Historia de un pinar
Cap¨ªtulo primero. Hab¨ªa una vez un peque?o y tranquilo pinar al lado de Navalcarnero, cerca del r¨ªo Guadarrama. Era un bello sitio donde pasear y contemplar la maravilla de la naturaleza. Estaba habitado por veloces liebres, pac¨ªficas perdices y alg¨²n que otro jabal¨ª (?buen susto nos dio!) que pasaban sus vidas en tranquilidad y silencio.Cap¨ªtulo segundo. Muy lentamente, en los alrededores del pinar, se fueron construyendo algunas viviendas (?legales?) y con ellas llegaron sus due?os, los amigos de los due?os, los hijos de los due?os y los amigos de los hijos de los due?os. Algunos de ellos y otros de los cercanos pueblos, enfundados en espectaculares atuendos y a grupas de ruidosas motos irrumpieron estruendosos en los caminos del pinar, dejando en la tierra duraderas cicatrices. Algunos, a pie, recorr¨ªan el pinar acompa?ados de lustrosos y negr¨ªsimos perros-lobo que persegu¨ªan -y mataban- a las liebres y molestaban a los paseantes.
Cap¨ªtulo tercero. El pinar, una vez madurado, dio sus frutos. Un mal d¨ªa alguien descubri¨® setas. Llegaron los buscadores: unos, absolutamente respetuosos con el entorno, y otros que buscaban sus presas sin pr¨¢cticamente bajarse del coche. Y as¨ª los caminos interiores, pese a tener barreras para impedir el paso, se vieron intensamente transitados.
Cap¨ªtulo cuarto. Al poco tiempo lleg¨® algo que en este pa¨ªs todo lo inunda: la basura. En los secos regatos se acumularon escombros, electrodom¨¦sticos viejos, colchones rotos, muebles desechados, etc¨¦tera. Estas basuras fueron invadiendo el pinar: primero las bolsas de pl¨¢stico, luego las botellas de cristal, a continuaci¨®n los botes met¨¢licos y, por ¨²ltimo, filtros, buj¨ªas y bater¨ªas de coche.
Ep¨ªlogo. ?Se quemar¨¢ el pr¨®ximo verano?
-Pero, oiga, los responsables de controlar y/o evitar esto ?qu¨¦ hacen?
-Buena pregunta, ?vaya usted a saber!-
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