Chalaneos
Juan Ram¨®n acostumbra a desayunarse con un cruas¨¢n mojado en cafelito con leche. Siempre a la misma hora y siempre en el mismo bar. Luego, abre el taller de arreglo de zapatos y se entrega a su oficio hasta las doce pasadas, cuando vuelve al bar contiguo al primero y se asesta un pincho de tortilla regado con un par de ca?as.Un d¨ªa, Juan Ram¨®n recibi¨® una extra?a visita. Un se?or con gabardina llam¨® a su casa, le pregunt¨® su nombre y le mir¨® de arriba abajo. No quer¨ªa m¨¢s. Juan Ram¨®n, que es enano, no se sorprendi¨® de la mirada, que corri¨® en la direcci¨®n a la que su condici¨®n f¨ªsica obliga. Se sorprendi¨® de que s¨®lo le preguntara eso y se fuera. Era una comprobaci¨®n de identidad. A partir de la visita, Juan Ram¨®n no volvi¨® a pagar un desayuno ni un pincho de tortilla. Era invitado de manera sistem¨¢tica por dos se?ores (uno en cada bar) que acabaron hablando con ¨¦l de f¨²tbol y coincid¨ªan con ¨¦l en los juicios sobre el Real Madrid. Acab¨® siendo amigo de bar de ambos. Con la charleta, lleg¨® a saber que sus invitadores eran farmac¨¦uticos que le invitaban, adem¨¢s, a visitar sus boticas y le regalaban bolitas de an¨ªs y muestras de crema hidratante.
Como no hay enano bueno, Juan Ram¨®n acab¨® por adivinar que las razones de tanta simpat¨ªa radicaban en que, todos los meses, sus gastos de farmacia s¨®lo en hormonas pasaba de las cien mil pesetas por cada miembro de su unidad familiar (todos enanos), y que el margen de beneficio para sus amigos era de unas treinta mil por receta.
Juan Ram¨®n chalanea ahora con las dos farmacias, se mete en la administraci¨®n y ha colocado a una de sus hijas detr¨¢s del mostrador, con un cajoncito al que se sube para atender a los clientes. Juan Ram¨®n es un enano canalla, lee tard¨ªamente a Foucault y teoriza sobre los micropoderes en los bares.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.