Por el amor y el trabajo
Las 700 plazas que hay en Madrid para estudiar gallego, catal¨¢n y euskera se han quedado cortas
SARA GARC?A CALLE Si usted habla gallego, catal¨¢n o euskera tendr¨¢ m¨¢s posibilidades de encontrar un empleo. Podr¨¢, por ejemplo, trabajar en Special Broadcasting Service (SBS), situada en el barrio de Milsons Point, en Sydney (Australia). Esta cadena de televisi¨®n emite pel¨ªculas en casi todos los idiomas de origen de los pobladores de Australia. Lo que les obliga a emplear traductores de decenas de lenguas, incluido el vasco y el catal¨¢n. O bien, si adem¨¢s habla ingl¨¦s, reunir¨¢ los requisitos que pide un anuncio publicado el pasado 21 de octubre en el Internacional Herald Tribune, que solicita biling¨¹es que, adem¨¢s del ingl¨¦s, hablen alem¨¢n, franc¨¦s o catal¨¢n. Vivir en Madrid no es ning¨²n impedimento para estudiar estas lenguas. Es m¨¢s, cada a?o aumenta la gente que lo hace. Cuanto m¨¢s kil¨®metros hay entre Madrid y la cuna de estas lenguas, m¨¢s amenas se vuelven las clases.
En Madrid hay 700 personas: la mayor¨ªa de entre 20 y 30 a?os que estudian gallego, catal¨¢n y euskera. Casi todos tienen que contestar una y otra vez a la siguiente pregunta de amigos, familiares o conocidos: "Pero ?por qu¨¦ estudias eso?". O "?En qu¨¦ te has matriculado?; pero, por favor, ?qu¨¦ p¨¦rdida de tiempo!". Sin embargo, el inter¨¦s en el ¨²ltimo a?o se ha disparado. Tanto, que hay m¨¢s de cincuenta personas en lista de espera para estudiar estas lenguas, cuando hace unos a?os las clases no se llenaban.
"Es curioso", reflexiona Reyes Herrero, profesora de catal¨¢n de la Escuela Oficial de Idiomas en Madrid, "porque al principio eran catalanohablantes que quer¨ªan alfabetizarse. Ahora han desaparecido y abundan los nacidos en Madrid. En 1992 Reyes tuvo 70 alumnos, y este a?o suman 120. Precisamente el Gobierno de Catalu?a ha iniciado en octubre de 1993 las clases de la lengua de Salvador Espriu en su delegaci¨®n madrile?a. "La respuesta ha sido mayor de la esperada. Los 180 alumnos superan todas las previsiones que nos hab¨ªamos hecho", explica Josep Gomis, delegado de la Generalitat en Madrid.
Esta gran demanda tambi¨¦n ha llegado a la Euskal Etxea (Casa Vasca) de Madrid. ?Por qu¨¦? "Eso es lo que quisi¨¦ramos saber", contesta Pedro Aramburu, secretario. "Porque, si hay m¨¢s chavales escolarizados en el Pa¨ªs Vasco, deber¨ªa haber menos gente potencial para estudiar en Madrid; sin embargo, estamos m¨¢s sorprendidos que nunca", a?ade Aramburu.
En el Centro Gallego, el profesor Freixedo no da abasto y ya aguardan 25 personas en lista de espera. La profesora del C¨ªrculo Catal¨¢n, Carmen P¨¦rez Casaj¨²s, sit¨²a en los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992 "el comienzo del auge". El aumento contin¨²a, "se han quedado fuera unas quince personas y contin¨²an viniendo para apuntare", explica Carmen.
Varios motivos
Tres son los motivos principales que empujan a estudiar estas tres lenguas: amoroso, laboral y familiar. "Primero dicen que quieren estudiarlo por trabajo, pero luego descubres que tienen un amor", dice Reyes Herrero, profesora de catal¨¢n de la Escuela Oficial de Idiomas. Y se acuerda de un chica inglesa que se enamor¨® de un Jordi y decidi¨® aprender su lengua. Reyes ha llegado a la conclusi¨®n de que, "si desaparecen de las clases y no te dicen nada ni te dan ninguna explicaci¨®n, es que se ha roto el noviazgo".
Ligar puede tener muchas consecuencias. Pilar Pascual es desde hace siete a?os novia de un catal¨¢n, y probablemente se marchar¨¢ de Madrid. Para aprender la lengua de su novio y encontrar trabajo en Catalu?a como logopeda psic¨®loga, estudia en el C¨ªrculo tres d¨ªas a la semana. M¨¢s de lo mismo: Mayte Rodr¨ªguez pedir¨¢ el traslado hacia la tierra del Camp Nou por motivos sentimentales. No entiende por qu¨¦ le exigen el catal¨¢n si va a ense?ar ingl¨¦s. Y la explicaci¨®n que encuentra es que la administraci¨®n catalana quiere ponerles m¨¢s obst¨¢culos.
