Vacas y toros, bautizados con fuego en Buitrago

Un espeso humo blanco acompa?ado de un olor a pelo chamuscado y el bramido de un becerro anuncia el momento en que el hierro incandescente se hunde en el lomo del animal. Ayer les toc¨® a Guapet¨®n, Borracho, Veleta, Mu?eca, Airosa y a otras 25 reses (ninguna llega al a?o), que, como cada a?o, recibieron las marcas que les identificar¨¢n durante toda su vida. Dicen que las reses bravas aguantan el dolor, mientras que las otras se deshacen en quejidos.

La finca El Bosque, situada en Buitrago de Lozoya, a 73 kil¨®metros de Madrid, comienza a recibir visitantes desde primeras horas de la ma?ana. Ganaderos, toreros, pol¨ªticos, periodistas y aficionados taurinos acuden a ver los becerros de este a?o.El herradero se convierte en fiesta cuando se termina de marcar a los machos, a los que est¨¢ prohibido tocar y ni siquiera asustar, y se comienza con las hembras. Con ¨¦stas, dedicadas al a cr¨ªa, se permitan algunas licencias, como marcarlas a' la antigua usanza, sujet¨¢ndolas entre varias personas, acost¨¢ndolas en el suelo y all¨ª se les colocan los hierros.

Mar¨ªa Antonia, ganadera de reses bravas desde hace diez a?os, controla desde lo alto de una valla el proceso. Dos veterinarios y una pareja de la Guardia Civil hacen lo propio. Para Mar¨ªa Antonia, todo tiene su explicaci¨®n. "Seg¨²n la forma de berrear se puede intuir c¨®mo ser¨¢ la res de mayor. Si se queja mucho, ser¨¢ manso, si se traga el lamento, es bravo", explica con convicci¨®n.