de una idea pesimista, digamos.
R. No. No es una idea pesimista. Las fracturas en mi construcci¨®n no indican nihilismo social. Muestran sin m¨¢s la realidad de este mundo segmentado en el que vivimos. Nuestra sociedad ya no se deja captar como un todo. Es una problem¨¢tica que han recogido Foucault y Derrida y antes Heidegger o Nietzsche. Actualmente, en su pa¨ªs, se plasma, por ejemplo, en el cine de Bigas Luna o de Almod¨®var, a los que no se les puede calificar propiamente de pesimistas.
P. Por lo que veo, se siente pr¨®ximo a los fen¨®menos culturales de Europa.
R. Mis edificios son muy americanos, est¨¢n muy influidos por las condiciones de la sociedad norteamericana, pero, parad¨®jicamente, los entienden mejor en Europa. He construido en Alemania, en Francia, tengo un proyecto para hacer un hotel en la calle de Atocha, en Madrid, que comenzaremos tan pronto pase la actual crisis hotelera... Tambi¨¦n he hecho cosas en Estados Unidos, pero soy mejor interpretado fuera de mi pa¨ªs. El arte se encuentra fuera de Norteam¨¦rica. En las pel¨ªculas o en la pintura europea hay casi siempre ideolog¨ªa, pero en Estados Unidos todo es entertainment. Yo nunca triunfar¨¦ aqu¨ª.
P. Usted ha construido en Ohio, en Georgia, en California
R. Pero nunca construir¨¦ un edificio en Nueva York. Para el establishment neoyorquino soy igual a cero.
P. Richard Meier, un arquitecto bien establecido, me dijo que si bien se siente distanciado de la deconstruc ci¨®n, su investigaci¨®n en arquitectura es de las pocas que le interesan. ?C¨®mo explica usted que Richard Meier diga esto?
R. No lo entiendo. Richard es el blue-chip de nuestra generaci¨®n. La ficha m¨¢scara del casino. Es el mejor. El de mayor prestigio mundial. El autor de Canal Plus en Par¨ªs, de Siemens, del Getty Center. Meier est¨¢ en el centro del establishment. F¨ªjese en la diferencia entre la formalidad de su estudio y la informalidad del m¨ªo [con todo, son de proporciones parecidas: 40 trabajadores a las ¨®rdenes de Meier; 35 con Eisenman]. Richard es un hombre con un gusto excepcional que hace siempre aquello que se espera que haga. Hay un look Meier inconfundible sea en Par¨ªs, en Barcelona, en Alemania o en Holanda. Y el mismo look se repite en los sesenta, los setenta, los ochenta o los noventa. Merece un monumento. Yo no comparto en absoluto esa posici¨®n. No creo que se puedan reflejar las mismas ideas a lo largo de 30 a?os. La arquitectura debe estar unida a su momento, y de m¨ª nadie puede esperar que me repita con una misma f¨®rmula. El mundo cambia a mi alrededor y mi arquitectura tratar¨¢ de reflejar esos cambios. Siento un gran respeto por Richard, pero no tenemos nada que ver.
P. ?De qui¨¦n se siente m¨¢s pr¨®ximo profesionalmente?
R. Frank Gehry, Arata Isozaki, John Hejduk, Rem Koolhass, yo y alg¨²n otro somos los arquitectos m¨¢s interesantes del momento.
Babelia
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