Presentarse a unas oposiciones fuera de la Comunidad de Madrid es otra raz¨®n que ha sentado a muchos ante los pupitres. Rosa Garc¨ªa, licenciada en geograf¨ªa e historia, explica que ella quiere presentarse a las oposiciones de profesores de ense?anzas medias. "Como se convocan tan pocas no nos queda m¨¢s remedio que recorrernos el territorio nacional. Y eleg¨ª estudiar el catal¨¢n porque en el Pa¨ªs Vasco no se han previsto ex¨¢menes".
La familia y las amistades tambi¨¦n presionan. Ana Bel¨¦n Navarro quiere emular a Rosal¨ªa de Castro el pr¨®ximo verano cuando vuelva al pueblecito orensano de su madre. Sus amigos madrile?os no parecen muy receptivos. "Se creen que somos unos marginados los que aprendemos esta lengua". Julia Sancho, viuda y con dos nietos, tiene buenos amigos en Catalu?a."A ellos les contesto en castellano y me dicen que por qu¨¦ no aprendo. Y aqu¨ª estoy".
"Mis padres son catalanes, as¨ª que cuando voy a Catalu?a y digo que me llamo Rosell Cervilla y que no s¨¦ hablar catal¨¢n...". Estudia catal¨¢n en Madrid para saldar esta cuenta pendiente. Francisco Pav¨®n, funcionario de 28 a?os, quiere charlar, en catal¨¢n con sus primos cuando vuelva a la esquina noreste. Por su condici¨®n de secretario de la Pe?a Blaugrana del C¨ªrculo, se aplica en las clases para desenvolverse sin problemas cuando hable con la gente del F¨²tbol Club Barcelona.
Por el amor y el trabajo
Antonio Horcajo, de ocho a?os y madre catalana: "Lo estudio porque me gusta y porque me obligaron. Empec¨¦ cuando ten¨ªa seis a?os". Su profesora, Ana Nin, comenta que los padres mandan a sus hijos a clases de catal¨¢n porque en cualquier momento pueden volver a su tierra "y quieren que los ni?os conozcan la lengua, la cultura, las tradiciones y que se relacionen con otros ni?os catalanes". Ana no s¨®lo es profesora de ni?os en Madrid. Tambi¨¦n lo es de los ayudantes de senadores de Converg¨¨ncia i Uni¨® que no hablan catal¨¢n.Mucha gente no encuentra plaza en el curso deseado en la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid y caen en estas lenguas y las descubren. Los padres de Juan Ram¨®n Mart¨ªnez, madrile?o de 22 a?os, son de La Coru?a. "Entr¨¦ en gallego porque ten¨ªa que entrar en alg¨²n lado en la escuela, pero luego me enganch¨¦. Juan Ram¨®n comenta que lo ¨²nico que echan de menos es que no les ense?an a bailar mu?eiras. Beatriz Mart¨ªn, de 25 a?os, aprende la lengua del escritor Nicol¨¢s Ormaechea, alias 0rixe, de casualidad. "S¨®lo quedaba sitio en euskera. Me gust¨® y estoy en tercero". David Mart¨ªn, de 14 a?os, estudia primero de BUP y catal¨¢n: "no me queda m¨¢s remedio y me he jorobado". "Si no hab¨ªa otra cosa, lo comprendo", le consol¨® su madre.
Otros lo hacen por motivos de estudios. Lourdes Vega, de 30 a?os, de Le¨®n, recibe clases de gallego porque su tesis doctoral trata sobre el teatro gallego contempor¨¢neo.
Irene Serna estudia periodismo en la Complutense y prepara a fondo la lengua de Salvador Espriu para trasladarse a una facultad catalana. "Los planes de estudio est¨¢n superbi¨¦n, y con 60 alumnos por clase; en la Complutense hay 16.000 estudiantes".
Luego aparecen los ex¨®ticos como Yoko, un japon¨¦s aficionado a los toros. Se encuentra en cuarto curso de vascuence despu¨¦s de un viaje a San Sebasti¨¢n. Las vocaciones surgen por motivos inesperados, como en el caso de otro japon¨¦s que ley¨® que lo gallego estaba en auge en Jap¨®n. "No pas¨® de primero", recuerda la profesora Nieves Gonz¨¢lez.
Elena Alonso, de 27 a?os, vino a Madrid por trabajo pero le apetec¨ªa seguir en contacto con la cultura vasca. "Algunos de mis amigos madrile?os se r¨ªen y a otros les parece estupendo". Ella reconoce que en las clases madrile?as hay un ambiente totalmente diferente. "En el Pa¨ªs Vasco la gente estudia un poco obligada. Aqu¨ª lo hacen porque quieren, por propia voluntad".
Los profesores corroboran el buen ambiente de las clases madrile?as. "A nadie se le ocurre salir de clase de ingl¨¦s y continuar hablando en ese idioma. En cambio, mis alumnos siguen hablando en euskera", dice Karlos Abasolo. "Est¨¢n mucho m¨¢s ilusionados, llegan a considerarlo propio y se crea un clima distinto", cuenta Reyes Herrero. Tambi¨¦n hay sitio para los problemas. Los profesores se quejan de la falta de material en Madrid. Abasolo explica que el vasco topa con condicionamientos pol¨ªticos: "Tiene muy mala fama, y, cuando dicen en Madrid que lo estudian, la respuesta general no es muy agradable".
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