Aires de libertad
Bernardino Rodr¨ªguez hizo la mili en el S¨¢hara y vol¨® mucho en Dakotas. Al parecer, estos bimotores americanos -enrealidad una versi¨®n militar del DC3- perd¨ªan aceite por los cuatro costados. "Y cuando les preguntabas a los mec¨¢nicos qu¨¦ pasar¨ªa el d¨ªa en que lo perdieran definitivamente todo, ellos contestaban: 'Mejor, ir¨¢n m¨¢s ligeros". All¨ª se le cur¨® el miedo a las alturas.A Bernardino se le escucha a trav¨¦s del intercomunicador, a trescientos y pico metros sobre la campa?a de Gri?¨®n: "Lo mejor del ultraligero es que todo es ventanilla". Por eso mismo, este rinc¨®n de Madrid apenas tiene ning¨²n secreto visto desde aqu¨ª arriba. Los arquitectos de la iglesia de la Asunci¨®n, del siglo XVI, jam¨¢s disfrutaron de semejante perspectiva de su templo. Ni Garcilaso de la Vega, pese a haberse remontado en su interior a grandes alturas po¨¦ticas, pudo nunca echar un vistazo como el nuestro al castillo de Batres, con su rotunda torre del homenaje y sus jardines desmesurados. Por lo dem¨¢s, olivares y campos de girasoles.
Con dos horas de autonom¨ªa y una velocidad de 50 kil¨®metros a la hora, el ultraligero en que viajamos -del tipo pendular, que b¨¢sicamente es un ala delta con un trike donde va instalado el motor y se sientan piloto y, detr¨¢s, acompa?ante- permite efectuar excursiones a¨¦reas a diversos campos de vuelo de la comunidad: Casarrubuelos, San Agust¨ªn de Guadalix, Villanueva del Pardillo, Villanueva de la Ca?ada... Y tambi¨¦n de Toledo y Guadalajara. Para pilotarlo se exige haber efectuado un curso de 10 horas y superado un examen te¨®rico y pr¨¢ctico. No as¨ª para ir de paquete, que s¨®lo requiere una dosis m¨ªnima de valor y ropa de abrigo.
Mundo an¨¢rquico
"Este mundo", comenta Bernardino con mal disimulado orgullo, "es el m¨¢s an¨¢rquico de la aviaci¨®n". Cualquier aeroplano que pese menos de 200 kilos se considera ultraligero, con todas las ventajas que ello supone. Pesar 201 kilos implica ingresar en el apartado de las avionetas, donde hasta para apearse del aparato hay que hacer un plan de vuelo y releerse las mil y una reglamentaciones de Aviaci¨®n Civil para saber si se ha cometido alguna infracci¨®n. A los m¨¢s livianos, en cambio, les est¨¢ permitido casi todo, a excepci¨®n de volar por encima de los 300 metros, hacerlo sobre ¨¢reas urbanas o instalaciones militares y un par de detalles m¨¢s.
Una vez consumado el bautismo de aire y de vuelta en el campo de vuelo Ugena -en territorio fronterizo entre Madrid y Toledo-, comprobamos hasta qu¨¦ punto ¨¦ste es un mundo an¨¢rquico: alineados en los hangares descansan de sus trabajos dos cacharros tan diversos del ultraligero pendular como un f¨®rmula 1 de un seiscientos. Son aviones en miniatura, estilizad¨ªsimos, esenciales, con su tim¨®n de cola -a ¨¦stos se les denomina ultraligeros de dos e es- e incluso alas dotadas de alerones -de tres ejes-"Pues esto no es nada", observa Luis Contreras, director del campo: "Lo ¨²ltimo en ultraligeros es la tercera generaci¨®n, con aparatos que pueden mantener una velocidad de crucero de 250 kil¨®metros a la hora".
En la cantina, sin embargo, todo habla del pasado: la madera de las robustas mesas y la madera deliberadamente envejecida del techo a dos aguas, tan extra?as en la era del epoxy y del metacrilato; la chimenea, las fotos de viejos aviones, el cuadro de mandos de un reactor desguazado... Fernando Morales, un nost¨¢lgico de las milicias a¨¦reas universitarias, evoca su primer vuelo, all¨¢ por el 52, a bordo de un Bucker biplano. De su bautismo en ultraligero le queda, entre otras, la satisfacci¨®n de haber reconocido desde lo alto las ruinas del aer¨®dromo de Gri?¨®n, donde Joaqu¨ªn Garc¨ªa Morato no supo salir con bien de una acrobacia. Fuera, una bandada de patos cruza camino del Sur, m¨¢s all¨¢ del S¨¢hara en que a Bernardino se le cur¨® el miedo a volar. Y lo hacen en perfecta formaci¨®n, como buenos aviadores.
Bautizo en las nubes
D¨®nde. El campo de vuelo Ugena se halla a medio camino entre las poblaciones de Ugena (Toledo) y Gri?¨®n. Se accede por la carretera Gri?¨®n-Carranque, tomando un desv¨ªo a mano izquierda en el kil¨®metro 2,3 y siguiendo por un camino de tierra. Otro acceso es por aire. El campo se encuentra a 40? 10' 40,6" Norte y Y 52? 0,6" Sur. Cu¨¢ndo. Todos los fines de semana hay actividades, bautismos de aire incluidos. Cualquier ¨¦poca es buena para volar en ultraligero, aunque en verano las t¨¦rmicas pueden hacer m¨¢s movido el viaje, y en invierno hay que tener la precauci¨®n de ir bastante abrigados.
Qui¨¦n. Bernardino Rodr¨ªguez, del Club de Vuelo Libre de Getafe (tel¨¦fono 682 24 27), es el compa?ero ideal para un bautismo de aire. Adem¨¢s, organiza cursos de vuelo de 30 clases (que a raz¨®n de 20 minutos por clase son las 10 horas exigidas para sacarse el t¨ªtulo).
Cu¨¢nto. El bautismo cuesta 2.500 pesetas, precio que da derecho a unos 20 minutos de vuelo en ultraligero biplaza. El curso de vuelo, impartido por instructores titulados, sale por 170.000 pesetas. Y para los m¨¢s ambiciosos, el precio de un ultraligero nuevo es, como m¨ªnimo, de 1,2 millones de pesetas. En el mercado de segunda mano, claro est¨¢, se puede obtener por cerca del medio mill¨®n.
Y qu¨¦ m¨¢s. El casco y el equipo de comunicaci¨®n los pone el club. Los guantes, las gafas de sol y la ropa de abrigo, el participqnte. Y, por ¨²ltimo, una sugerencia: el d¨ªa 12 de diciembre, al campo de vuelo Ugena, habr¨¢ matanza, parrillada y vuelo de demostraci¨®n para un grupo de disminuidos ps¨ªquicos. Si se atreven...
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