Mutantes
Qu¨¦ mundo tan espeso. Ah¨ª est¨¢n los ni?os brit¨¢nicos que asesinaron a ladrillazos a un beb¨¦, y esos cabezas rapadas madrile?os tan cretinos como criminales, y la chica inglesa de 16 a?os a quien sus amiguitos y amiguitas torturaron atrozmente hasta la muerte (aguant¨® cuatro d¨ªas) por haberles pegado unas ladillas. Dice el juez que los ni?os asesinos pudieron estar influidos por las escenas de violencia de las pel¨ªculas. Y por un mundo cosificado y trivial en el que carece de dimensi¨®n la vida humana, a?adir¨ªa yo. ?Son mutantes, quiz¨¢, son s¨¢dicos en potencia los adolescentes y los ni?os de hoy, estragados de brutalidad televisiva desde la cuna? He o¨ªdo quejarse a angelitos de siete a?os de lo sosa que era una pel¨ªcula porque no pose¨ªa los suficientes destripamientos y chorreones de sangre. Los nuevos realizadores, que son la avanzadilla de esos cachorros criados en la degustaci¨®n del dolor humano, se regodean sin duda en la crueldad: ah¨ª est¨¢ el celebrado Tarentino, por ejemplo, de veintipocos a?os, cuya primera pel¨ªcula, Reservoir dogs, inclu¨ªa una nauseabunda y larguisima escena de tortura en primer plano. La escritora inglesa Doris Lessing tiene una novela futurista en la que imagina un mundo asolado por bandas de ni?os brutales: ella tambi¨¦n debe de temer a los mutantes. Y, sin embargo, ?es seguro que hay ahora m¨¢s violencia que antes? Pizarro empalando indios, los persas despellejando vivos a sus prisioneros, todos los descuartizado res y verdugos que en el mundo han sido, ?no pusieron ya el list¨®n muy alto? En fin, no s¨¦ si los humanos hemos empeorado ¨¦ticamente con el tiempo, pe o desde luego no hemos mejorado. Mucha clonaci¨®n y mucha farfolla tecnol¨®gica para luego matar a los beb¨¦s a ladrillazos. Y no creo que el paroxismo de violencia de las pel¨ªculas y la masificaci¨®n social ayuden mucho.
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