La OMS, esperanzada por el curso de los avances gen¨¦ticos
Identificados 600 genes de enfermedades hereditarias
La ciencia est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de controlar nuestros genes, y por ello es previsible que un gran n¨²mero de enfermedades hereditarias puedan ser diagnosticadas, prevenidas o incluso tratadas, seg¨²n se ha puesto de relieve en una reciente reuni¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Hasta ahora, m¨¢s de 600 genes han sido identificados como sospechosos de estar entre las causas de ciertas enfermedades.
Gracias a las nuevas t¨¦cnicas que existen en este campo, los m¨¦dicos pronto podr¨¢n reconocer, mediante una prueba a las personas portadoras de unos determinados factores gen¨¦ticos de alto riesgo que las hacen m¨¢s vulnerables a padecer las enfermedades que ahora se cobran el 60% de las v¨ªctimas mortales adultas. La tecnolog¨ªa m¨¦dica revela asimismo que a menudo se descubre que factores an¨¢logos se disimulan detr¨¢s de muchos problemas de la salud.Se han identificado dos tipos de enfermedades: las gen¨¦ticas -la hemofilia, la talasemia o las malformaciones o problemas cong¨¦nitos-, bastante raros y que se manifiestan a una edad muy temprana, as¨ª como patolog¨ªas con predisposici¨®n gen¨¦tica, en cuyo grupo se incluyen las enfermedades cardiacas, el c¨¢ncer, el asma, la diabetes o la enfermedad de Alzheimer.
Muchas de estas enfermedades pueden prevenirse o recibir un tratamiento precoz mediante medicamentos o cirug¨ªa. Incluso, seg¨²n la OMS, puede evitarse con un simple cambio de alimentaci¨®n o de forma de vida.
Gracias al ambicioso proyecto Genoma Humano, cuyo objetivo es "cartografiar" cada gen y determinar su papel en el desarrollo del hombre, se han determinado m¨¢s de 5.000 caracteres hereditarios. V¨ªctor Boulyjenkov, director del programa de enfermedades hereditarias de la OMS, apunta: "Si, por ejemplo, una persona est¨¢ afectada por una enfermedad gen¨¦tica incurable, un diagn¨®stico precoz podr¨ªa evitar que esa persona transmitiera dicha enfermedad a sus descendientes, pero el precio que tiene que pagar es saber que es portadora de un gen dominante que la predispone a una enfermedad grave, incluso mortal".
El precio del conocimiento no se limita s¨®lo a esto. No hay que desde?ar tampoco las consecuencias ¨¦ticas, sociales o jur¨ªdicas. "Tenemos que vigilar que este conocimiento no sea desviado a otros fines, para garantizar la preservaci¨®n de la dignidad humana", concluye Boulyjenkov.
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