Una estrategia razonable
Parece que la apuesta del IVAM por Julio Gonz¨¢lez, la opci¨®n fundacional de un paciente proceso que Tom¨¢s Llorens se encarg¨® de poner en marcha en 1985 y que, tras sucesivas adquisiciones y donaciones, ha cristalizado en la m¨¢s completa colecci¨®n -centenares de piezas, entre esculturas, orfebrer¨ªa, pinturas, dibujos, documentos- del artista a quien cabe atribuir la paternidad de la escultura en hierro, ha terminado por revelarse incluso m¨¢s acertada y m¨¢s eficaz de lo que en un principio pudiera haberse sospechado.La idea de la colecci¨®n respond¨ªa a una estrategia ciertamente razonable: de lo que se trataba era de conferir al nuevo instituto un sentido espec¨ªfico, un rasgo que le diferenciara y, de alg¨²n modo, un lugar que le legitimase en el seno del complejo entramado muse¨ªstico intemacional. Con unos recursos limitados, no hab¨ªa otro remedio que aprovechar alguno de los escasos huecos que todav¨ªa se ofrec¨ªan desde el saturad¨ªsimo universo material y expositivo del arte moderno.
Por su parte, la figura de Julio Gonz¨¢lez se prestaba de una manera muy particular a tales prop¨®sitos. Una de las razones estribaba en la relativa injusticia con que la historia le hab¨ªa tratado hasta hac¨ªa bien poco. Se ha hablado de su casi legendaria modestia, de la raigambre artesanal y el desarrollo tard¨ªo de sus intereses art¨ªsticos; se ha invocado la situaci¨®n de relativa penumbra en que por necesidad se encontrar¨ªa junto a la luz deslumbrante de su amigo Picasso, desde el momento en que ¨¦ste comenz¨® a frecuentar su taller en 1928. Incluso su aspecto f¨ªsico, su fisonom¨ªa misma irradia una especie de honestidad est¨¦tica discreta y profunda que la posterioridad tarda a veces en perdonar.
La singular ubicaci¨®n hist¨®rica de Julio Gonz¨¢lez entre los grupos y organizaciones vanguardistas de los a?os treinta m¨¢s all¨¢ de las d¨¦cadas heroicas de principios de nuestro siglo, ha ayudado tambi¨¦n a articular una colecci¨®n y una pol¨ªtica de exposiciones en funci¨®n de un n¨²cleo, un centro de reflexi¨®n rebosante de conexiones: desde los bien nutridos cen¨¢culos, parisinos de Cercle et Carr¨¦ o Abstraction-Cr¨¦ation y, con ellos, la problem¨¢tica entera de la vanguardia radical, hasta los cursos de su progresiva institucionalizaci¨®n y sus m¨¢s recientes desarrollos. Puesto que Julio Gonz¨¢lez no s¨®lo fue un artista de primera l¨ªnea en su momento, sino que sigue present¨¢ndo senos como imagen de una encrucijada hist¨®rica de la que todav¨ªa no hemos aprendido bastante.
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