El objetivo es el Congreso

No era exactamente lo que pensaban los padres fundadores cuando hablaban de discurso pol¨ªtico razonado, y tampoco era, seguramente, lo que ten¨ªan en mente Al Gore y Ross Perot ( ... ). El gran debate del martes sobre el NAFTA fue una espantosa mezcla de arranques de falsa ret¨®rica e inconsistencias l¨®gicas. Ser¨ªa amable decir que la noche se salv¨® por la cortes¨ªa, pero no lo fue. De vez en cuando, el vicepresidente Gore y Perot volv¨ªan sobre el tema en cuesti¨®n: ?el Tratado de Libre Comercio es un buen acuerdo? Gore dec¨ªa que beneficiar¨ªa a todo el mundo al eliminar tarifas e impulsar las exportaciones. Perot, aprovechando la gran preocupaci¨®n de los trabajadores, argumentaba que los trabajos se desplazar¨¢n hacia M¨¦xico a medida que las empresas se trasladen buscando una mano de obra m¨¢s barata. El vencedor de la noche fue Gore. Lo hizo mejor al elevarse sobre la constante pelea de patio de colegio, y meti¨¦ndose en menos callejones sin salida l¨®gicos. ( ... )Aunque el verdadero objetivo del debate no era la audiencia televisiva, sino el Congreso. Gore intent¨® por todos los medios apelar a su conciencia. El NAFTA, dijo, representaba optimismo y futuro. Perot representaba el fatalismo y el miedo. Si estos argumentos afectaron a los legisladores -que parecen m¨¢s preocupados por sus propios puestos de trabajo que por alguno que pueda perderse en M¨¦xico- no se sabr¨¢ hasta la votaci¨®n del mi¨¦rcoles.

12 de noviembre