Presencia del sida
EL D?A Mundial del Sida coincide este a?o con el d¨¦cimo aniversario del descubrimiento del virus de esta enfermedad, cuyos primeros s¨ªntomas hab¨ªan sido detectados dos a?os antes en la comunidad homosexual de Los ?ngeles (California). En este tiempo han sido varias las jornadas mundiales destinadas a concienciar a los Gobiernos, a las organizaciones internacionales de la salud, a los responsables sanitarios, a la comunidad cient¨ªfica y a las poblaciones en general sobre los riesgos de contagio de una enfermedad que irrumpi¨® en la sociedades avanzadas de Occidente -en zonas atrasadas y depauperadas del ?frica negra ya se hab¨ªa manifestado con anterioridad- con la fuerza de un cataclismo.No puede decirse que el esfuerzo realizado en estos a?os haya sido en vano. Hoy todas las sociedades han aprendido a convivir mejor con el sida y con sus v¨ªctimas, aunque el rechazo social, la desinformaci¨®n y los tab¨²es sobre determinados medios de prevenci¨®n como el preservativo sigan siendo todav¨ªa factores que no ayudan en absoluto a reducir los terribles estragos de la enfermedad. En todo caso, donde persiste la mayor desesperanza es en relaci¨®n con el descubrimiento de una vacuna o tratamiento eficaz. Un a?o m¨¢s, el D¨ªa Mundial del Sida se conmemora sin haber encontrado el ant¨ªdoto que neutralice el virus aislado, fotografiado y descrito con precisi¨®n en 1983 por el equipo dirigido por el vir¨®logo franc¨¦s del Instituto Pasteur Luc Montagnier. La ¨²nica prevenci¨®n que se recomienda es el uso de preservativos.
Pero a¨²n habr¨ªa que afirmar que en este punto la decepci¨®n es hoy un poco mayor que ayer, a pesar de los avances registrados tanto en el terreno de la terap¨¦utica como de las vacunas. La ¨²ltima conferencia intemacional sobre el sida celebrada en junio pasado en Berl¨ªn puso el ¨¦nfasis, siguiendo la estela de la celebrada un a?o antes en Amsterdam, en la necesidad de ensayar nuevas v¨ªas de investigaci¨®n capaces de hacer frente a la naturaleza mutante del virus y a la ambivalencia terap¨¦utica de muchos de sus tratamientos. El D¨ªa Mundial del Sida se celebra, pues, una vez m¨¢s sin que la ciencia m¨¦dica haya podido encontrar un remedio suficiente.
De ah¨ª que siga teniendo plena vigencia el mensaje que hace de la prevenci¨®n la mejor arma contra una enfermedad cuya v¨ªa b¨¢sica de contagio es el contacto sexual y cada vez m¨¢s el heterosexual. Cuando se constata que el n¨²mero de enfermos no deja de aumentar y que las previsiones sobre los portadores del virus en el a?o 2000 siguen siendo escalofriantes, es poca toda insistencia en la necesidad de un comportamiento sensato y bien informado del ciudadano para mantener a raya la enfermedad. De otro lado, y ante este panorama, ninguna pol¨ªtica responsable de salud p¨²blica puede dejar de se?alar a los ciudadanos los medios de prevenci¨®n existentes para contener su expansi¨®n.
En lo que se refiere a Espa?a, el D¨ªa Mundial del Sida debe tener un especial relieve si se tiene en cuenta que nuestro pa¨ªs ha pasado a ser el primero de Europa en n¨²mero de afectados con un total de 21.205 desde que comenz¨® la epidemia, es decir, 544 por mill¨®n de habitantes. Ante esta realidad, lo sucedido con los preparativos de la conmemoraci¨®n por parte del Plan Nacional sobre el Sida es verdaderamente lamentable. Resulta que su director se deja embaucar por un "equipo externo" de gesti¨®n que pretende celebrar la jornada a base de espect¨¢culos, que con ese motivo recaba fondos de diversos patrocinadores privados y que termina ingres¨¢ndolos en una cuenta bancaria a nombre de los organizadores. Ingenuidad o complicidad (el Ministerio de Sanidad debe determinar lo que ha sido), la destituci¨®n fulminante del citado director era obligada. Pero con ello no se cierra el caso. Habr¨¢ que saber qu¨¦ hay de cierto en la afirmaci¨®n del destituido de que actu¨® con el visto bueno de sus superiores del ministerio.
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