"Nadie puede desafiar al Estado"
Pregunta. ?Qu¨¦ le ocurri¨® al pa¨ªs el jueves a las 15.15?Respuesta. Yo creo que lo que se produjo fue el fin de una historia que comenz¨® muchos a?os atr¨¢s y que ha terminado con el desmantelamiento de una organizaci¨®n criminal con la desaparici¨®n de Escobar de la vida colombiana. Fue un proceso largo, de aprendizaje doloroso para esta sociedad. Al presidente Barco le toc¨® vivir la permisividad de la sociedad colombiana, que le permiti¨® a la organizaci¨®n criminal de Escobar adquirir el inmenso poder que adquiri¨®. Y en estos ¨²ltimos cuatro a?os ha ocurrido de todo. Hemos ensayado todos los instrumentos y tambi¨¦n hemos cometidos errores.
P. ?Razones para estar feliz?
R. Yo creo que feliz no es la palabra apropiada. Lo que tuvo ¨¦xito fue la pol¨ªtica de fortalecimiento de la justicia que ha estado en marcha y que, sumada a los esfuerzos del Bloque de B¨²squeda, que fructificaron, consigui¨® desmantelar el cartel de Medell¨ªn. Creo que hemos economizado muchas vidas inocentes. No hab¨ªa delincuente en Colombia que pusiera en peligro tantas vidas inocentes como Escobar.
P. Usted dice que con el golpe del Bloque de B¨²squeda se ahorr¨® la vida de colombianos inocentes. Pero tambi¨¦n se puede decir lo contrario, que con la fuga y la b¨²squeda, que dur¨® casi a?o y medio, fueron muchas las vidas que se perdieron, y mucho el dinero que se gast¨®. ?Sali¨® airosa la pol¨ªtica de fortalecimiento de la justicia con la muerte del jefe del cartel de Medell¨ªn?
R. Mire. Antes de la pol¨ªtica de sometimiento a la justicia, el Estado colombiano, fuera de que eventualmente mataba a alg¨²n narcotraficante, nunca logr¨® capturar ni llevar a la c¨¢rcel a ninguno de ellos. Ese es un hecho concreto y real. Quienes prefieran la anterior pol¨ªtica, lo que prefieren es la impunidad. Porque lo que hab¨ªa antes del sometimiento era una absoluta y total impunidad. La pol¨ªtica de sometimiento, que tuvo un gran tropiezo con la fuga de Escobar, ha sido bastante ¨²til para llevar a los delincuentes a la c¨¢rcel, para hacerles juicios y para que paguen sus delitos. S¨ª. Hemos tenido un problema de legislaci¨®n en raz¨®n de que las penas en Colombia son relativamente cortas. Por eso, el Gobierno ha venido insistiendo en aumentar las penas hasta los 60 a?os.
P. Pero Pablo Escobar ni se entreg¨® ni fue capturado, sino que fue abatido al oponer resistencia. Entonces, ?cu¨¢les el mensaje?
R. Nuestra pol¨ªtica est¨¢ dirigida a que haya soluciones de justicia y a permitir que los delincuentes se sometan a ella. Escobar lo hizo una vez y enga?¨® a toda la sociedad colombiana. Se fug¨®. Ahora ha perdido la vida por oponer resistencia a las autoridades. Pero es claro que el Gobierno siempre se ha preocupado porque existan soluciones de justicia. Que no existan es bastante arriesgado para una sociedad, porque eso puede llevar a los criminales a actitudes desesperadas como la del terrorismo. Esto de alguna manera lo hemos resuelto.
P. ?Cu¨¢l fue el error en la c¨¢rcel de La Catedral?
R. Si uno pudiera se?alar un error es que se subestim¨® la capacidad corruptora de Escobar. Lo que descubrimos detr¨¢s de La Catedral no fueron tanto los lujos, cosa que nunca ha debido ocurrir, sino que ten¨ªa sobornado a todo el mundo dentro de ella. Mire, aqu¨ª hemos aprendido dos cosas: la primera, que las organizaciones criminales del narcotr¨¢fico son enormemente poderosas y tienen un enorme poder de corrupci¨®n. Lo segundo, que es bien importante, es que este Estado es bastante m¨¢s poderoso que cualquier organizaci¨®n criminal y que no hay nadie que pueda desafiarlo o colocarse por encima de ¨¦l.
P. Ser firme hasta el final es lo que da resultados...
R. Claro. En esto lo que hay que mirar es el largo plazo. En la lucha contra el crimen el cortoplacismo no sirve para nada. Hay que tener un norte.
P. ?Qu¨¦ va a pasar con la familia de Escobar?
R. Eso es algo que va a valorar seguramente la Fiscal¨ªa y los organismos de seguridad para ver c¨®mo se toma una decisi¨®n razonable y equilibrada. En teor¨ªa, el Gobierno de Colombia est¨¢ obligado a proteger la vida de todos los colombianos.
