Sin cicatrices y sin dolores

Ildefonso tiene 19 a?os y es jugador de baloncesto. Hace unos d¨ªas tuvo que pasar por el quir¨®fano por culpa de la lesi¨®n que un mal paso en la cancha le ocasion¨® en su rodilla derecha. Su experiencia en la mesa de operaciones, sin embargo, se asemej¨® m¨¢s a "un viaje alucinante", como la describi¨® su cirujano, que a una intervenci¨®n quir¨²rgica.Consciente en todo momento, pudo seguir a trav¨¦s de un monitor todas las evoluciones del bistur¨ª en el interior de su pierna mientras las comentaba con el m¨¦dico. Esa misma tarde, el joven se march¨® a su casa por su propio pie y en unos pocos d¨ªas podr¨¢ volver a la cancha como si tal cosa. Sin cicatrices y apenas sin molestias.

La intervenci¨®n a la que se someti¨® Ildefonso es una artroscopia, una t¨¦cnica quir¨²rgica mediante endoscopio que ha experimentado un espectacular aumento en la ¨²ltima d¨¦cada en Espa?a. La cirug¨ªa endosc¨®pica es com¨²n en las intervenciones de ves¨ªcula, pr¨®stata, laringe, bronquios y en el aparato digestivo, tanto como m¨¦todo de exploraci¨®n y diagn¨®stico como en cirug¨ªa reparadora, pero es probablemente en las articulaciones donde ha mostrado una mayor efectividad como t¨¦cnica de cirug¨ªa no invasiva, duplicando el n¨²mero de operaciones en los ¨²ltimos cinco a?os.

"Su ventaja indudable es que permite realizar, en una misma intervenci¨®n y con total fiabilidad, el diagn¨®stico y la reparaci¨®n, sin necesidad obligatoria de pruebas previas como la resonancia magn¨¦tica, lo que reduce tiempo y costes", explica Javier Vaquero, uno de los pioneros de esta t¨¦cnica en Espa?a y jefe de Secci¨®n de Cirug¨ªa de Rodilla y Artroscopia del Hospital Canto Blanco, dependiente del Gregorio Mara?on de Madrid. "Esto y el hecho de reducir a unas pocas horas la hospitalizaci¨®n de intervenciones que antes requer¨ªan entre 20 y 30 d¨ªas de ingreso ha hecho que su demanda se dispare, sobre todo en pacientes mayores que antes no se atrev¨ªan a pasar por el quir¨®fano", a?ade.

En la actualidad, es la intervenci¨®n quir¨²rgica m¨¢s frecuente en el mundo. En Espa?a se realizan cada a?o alrededor de 150.000 operaciones, m¨¢s del 75% en la rodilla, para reparar, sobre todo, roturas de menisco. En Canto Blanco, se practican entre 10 y 12 artroscopias a la semana, y la lista de espera, la m¨¢s amplia con la de pr¨®tesis de cadera, cuenta con alrededor de 300 pacientes.

Una paciente operada hace dos semanas de menisco corrobora la diferencia entre la artroscopia y la cirug¨ªa articular convencional: hace cinco a?os, la misma lesi¨®n en su otra rodilla la mantuvo nueve d¨ªas hospitalizada y sometida a rehabilitaci¨®n durante tres meses. En su segunda operaci¨®n sali¨® caminando.

La intervenci¨®n se realiza con anestesia epidural, "que nos permite confirmar diagn¨®sticos con la ayuda del propio paciente", se?ala Alfonso del Corral, especialista en cirug¨ªa ortop¨¦dica y traumatolog¨ªa de la cl¨ªnica Ruber Internacional, y jefe m¨¦dico del equipo de baloncesto del Real Madrid.

Dos peque?as incisiones, de apenas un cent¨ªmetro, a cada lado de la rodilla permiten la introducci¨®n del instrumental y de una lente conectada a una c¨¢mara y activada por fibra ¨®ptica que traslada las im¨¢genes a un monitor en el que se visualiza la intervenci¨®n. La circulaci¨®n sangu¨ªnea se interrumpe en la zona intervenida para permitir una perfecta visibilidad. Un circuito de suero asegura un lavado permanente de la zona, arrastrando cualquier germen o part¨ªcula de tejido o hueso, lo que disminuye dr¨¢sticamente la tasa de infecciones, uno de los riesgos m¨¢s importantes en la cirug¨ªa de articulaciones: una por cada 10.000 intervenciones, frente al 3% en la cirug¨ªa convencional. Dos suturas cut¨¢neas o un punto bastan para cerrar las incisiones, explica del Corral.

"No se trata tampoco de eliminar la cirug¨ªa convencional", contin¨²a Del Corral. "En muchos casos es inevitable, como en la cadera, en la que la artroscopia no supone una ventaja evidente", se?ala este especialista. "Operamos un poco como los toreros: mirando al tendido", a?ade Vaquero, "lo que al principio desorientaba a muchos cirujanos, acostumbrados a mirarnos las manos".