Y no hubo nada

HACE CASI un a?o, a ra¨ªz del estallido del caso KIO, el Partido Popular (PP) anunci¨® su intenci¨®n de acusar al Gobierno de prevaricaci¨®n (dictar a sabiendas una resoluci¨®n injusta) por incumplimiento de la normativa en relaci¨®n a inversiones de Gobiernos extranjeros. Adujo en plena campa?a electoral que paralizaba su prop¨®sito para que no se confundiera con un vulgar electoralismo. Y lo congela definitivamente ahora.Esta marcha atr¨¢s es tard¨ªa, pero sensata. El PP busc¨® criminalizar la aprobaci¨®n gubernamental de las inversiones de KIO ante la opini¨®n p¨²blica, en lugar de hacerlo en el juzgado de guardia. Reconoce ahora, retrospectivamente, que no hab¨ªa materia suficiente para que prospere una acci¨®n penal. La oratoria de entonces queda en palabrer¨ªa.

La elecci¨®n de la v¨ªa de impugnaci¨®n ha tenido consecuencias lamentables. Si en vez del anuncio -a la postre, falso- de acogerse a la v¨ªa penal el PP hubiera acudido a la v¨ªa contencioso-administrativa y a la parlamentaria, hubiera quedado al desnudo una verdad como un templo. A saber, que el Gobierno no sigui¨® con la vigilancia debida las inversiones especulativas del grupo KIO y que no tom¨® cautelas bastantes para evitar la enorme crisis empresarial sobrevenida (500.000 millones de inversi¨®n evaporados, 100.000 empleos en peligro).

As¨ª, el PP arroj¨® sombras sobre el Gobierno, pero no hizo aflorar los errores pol¨ªtico-administrativos en que ¨¦ste hab¨ªa incurrido, ni llev¨® al Parlamento uno de los episodios m¨¢s bochornosos de la era del boom de la econom¨ªa especulativa. Fuese, y no hubo nada. Pero algo hab¨ªa, y mucho, aunque no materia de tribunales, sino de pol¨ªtica.