Un testigo confiesa que el triple asesinato de los novilleros en Cieza lo cometieron ¨¦l y el ganadero
La declaraci¨®n de Pedro Antonio Yepes puso los pelos de punta a los asistentes a la primera jornada del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Murcia por la muerte de tres novilleros en Cieza el 1 de diciembre de 1990. El joven, que no comparece como inculpado, sino como testigo, afirm¨® que dispar¨¦ varias veces contra los j¨®venes que hab¨ªan entrado en la finca Charco Lentisco para torear becerros a la luz de la luna. Seg¨²n su versi¨®n, mat¨® a dos y al tercero le dej¨® malherido. El ganadero Manuel Costa, que lleg¨® en ese momento, se encarg¨® de rematarlo.
A preguntas del fiscal, Pedro Antonio Yepes reconoci¨® que hab¨ªa disparado varias veces contra Andr¨¦s Panduro y Juan Carlos Rumbo. No recuerda cu¨¢ntos tiros, pero s¨ª que tuvo que recargar dos veces la escopeta de repetici¨®n. El joven ten¨ªa 15 a?os la., noche del crimen. Tambi¨¦n dispar¨® sobre Lorenzo Franco Collado, El Loren, quien, malherido, le suplic¨® a gritos que no le matara. En ese momento, seg¨²n la versi¨®n del testigo, lleg¨® en su coche el due?o de la finca, el ganadero Manuel Costa Abell¨¢n. Al saber qui¨¦nes eran los intrusos, le orden¨®: "?T¨ªrale, Pedro!". Pero como Pedro Yepes se neg¨®, el ganadero cogi¨® la escopeta y remat¨® a El Loren.Hasta ayer, el ganadero Manuel Costa y su empleado Jos¨¦ Manuel Yepes, que comparecen como inculpados, se hab¨ªan acusado mutuamente de ser los autores de los disparos que acabaron con la vida de Lorenzo Franco Collado, de 25 a?os; Andr¨¦s Panduro Jim¨¦nez, de 22 a?os, y Juan Carlos Rumbo Fern¨¢ndez, de 19. El fiscal pide para ambos penas de 81 a?os de c¨¢rcel, castigo que la acusaci¨®n particular eleva a 90 a?os.
Ayer, en la sesi¨®n inicial del juicio, al que acuden una treintena de periodistas, el primero en declarar fue Jos¨¦ Manuel Yepes Palaz¨®n, que en el momento de los hechos ten¨ªa 19 a?os y trabajaba como vaquero en la finca pese a no tener contrato. El fiscal le acusa de ser el autor de los disparos que acabaron con la vida de los tres novilleros de Albacete.
Yepes declar¨® que su hermano menor, Pedro Antonio, le hab¨ªa dicho que Manuel Costa (el propietario de la finca) hab¨ªa matado a El Loren y que el propio menor hab¨ªa matado a otras dos personas. Asegur¨® que aquella noche habr¨ªan llegado a un pacto para eludir la acci¨®n de la justicia. Seg¨²n el trato, Pedro Antonio, sin responsabilidad penal porque ten¨ªa 15 a?os, asumir¨ªa la autor¨ªa de las tres muertes. A cambio, el ganadero gratificar¨ªa a los hermanos con 20 millones de pesetas, seg¨²n consta en el sumario, y parte de la cuadra de caballos que hab¨ªa en la finca.
Huellas dactilares
Jos¨¦ Manuel Yepes explic¨® que, en primera instancia, mantuvo una versi¨®n falsa de los hechos; posteriormente, dijo, se autoinculp¨® para defender a su hermano, y finalmente se decidi¨® a contar la verdad a sugerencia de su abogado.
A preguntas del abogado de la acusaci¨®n particular, Julio Garc¨ªa Bueno, Jos¨¦ Manuel Yepes justific¨® que las tres ¨²nicas huellas dactilares que hab¨ªa en la escopeta Frenchi, el arma homicida, fueran las suyas porque antes el ganadero hab¨ªa borrado las otras. Seg¨²n su versi¨®n, ¨¦l cogi¨® la escopeta para llevarla a casa y no se preocup¨® de eliminar las huellas porque no ten¨ªa nada que ocultar ni que temer.
Una versi¨®n diferente ofreci¨® el ganadero Manuel Costa Abell¨¢n (acusado como inductor), quien a preguntas del fiscal respondi¨® que aquella noche oy¨® dos disparos en la lejan¨ªa. Al acercarse hacia el lugar con su coche, se encontr¨® con Pedro Antonio Yepes, que ven¨ªa corriendo y que le dijo que "hab¨ªa habido una desgracia y que su hermano [Jos¨¦ Manuel] hab¨ªa matado a tres".
Su primera reacci¨®n fue ir a avisar a la Guardia Civil, pero los hermanos Yepes le pidieron que antes fueran a ver a su padre, Jos¨¦ Yepes Saor¨ªn. ?ste, al saber lo sucedido, dijo que "a lo hecho pecho" y que hab¨ªa que "buscar el coche [de los novilleros] y pegarle fuego" y enterrar los cuerpos con cal. El ganadero, seg¨²n su versi¨®n, logr¨® convencerles de que lo mejor era avisar a un abogado, "porque as¨ª lo he visto en las pel¨ªculas", y se dirigi¨® en su coche a Murcia (a unos 50 kil¨®metros) en busca de un letrado. ?ste le aconsej¨® denunciar el suceso a la Guardia Civil. El juicio proseguir¨¢ hoy.
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