A ocupar su sitio

Despu¨¦s de comenzar su carrera como la gran promesa del pop espa?ol, grabar tres discos que pasaron casi inadvertidos, ser definida como heterodoxa sin suerte y despedirse de Madrid con un recital en el que la sofisticaci¨®n de la puesta en escena ocult¨® a la m¨²sica, Mercedes Ferrer decidi¨® cambiar de aires.Como punto de destino, eligi¨® el m¨¢s dif¨ªcil: Nueva York. All¨ª march¨® con su guitarra, a buscarse en hueco en la vor¨¢gine de los clubes. Consigui¨® sobrevivir dos a?os y, con la experiencia que da la feroz competencia neoyorkina, acaba de regresar para volver a pelear por un sitio en el rock espa?ol, que olvida pronto. La vuelta ha sido desde abajo, partiendo casi de cero y baquete¨¢ndose locales peque?os, como el nuevo Keeper, con un repertorio totalmente renovado.

La recuperaci¨®n de la Ferrer es sorprendente y estimulante, porque ha regresado con el coraz¨®n por delante, la mejor manera de defender unas canciones que nunca se han ajustado a la norma. Sus nuevas composiciones mantienen esa originalidad marca de la casa -estructuras abiertas, ausencia de estribillos claros, complejidad arm¨®nica...-, pero la garra esc¨¦nica, la naturalidad y la frescura han aumentado en muchos puntos la fuerza de Ferrer. Su innata sofisticaci¨®n y ese exceso de concepto que plane¨® en alg¨²n momento de su etapa pre-neoyorkina, quedan ahora en su punto: por debajo de la visceralidad.

Si, adem¨¢s, a su lado est¨¢ Pedro Andrea -un excepcional guitarrista, con dominio del sonido y del fraseo, d¨²ctil, elegante y con un original¨ªsimo estilo- y Billy Villegas -gran bajista de t¨¦cnica personal, tan s¨®lido como imaginativo-, el resultado es una mezcla de lo m¨¢s duro y contempor¨¢neo del rock norteamericano -Pearl Jam, Living Colour...-, con el elegante toque espa?ol que enlaza con su anterior trayectoria. Como tambi¨¦n est¨¢ plet¨®rica de voz, expresividad y energ¨ªa, todo indica que la maldita Mercedes Ferrer regresa con agresividad, pidiendo paso para ocupar su sitio.