Salinas resuelve la crisis del 'destape' nombrando canciller a Manuel Camacho
El presidente Carlos Salinas de Gortari resolvi¨® con habilidad la primera crisis fuerte de gobierno que conoce M¨¦xico en este sexenio al nombrar al hasta ahora alcalde de la capital, Manuel Camacho, secretario de Relaciones Exteriores. Camacho, el pol¨ªtico que peor ha encajado el destape de Luis Donaldo Colosio como candidato a la presidencia del gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI), provoc¨® la primera fisura en la familia salinista, al renunciar, en lo que pareci¨® una protesta por no haber sido elegido.
Esto ocurri¨® el lunes y, ya ayer, Manuel Camacho, que a primera hora del d¨ªa tom¨® posesi¨®n como nuevo ministro de Relaciones Exteriores de M¨¦xico, se prestaba a iniciar su primera actividad como canciller. El acto ten¨ªa un contenido pol¨ªtico de primer orden: recibir al vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, que iba a llegar ayer a M¨¦xico dentro de un apretado programa de trabajo relacionado directamente con la aprobaci¨®n del Tratado de Libre Comercio (TLC) de Am¨¦rica del Norte.Camacho puso nervioso el lunes a todo el aparato institucional, algo que muy pocos pol¨ªticos mexicanos pueden hacer porque las leyes no escritas del sistema advierten que frente a cualquier rabieta deben imponerse las formas. As¨ª ocurri¨® en este caso, pero despu¨¦s de varias horas de rabieta, lo que lleg¨® a provocar rumores y comentarios de divisi¨®n dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) e incluso la intervenci¨®n en el asunto de sectores de oposici¨®n, que animaron a Camacho a la deserci¨®n.
El perdedor del destape ya dej¨® claro que no le gustaba para nada el nombramiento de Colosio el mismo domingo cuando, al contrario que el resto de la clase pol¨ªtica dirigente, opt¨® por abandonar la ciudad y no sumarse a la romer¨ªa de felicitaciones que estaba recibiendo el nuevo candidato. El lunes se present¨® en el despacho de Salinas a primera hora de la ma?ana y horas despu¨¦s convocaba a la prensa para anunciar su salida de la alcald¨ªa de la capital.
La renuncia de Camacho se interpret¨® como un aviso de que no estaba de acuerdo con lo ocurrido. Rompiendo la tradici¨®n de silencio, lleg¨® a decir p¨²blicamente que hab¨ªa aspirado a ser presidente, lo que nunca ha sido reconocido formalmente por el PRI, y dej¨® entrever que hab¨ªa negociado una salida personal con Salinas sobre su futuro que no repercutiera en la campa?a electoral ni la polarizara, manteni¨¦ndole a su vez lejos de ella.
Horas despu¨¦s, esta salida para Camacho se materializaba con la canciller¨ªa mexicana, un puesto de lujo que le tendr¨¢ activo y entretenido hasta el final del sexenio. Salinas no tuvo que remover mucho su Gabinete para satisfacer lo que por un lado parecen deseos de Camacho pero por otro una necesidad del sistema para que no se abran m¨¢s grietas. El hasta ayer canciller, Fernando Solana, supo comprender perfectamente la situaci¨®n, y cedi¨® su puesto.
Solana fue nombrado ministro de Educaci¨®n, sustituyendo a Ernesto Zedillo, al que Colosio reclut¨® el mismo lunes como coordinador general de su campa?a electoral. El hasta ayer canciller ya hab¨ªa sido responsable a?os atr¨¢s de la cartera de Educaci¨®n, por lo que se trataba de un regreso a casa sin mayores complicaciones.
Al mismo tiempo eran nombrados el director de Solidaridad, Carlos Rojas, como nuevo secretario de Desarrollo Social, en sustituci¨®n de Colosio, y el hasta ahora m¨¢ximo responsable del PRI capitalino, el senador Manuel Aguilera G¨®mez, como alcalde de la Ciudad de M¨¦xico.
En los c¨ªrculos pol¨ªticos mexicanos se advert¨ªa que Camacho, pese a ser considerado uno de los pol¨ªticos m¨¢s inteligentes y mejor preparados del pa¨ªs, pec¨® de cierta ingenuidad al creer que iba a ser el elegido. No tuvo en cuenta una frase clave en el an¨¢lisis de la pol¨ªtica mexicana de los ¨²ltimos meses, que Salinas enga?a con la verdad, y crey¨® que sus servicios al salinismo, tan importantes como haberle recuperado al PRI el voto que perdi¨® en 1988 en la ciudad m¨¢s poblada del mundo, le iban a ser finalmente recompensados.
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