Es el momento de actuar
Siempre que aparece una crisis en nuestra sociedad, se despierta una capacidad humana que normalmente se encuentra en estado larvado; me refiero a la imaginaci¨®n, o, si lo prefieren, la creatividad.Pues bien, quiz¨¢ sea el momento de que una sociedad con experiencia y con un sistema de organizaci¨®n aceptable pueda ya aplicar soluciones imaginativas a los problemas que van surgiendo con los cambios tecnol¨®gicos y financieros de cada momento.
Resulta evidente que nos encontramos inmersos en una fuerte crisis que afecta a las econom¨ªas nacionales de todos los pa¨ªses del mundo. Por tanto, ser¨ªa encomiable el buscar una soluci¨®n realista que abordase los or¨ªgenes de la crisis, planteando soluciones nuevas a los nuevos problemas. Sin embargo, se siguen aplicando las mismas recetas y los mismos m¨¦todos que han dado buen resultado en situaciones precedentes y que pueden resumirse en uno, buscar un nuevo crecimiento econ¨®mico que genere una oleada masiva de consumismo de todo tipo de productos.
Efectivamente, se trata de una soluci¨®n cl¨¢sica a problemas cl¨¢sicos, pero, para evitar una nueva revoluci¨®n similar a la que en el siglo XIX (revoluci¨®n industrial) se tuvo que producir por no adaptar la realidad a la nueva situaci¨®n productiva, hoy, en la era de la inform¨¢tica y la rob¨®tica, es necesario buscar soluciones a problemas sociales que sean creativas y adecuadas para la nueva realidad.
Afortunadamente, en Francia, que cuenta con una de las m¨¢s prestigiosas tradiciones revolucionarias (v¨¦ase Revoluci¨®n Francesa o Mayo del 68), se ha presentado un serio proyecto de reducci¨®n de las horas laborales. Esta propuesta ser¨ªa perfectamente adecuada a los problemas sociales con los que nos encontramos, ya que actualizar¨ªa una realidad de mercado. En el caso de aplicarse correctamente esta propuesta, propiciar¨ªa un mayor tiempo de ocio, un mayor consumo y, a su vez, el tan deseado crecimiento econ¨®mico.
De todas formas, no podemos perder de vista que, como consecuencia de los avances tecnol¨®gicos, tambi¨¦n est¨¢n surgiendo nuevos problemas, como es la mayor longevidad del individuo, que redunda en una descapitalizaci¨®n de los sistemas asistenciales, o la rapidez y fiabilidad de las comunicaciones, que permiten que cualquier tipo de producto se pueda comercializar en condiciones de competitividad en el lugar del mundo que se desee.
A modo de propuesta, me permito sugerir que la forma l¨®gica de evitar un descalabro asistencial es tener presente que ya no son los trabajadores los responsables de la producci¨®n masiva, sino las m¨¢quinas (ordenadores, m¨¢quinas autom¨¢ticas o semiautom¨¢ticas, veh¨ªculos, robots, etc¨¦tera). Por tanto, es necesario buscar f¨®rmulas que hagan contribuir econ¨®micamente, y de manera proporcional al rendimiento que ¨¦stas generen, a los nuevos medios productivos a fin de financiar la parte que los trabajadores ya no pueden soportar-
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