La grandeza, pese a todo
El Tenerife desbord¨® al Juventus, pero pag¨® su derrota en el partido de ida
La gesta fue posible en Tenerife. No se concret¨® por la fortuna del Juventus, un equipo que nunca estuvo a la altura de su prestigio. Con un f¨²tbol miserable, el equipo italiano sobrevivi¨® a duras penas ante el Tenerife, que firm¨® un partido impresionante, lleno de excitaci¨®n y juego. Busc¨® su gran sue?o hasta el final, incluso cuando M?ller hizo imposible la proeza. En la memoria quedar¨¢ el recuerdo del encuentro por encima del resultado.El Tenerife entr¨® a la cancha cargado de adrenalina, con un pie en el cielo y otro en la tierra. El cielo lo quer¨ªa para so?ar con la proeza. Estaba frente a la Juve, el equipo que lo ha ganado todo, lleno de t¨ªtulos y tradici¨®n, representante de una escuela que s¨®lo vive para los resultados. Y este equipo llegaba resguardado por los tres goles de Tur¨ªn, la clase de bot¨ªn que el Juventus no ha desperdiciado nunca. Valdano, que sabe algo de contravenir la historia, manej¨® todos los resortes que convierten un partido en una apuesta fascinante para los jugadores y los aficionados. El Tenerife tambi¨¦n se meti¨® en la parte terrenal del encuentro: la concentraci¨®n, la tensi¨®n para mantener el orden.
Los dos equipos fueron fieles a su estilo. El Juventus se encerr¨® en su campo, sin mirar que ten¨ªa una ventaja considerable y que se med¨ªa con un adversario novato, con la falta de historia que le sobra al club italiano. Pero el Juventus juega sin grandeza.
El equipo de Valdano estuvo a la altura de la ocasi¨®n. Dej¨® en el armario su desconfianza ¨²ltima, los problemas de un conjunto que vive sometido a grandes exigencias. Esta vez sali¨® el grupo ambicioso y ejemplar, el mismo que ha protagonizado algunas de las tardes m¨¢s intensas del f¨²tbol espa?ol en las ¨²ltimas temporadas. El Tenerife jug¨® encendido, pero nunca abandon¨® sus armas m¨¢s queridas: el toque, las combinaciones constantes, el juego en el campo contrario.
El ¨²nico pelotazo vino en la jugada inicial. Era un aviso para navegantes, la declaraci¨®n de principios de un equipo que estaba dispuesto a jugar en el ¨¢rea contraria. Desde ah¨ª, el Tenerife busc¨® la pelota, la jug¨®, busc¨® con determinaci¨®n las fisuras que el Juventus se negaba a conceder. Pero exist¨ªan. El Juventus tambi¨¦n tiene flaquezas. La densidad de defensores no le garantiz¨® nunca la seguridad.
El gol de Aguilera aliment¨® la esperanza y confirm¨® algunas debilidades impensables en su adversario. Tantos defensas para nada. Dirigidos por Redondo, que jug¨® al l¨ªmite de la motivaci¨®n, el Tenerife encontr¨® v¨ªas para penetrar y jugar. Y tambi¨¦n encontr¨® f¨®rmulas para desactivar el contragolpe del Juventus. Desbordado y sin recursos, el Juventus s¨®lo traspas¨® tres veces la raya central en la segunda parte. El gol de M?ller s¨®lo fue una an¨¦cdota. Para entonces, el Tenerife hab¨ªa convertido a su c¨¦lebre rival en un equipo demasiado humano. En una segunda parte inolvidable se agenci¨® media docena de oportunidades. El gol era posible, pero los minutos consumieron el sue?o. Y entonces lleg¨® el tanto de M¨®ller. Pero ni entonces cedi¨® la ambici¨®n del Tenerife.
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