P. Se desmantel¨® la organizaci¨®n de Escobar. ?Y Los Pepes? ?Y el cartel de Cali? ?Se puede enfrentar a este ¨²ltimo con los mismos intrumentos usados contra Escobar, cuando se sabe que su forma de actuar es distinta? Ellos recurren m¨¢s a la penetraci¨®n del Estado y a la corrupci¨®n que al terrorismo.
R. En primer lugar, nosotros no vamos a cambiar de pol¨ªtica, sino a persistir en ella, porque ha sido exitosa. Claro, puede haber organizaciones m¨¢s sofisticadas, organizaciones que trabajan de manera diferente. Pero nuestra obligaci¨®n ha sido y va a ser la de combatirlas, sean quienes sean. No tenemos ninguna raz¨®n para bajar la guardia. Y lo que tienen que saber las organizaciones criminales es que les va a caer todo el peso de las leyes, y que no se pueden colocar en una posici¨®n desafiante frente al Estado como lo hicieron Escobar y sus secuaces. ?Que vamos a resignarnos a convivir con las organizaciones del narcotr¨¢fico? ?No mientras yo sea presidente! Tampoco creo que la sociedad lo vaya a hacer.
P. Nuestra legislaci¨®n de orden p¨²blico es ahora una de las m¨¢s fuertes en el mundo. Est¨¢n la Ley de Orden P¨²blico, el estatuto que regula los estados de excepci¨®n y las facultades dadas a la Fiscal¨ªa. Se ha desmantelado el cartel de Medell¨ªn y, sin embargo, estos instrumentos y estos golpes no han podido controlar el fen¨®meno del narcotr¨¢fico, que, por el contrario, se ha ido expandiendo. Entre tanto, en esta confrontaci¨®n, los derechos civiles peligran. ?No ser¨¢ que ¨¦sta es una guerra que no se puede ganar y que, como dijera Garc¨ªa M¨¢rquez, nos estamos pudriendo vivos?
R. Yo lo que s¨ª s¨¦ es que los colombianos no nos podemos colocar en una disyuntiva que no es v¨¢lida, seg¨²n la cual la protecci¨®n de los derechos humanos es incompatible con el desmantelamiento de la criminalidad. Tenemos que ser capaces de hacer las dos cosas. Entre otras porque lo que m¨¢s amenaza a los derechos ciudadanos, empezando por el derecho a la vida, es la criminalidad.
P. Hablemos de la legalizaci¨®n de la droga. Usted ha sido muy claro en afirmar que por ah¨ª no va la cosa. Entre tanto el fiscal la ha puesto en la mesa de discusiones. ?Por qu¨¦ est¨¢ tan convencido?
R. La simple discusi¨®n interna de personas autorizadas y con prestigio nos puede llevar a que Colombia vuelva y baje la guardia. A que le suceda lo mismo que nos ocurri¨® en los setenta y ochenta. A que se reblandezca la gente. A que volvamos al sentido de la permisividad y de la tolerancia. La legalizaci¨®n hecha de manera aut¨®noma nos coloca al margen de la comunidad internacional, lo que ser¨ªa una irresponsabilidad sin l¨ªmites. Y yo por lo menos no quisiera formar parte de esa sociedad.
P. ?Y c¨®mo quiere que lo juzguen?
R. Como una persona que no ten¨ªa temor de cambiar las cosas, que tom¨® los riesgos y que finalmente fue despertando a esta sociedad... que cre¨® una especie de cultura del cambio, una cultura contestaria. Yo tengo ciertas discrepancias con las personas que dicen que el revolc¨®n ha terminado. Yo creo que el revolc¨®n reci¨¦n comienza. Y digo algo en lo que creo firmemente: en Colombia hay que cambiar todo lo que haya que cambiar, y ¨¦sa debe ser la voluntad de la c¨²pula pol¨ªtica en el futuro.
P. Balance de su Gobierno: de uno a cinco...
R. Cuando yo llegu¨¦ a la presidencia dije qu¨¦ tipo de cambios hab¨ªa que hacer en la sociedad. La verdad es que creo que me voy a ir de la presidencia habiendo conseguido casi todos los prop¨®sitos que me trac¨¦. Muchos de los problemas con que llegu¨¦ est¨¢n all¨ª todav¨ªa. En materia social, en materia de pobreza. Pese a que el pa¨ªs est¨¢ creciendo, no ha bajado el desempleo y el n¨²mero de pobres en Colombia sigue siendo alt¨ªsimo. Yo creo que m¨¢s que frustraci¨®n por no haber podido hacer las cosas, que no la tengo, es desasosiego, porque, a pesar de todas esas reformas, Colombia tiene infinidad de problemas, de violencia y de miseria. Pero yo s¨ª creo que vamos a dejar a esta sociedad con muchos m¨¢s instrumentos para hacerle frente a esos problemas. Ya les corresponder¨¢ a ustedes valorar si eso vali¨® la pena o no. Yo creo que s¨ª.
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