Bestiario madrile?o
A los madrile?os se les llama gatos; el escudo de la villa es un oso; la patrona del foro es la Virgen de la Paloma. A partir de estas constataciones, es l¨ªcito elaborar teor¨ªas, a cual m¨¢s bestia, sobre la esencia de lo madrile?o. La primera sugiere las claves para sobrevivir en la corte: defenderse como gato panza arriba, hacer el oso y ser pac¨ªfico como una paloma.Defenderse como gato panza arriba es algo complicado, porque aqu¨ª hay gato encerrado y la competencia es abrumadora: no se trata de cuatro gatos, sino de cuatro millones y de un n¨²mero similar de ratas. A poco que te descuides aprietan el gatillo o te dan gato por liebre. Aunque los felinos tienen siete vidas, no conviene despilfarrar, por si las moscas.
El madrile?o est¨¢ muy dotado para la nocturnidad y la vida disipada; adem¨¢s, sus golfer¨ªas pasan inadvertidas, ya que por la noche todos los gatos son pardos y desenga?ados: siempre es otro quien se lleva la gata al agua. El oficio del gato es matar al rat¨®n; pero un rat¨®n es un rato muy grande. As¨ª se explica el arte exquisito con que aqu¨ª se pierde el tiempo.
Hacer el oso es f¨¢cil, pero no tanto como pretenden algunos indocumentados. Las osad¨ªas son la parte m¨¢s internacional de la esencia madrile?a: el plant¨ªgrado es tambi¨¦n emblema en Berl¨ªn y Berna. El cosmopolitismo se puede ejercer de m¨²ltiples formas, a saber, haciendo el indio, jugando a los chinos, despidi¨¦ndose a la francesa, haci¨¦ndose el sueco, trabajando como negros, bebiendo como cosacos y comiendo suizos. Pero Madrid aporta una modalidad original de hacer el oso: no consiste en ser chulo, ni siquiera chulapo, sino chu-lin, como el panda.
Ser pac¨ªfico como una paloma no significa ser tonto, sino hac¨¦rselo de vez en cuando. Conviene ser un lince porque hay mucho buitre suelto. Es preciso cuidarse de las v¨ªboras, los camellos, el caballo, la perica, la merluza, el bakalao, las mosquitas muertas, los tiburones y las mantis religiosas.
Como dato chocante y significativo, se puede constatar que uno de los alcaldes m¨¢s celebrados del siglo fue un hombre tierno, como el oso de peluche. Los tres ¨²ltimos mun¨ªcipes, en cambio, no han sido animales. El actual es un ¨¢rbol; el antepen¨²ltimo, un accidente geogr¨¢fico; en medio hubo una ciudad, Sahag¨²n. Algunos dicen que pedir peras a un manzano viene a ser lo mismo que tirarse por un barranco, pero esta teor¨ªa no es compartida por muchos gatos.
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